Condenamos todos… menos Jesús #alaluzdelaPalabra

Siempre que leo este Evangelio siento a identificarme con aquellos que, piedra en mano, estaban dispuestos a apedrear a la adúltera. Yo soy de los que piensan, muchas veces, que anida mayor pecado en el «otro» que en mí mismo y, tal vez, sintiendo y pensando eso me pierdo algo muy grande: el perdón sin condena de Jesús.piedra

Y es que Jesús no es que conceda el tercer grado o arresto domiciliario o dé permisos por el buen comportamiento… No, no es eso. ¡Es mucho más fuerte! Jesús ni siquiera condena. Te deja libre.

¿Experimento eso en mi vida? ¿Experimento ese perdón integral? Lo he experimentado en momentos puntuales y me siento tan afortunado y a la vez tan pequeño, tan en gracia, tan fuerte después…

Lo que no me gusta tanto es la segunda parte… «Vete y no peques más» dice Jesús. Es la segunda parte del perdón. Del perdón de cualquiera, también de Jesús. Que no vuelva a suceder… Y no me sienta bien. El perdón no se dispensa a granel. No es un caramelito que una coge cuando tiene tos… El perdón, si es asumido integralmente, debe cambiar el corazón. El Señor perdona lo que haga falta pero…

¿Hago yo lo posible para que no vuelva a repetirse? ¿Oriento mi voluntad hacia la santidad?

Creo que no hago lo suficiente. Jesús lo sabe y me sigue esperando pacientemente.

Un abrazo fraterno

La pesada carga de la Ley #Cuaresma

¿Cómo no le iban a crucificar? Jesús muestra una dureza y una exigencia total con escribas y fariseos, con aquellos que conocían la Ley, con aquellos que consideraban estar cerca de Dios. Y es extremadamente cariñoso y misericordioso con los pobres, enfermos y pecadores que se sabían necesitados de perdón y luz.

Creo, y lo digo con cuidado, que hoy seguimos viviendo esto dentro de nuestra Iglesia. Creo que en esta Cuaresma, yo el primero, debemos fijar la mirada en el Señor y reconocernos a nosotros mismos. Reconocer que nos sentimos superiores sin serlo, reconocer que juzgamos con dureza, que señalamos con el dedo, que transmitimos muchas veces una Buena Noticia que no es Buena, sinceramente… que más parece una carga que una liberación. Mirémonos en los ojos del Señor y descompongámonos ante Él. Porque somos débiles, pecadores, ciegos, necesitados más que nadie de su luz, de su mano, de su curación.

Miremos con compasión a nuestros hermanos. Con compasión y misericordia. Somos hermanos en Cristo, pecadores todos.

Un abrazo fraterno

fardos

Yo soy la medida, para chulo yo #Cuaresma

Me considero exigente. Leyendo el Evangelio, me da congoja.

Exijo mucho a las personas de mi alrededor, sobre todo a las más cercanas. Es una exigencia fundada, posiblemente, en mi soberbia, en ese estar «por encima del otro». Intento que todos estén a ese nivel de «perfección». Doble pecado.

Con los años, voy aprendiendo que, cuanto más débil se sabe uno, más fuerte es y, desde esa fortaleza, menos exige al resto. Me cuesta pero creo que voy caminando, dejando heridos a mi paso, eso sí. Ese es el problema.

En esta Cuaresma, le pido al Señor que lime mis afiladas aristas, que dulcifique mis formas, que me abaje hasta mis miserias y que, desde ahí, me enseñe a amar más.

Un abrazo fraterno

483679_10200692476264654_1793499040_n

No podemos buscar, ni pedir, ni llamar por ti… #Cuaresma

Busca, llama, pide…

Son tres verbos que implican acción por parte de uno. Es verdad que luego viene lo bonito. Eso de que uno encuentra, de que a uno se le abre, de que a uno se le da… pero eso lo hace Dios y es la segunda parte de la ecuación.

Tres verbos que definen una actitud ante Dios, ante la vida, ante lo trascendente, ante la Verdad y lo que no entendemos.

Busco porque no vivo acomodado, porque no me conformo, porque considero que no he llegado todavía a ser todo lo feliz que puedo ser, todo lo pleno.

Pido porque mis fuerzas son limitadas, porque no lo puedo todo ni lo tengo todo. Porque necesito de otros, de Otro, porque conozco mis carencias y mi pequeñez. Pido porque deseo.

Llamo porque no quiero estar solo, porque sé que detrás de la puerta hay alguien, alguien que me espera para amarme, alguien a quien todo se lo puedo contar, alguien con quien puedo ser quien soy.

Cuaresma es tiempo de desierto y conversión pero que, irremediablemente, debe traducirse en acción.

Un abrazo fraterno

puerta

Los profetas son unos frikis #Cuaresma

La diferencia entre los ninivitas y la humanidad de hoy en día es que hoy no identificaríamos al profeta como tal, lo haríamos objeto de nuestras burlas y lo lanzaríamos al destierro de los incómodos frikis. Haríamos algo parecido a lo que hicieron los soldados de Pilatos con Jesús, la tarde del Viernes Santo en el Pretorio: fustigarle, burlarle y conducirlo al ridículo caricaturesco. El resto posiblemente sea parecido. No soy de los que piensan que vivamos en un momento especialmente distinto a otros muchos en la historia, en lo que a catadura moral se refiere. Los ha habido mejores y peores, pero con menor publicidad y alcance.

Los profetas existen. Dios sigue enviándolos. Profetas que nos llaman a la conversión. ¿Qué pasa con ellos? ¿Los reconozco? ¿Dónde están? ¿Qué ropa visten? ¿Son obispos, fundadores, sacerdotes, religiosas, padres de familia? ¿O Dios nos da ya por perdidos y prefiere no levantar la voz cual padre que no ve futuro en sus hijos? Eso es imposible…

El cambio debe ser profundo. La conversión no es algo que toca lo superficial sino que va al corazón. Es en el corazón donde se juegan las grandes batallas. Allí residen nuestras heridas más profundas, nuestras aspiraciones, nuestro pecado, el aliento de Dios mismo… La Cuaresma no es tiempo de cambiar estructuras sino de cambiar uno mismo desde lo más nuclear e irlo traduciendo en hechos concretos. Sin hechos no hay conversión.

¿Pobres? ¿Consumo? ¿Perdón? ¿Oración? ¿Compromiso social? ¿Tiempo entregado? ¿Familia? ¿Dinero?

Un abrazo fraterno

Optimized-escalera

Rezar como niños #Cuaresma

Cuando mis hijos se acuestan, sobre todo, le dan gracias a Dios y le piden por algo o por alguien. Expresan en confianza aquello que les surge del corazón. Unas veces es algo más sencillo y, otras, más elaborado, pero estoy convencido que todas ellas son del agrado de Dios Padre. Le hablan sabiendo que está vivo, le hablan sabiendo que son escuchados, le hablan sabiendo que el del otro lado les quiere un montón, le hablan sin palabras encorsetadas, le hablan como amigos, comos hijos…

Quiero tener esa frescura en mi oración. Me lo propondré en esta #Cuaresma. Porque Dios está vivo, porque me escucha, porque me quiere…

Un abrazo fraterno

niñosrezando

La omisión, el pecado camuflado #Cuaresma

El Evangelio de hoy me deja mosqueado. Está hilado demasiado bien y me molesta, me toca, me cuestiona demasiado.

Qué bonito es pensar que cada vez que damos de comer al hambriento, de beber al sediento; cada vez que vestimos al desnudo, visitamos al preso y acompañamos al enfermo, lo hacemos con el mismo Jesús. Es precioso. Porque implica, aunque parezca una tontería, que mi Jesús vive, puebla el barrio y mi entorno, sigue siendo de carne y hueso y es fácil encontrarle y tocarle. Todo sería maravilloso si el Evangelio se quedara ahí. Pero sigue…

Y sigue diciendo lo contrario. Podría suponerse pero cuando se deja blanco sobre negro es porque Dios no quiere dar lugar a las especulaciones, a los vacíos de ley, a los huecos acomodaticios en los que vestirnos de excusas. Y habla de la omisión. La omisión es eso que dejamos de hacer, ese bien que no ejecutamos, ese mal contra el que no luchamos… y que, además, no nos deja sensación de estar alejado de Jesús. La omisión…

¿Qué hemos hecho para que el pecado sea sinónimo de malos actos? ¿Qué hay del prójimo ante el que pasamos de largo, del débil al que no sostenemos, de la injusticia contra la que no luchamos…?

La omisión me llena de inquietud. Tal vez es por donde a mí se me pille más fácilmente… Tal vez no, SEGURO:

Un abrazo fraterno

omisión

Pastilla azul vs. Pastilla roja #Cuaresma

La Verdad.

¿Te interesa? ¿Estás dispuesto? Estas son las condiciones:

» «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»

La Verdad.

Camino de conversión #Cuaresma

Limpieza general. En otras palabras, conversión. Abrir las ventanas, aire puro… Sacar el polvo que se ha ido haciendo fuerte en esquinas y rincones, en aristas y huecos insospechados de mi alma. Eso necesito.

¿La receta? Repliegue de fuerzas, velas recogidas, mirada hacia adentro, silencio… La Iglesia me propone oración, ayuno y limosna. Tres «herramientas» de limpieza imprescindibles aunque alguna suene a siglos pasados. No huelen a rancio ni mucho menos, en un mundo éste, el del bienestar del primer mundo, opulento, ruidoso, acelerado, superficial y frío y despreocupado por el prójimo.

Me cuesta cada año. Y hoy renuevo mi intención de hacerlo bien. ¿Lo conseguiré? Siempre me puede el cansancio, la gula, el deseo…

Hoy me pongo en manos de Dios y le pido fuerzas. Comienza el camino que nos llevará a la Semana Santa. Camino de conversión.

Un abrazo fraterno

road

Hombre rico, hombre pobre #Diosmesalva

Ha habido veces que he deseado tener más dinero, vivir en una casa más grande, disponer de más tiempo libre y poder viajar a mi gusto. Yendo hacia mi oficina, tengo que atravesar La Florida, una de la urbanizaciones más «adineradas» de Madrid. Muchas veces he deseado vivir en una de esas grandes casas, rodeadas de verde, frondosos árboles, con espacio para celebrar… Alguna vez he deseado ser rico.

Luego, con la cabeza centrada y el corazón cerquita del Señor, me convenzo de que estoy en el mejor de los sitios. Vivo en Carabanchel, uno de los barrios humildes de la capital, rodeado de grafittis, cacas de perro, socavones y zonas sin arreglar por el Ayuntamiento… Mi casa no está mal pero es un piso en el que nos apañamos los cinco, sin garaje y sin lujos. No nos falta de nada.

Leo la lectura del carta del apostól Santiago de hoy y brinco de alegría por no ser rico. ¡Qué dureza! Madre mía… Qué difícil ser rico y no desear más. Qué difícil usar con generosidad lo que te ha sido dado. Qué responsabilidad ante Dios… Qué sensación de no necesitar nada, de poderlo todo, de dominarlo todo, de poder comprar todo… El pobre, por contra, se abandona a sus esperanzas, a sus anhelos, a su Señor.

Doy hoy gracias por lo que tengo. Me considero afortunado, muy afortunado. Rico comparado con personas, hermanos, que se debaten en situaciones de extrema necesidad. Gracias Padre…

Un abrazo fraterno

pobrerico