Soy un extraño (Salmo 68)

Es verdad que a veces siento que hay mucha gente cercana a mi, muy cercana, que desconoce mucho de mi. Me conocen, sí, pero no en la profundidad adecuada como para afirmar que saben quién es Santi Casanova. Es verdad que tampoco hago el esfuerzo porque ésto no sea así, porque hay cosas de mi que, sinceramente, reservo para personas que sé que lo sabrán acoger y valorar.

Este blog, por ejemplo, es público y lo leen personas de todas partes del globo. La mayor parte de mi familia no ha leído ni siquiera un post nunca. Ni muchos de mis mejores amigos tampoco.

A veces soy «un extraño en Dios«, un desconocido para todos aquellos que no se acercan a lo más profundo de mi alma.

Un abrazo fraterno

Comerán y sobrará (II Reyes 4, 42-44)

Hoy no estoy muy fino y mi oración no ha sido muy real pero le ofrezco al Señor mi cansancio y dispersión en estos momentos. Sí me quedo con ese ofrecimiento del Señor para que cada uno pongamos de nuestra parte. No lo necesita. Pero quiere contar conmigo. Con mi libertad. Con mi donación. Por un lado esto es maravilloso y por otro… así vamos… ¿qué pasa cuando, desde nuestra libertad, decidimos no dar lo que tenemos? Así va el mundo… Peeeeero…

Yo sólo puedo optar en lo que me toca. Opto por darme para que todos coman

Muéstranos, Señor, tu misericordia (Salmo 84)

En el Salmo de hoy, el pueblo le pide al Señor que deponga su ira y vuelva a mostrar su rostor más misericordioso. Es como si el silencio de Dios, en un tiempo en el que todo pareciera estar teñido de negrura, quemara el corazón y el hombre se diera cuenta de que necesita su misericordia para poder vivir.

Pero, ¿es real el silencio de Dios? ¿Es real su aparente lejanía ante la negrura del mundo?

Hoy me topaba con un anuncio de Cáritas en facebook y caía en la cuenta de la cantidad de personas, organizaciones, instituciones… que se vuelcan cada día en ser las manos, la mirada y el corazón de Dios en la tierra. Tal vez ellos sean la cara más misericordiosa de Dios. Tal vez Dios no esté en silencio. Tal vez seamos nosotros los que estamos sordos y ciegos

Un abrazo fraterno

Dios no lo ve (Salmo 93)

El pueblo está oprimido y el Señor no lo ve…

Ésta ha sido una queja permanente del pueblo de Dios cuando las cosas se tuercen, cuando las desgracias acontecen, cuando no entra en nuestro entendimiento que Dios haya decidido permitir tanta maldad… que permita, esto es lo más grave, que el justo y el bueno sea vapuleado por el malvado y el injusto.

Difícil de entender. Es verdad. Miro a mi alrededor y hay tantas, tantas cosas que no comprendo… Sólo me queda la fe. Perseverar en ello cuando no tengo mucho más. Y creerme a pies juntillas la promesa del salmo:

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón

Un abrazo fraterno

ESTOY HARTO, dice el Señor (Isaías 1, 10-17)

Reproduzco entera la primera lectura porque me parece de una dureza extrema por parte del Señor. De una claridad meriadiana para su Iglesia. Y más en los tiempos que corren.

«Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
«¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? -dice el Señor-.

Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada.
¿Por qué entráis a visitarme?
¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios?

No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable.
Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto.

Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más.
Cuando extendéis las manos, cierro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.

Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, APRENDED A OBRAR BIEN; BUSCAD EL DERECHO, ENDEREZAD AL OPRIMIDO; DEFENDED AL HUÉRFANO, PROTEGED A LA VIUDA.»»

El Señor nos dará lluvia (Salmo 84)

El Señor nos dará lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.

Precioso el salmo de hoy. Lleno de esperanza. Es un momento de crecer en esperanza. Cuando miro el país y las dificultades de la gente de la calle, llena de preocupaciones y sinsabores, me agarro a la esperanza. Creo en un Dios que ama a sus hijos, que es justo y misericordioso. Creo en un Dios que camina al lado del pobre y del enfermo. Creo en un Dios que tiene a los más necesitados como sus favoritos. Llegará la lluvia y refrescará el calor asfixiante de la gente

En lo personal, algo parecido. Siento que estoy preparando la tierra desde hace tiempo y que ha habido conatos de misión, de entrega, de Reino. Siento que como persona, como matrimonio, como familia, como comunidad, como Fraternidad… estamos construyéndonos, abonando, segando, arando… para cuando llegue la lluvia del Señor. Entonces todo germinará, la tierra dará fruto y habremos consumado la obra del Señor. Mientras, caminamos llenos de esperanza.

Un abrazo fraterno desde tierras germanas

Comprenderás la justicia y el derecho (Proverbios 2, 1-9)

Hace muchos años leí un pensamiento que me impresionó. Decía algo así como «si nuestros gobernantes pasaran más tiempo de rodillas, orando, mejor nos iría«. Y la lectura de Proverbios de hoy va por este camino. Hoy me acuerdo de todos los gobernantes que tenemos y le pido al Señor por su fe, su vida interior, su celda interior, su oración… En la historia ha habido políticos, reyes, hombres y mujeres de estado, profundamente religiosos y creyentes que consiguieron luchar por la justicia y el bienestar de sus pueblos, alejados de las corruptelas y los intereses políticos. Es posible. Es posible otra clase política.

También nos sirve para nosotros. Qué bien nos haría postrarnos más de rodillas, vivir continuamente en clave de oración… antes de decidir, aconsejar, tomar opciones… o sencillamente, vivir la cotidianeidad de nuestras vidas. Teresa de Calcuta decía que nada podría hacer sin la Eucaristía de primera hora de la mañana. Ella le daba la fuerza para afrontar el resto de la jornada… Yo tengo mucho que aprender todavía pero creo que voy dando pasitos hacia ello.

Un abrazo fraterno

Mi Dios y los ídolos (Salmo 113)

Precioso Salmo para distinguir esos ídolos que pueblan nuestro mundo y nuestra sociedad. Me sorprende ver la cantidad de lugares, cosas, personas, aspiraciones, sueños… que ansiamos, adoramos, deseamos… y luego, cuando las conseguimos, comprobamos que no nos dan la felicidad, que no nos hacen mejores, que no nos aportan absolutamente nada, que no sacian más que los instantes fugaces y la sed superficial. No llegan a lo profundo.

Yo tengo identificados unos cuantos en mi vida. Ídolos que me hacen perder el tiempo, que me descentran, que me sacan de lo mejor de mí y que sólo me dejan un poso de insatisfacción.

El Señor nos llama a Él, el único capaz de llegar a lo profundo y de habitarlo; el Camino, la Verdad y la Vida.

Un abrazo fraterno

Los que exprimís al pobre (Amós 8, 4-6. 9-12)

El profeta Amós habla hoy al mundo. Al mío. AL tuyo.

El profeta advierte con dureza a todos aquellos que especulan, que hacen más pobre al pobre, que dejan a la gente sin casa, que acaban con el trabajo de otros por su irresponsabilidad, por su ansia desmedida de riqueza… A los que manejan la prima de riesgo y tasan el precio y el valor de las cosas… A los que juegan con los números como si jugaran a muñecas, enriqueciendo a los poderosos y empobreciendo a los humildes…

A esos les habla hoy el profeta. Yo no me siento interpelado ni acusado. Más bien al contrario: Dios sigue levantando la voz contra aquellos que atentan contra sus hijos más queridos.

Un abrazo fraterno

Eternamente estable (Salmo 18)

La voluntad del Señor no cambia como el viento. No dice un día ésto y otro día aquello. No está sometida a las circunstancias ligeras del día a día celestial. No depende de cómo se levanta ese día o de si hemos hecho algo mal o bien. Dios quiere para cada uno su felicidad y quiere para el mundo, el Reino.

¿Y en lo concreto? Pues más o menos lo mismo. Cuando somos capaces de, desde la oración y nuestra alma, encontrarnos con Él e identificar que ciertas cosas, personas, caminos… son de Dios para uno… pues eso no suele cambiar. Otra cosa es que las personas, como libres que somos, decidamos escoger otra cosa, otra persona, otro camino… o intervengamos en los caminos de otros, aunque sea de mala manera. Ahí Dios, por mucha voluntad que tenga, no suele entrometerse; sabe que nuestra libertad es uno de sus más valiosos regalos

Un abrazo fraterno