Gustad y ved (Sal 33)

Me gustan estas palabras- A veces parece que «los sentidos» y Dios son incompatibles, que el pecaminoso cuerpo no consigue llegar al nivel del espíritu.

El salmo me recuerda hoy que Dios también habla por mis sentidos, también se hace conocer a través de ellos. Una profunda acción de gracias me embarga: gracias por ver, gracias por oír, gracias por saborear, gracias por sentir, gracias por oler la fragancia maravillosa de la vida.

Un abrazo fraterno

… prefirieron la tiniebla a la luz (Jn 3, 16-21)

tinieblas.jpgEsta semana he «gozado» de una experiencia médica que ilustra bastante bien aquello que me sugiere la Palabra de hoy. Tuve que ir al dentista porque me dolía mucho parte de la encía superior. Notaba yo que tenía como un bulto doloroso que ha resultado ser una infección que se ha creado debido al contacto de una de las fundas incisivas con la propia encía. El dentista lo tuvo claro: endodoncia del incisivo. Pero no me contó sólo el diagnóstico sino que me explicó detalladamente aquello que me iba a hacer: taladrar la funda por la parte trasera, acceder al nervio, matar el nervio (todo esto puede que sin anestesia), luego drenará el pus, habrá que tapar el agujero y, por último, fabricar unas fundas nuevas que ya me ha presupuestado.

La sensación de no querer saber inundó mi ser. Que el dentista hubiera dado luz a todo el proceso me había infundido miedo y, con seguridad, hubiera preferido en aquel momento: primero, no haber ido al dentista ya que no me dolía tanto; segundo, no haber sabido lo que tenía y, tercero, no conocer los pasos que se iban a seguir. Hubiera preferido las tinieblas a la luz. Hubiera minimizado mi dolor. Hubiera relativizado la importancia. Hubiera preferido pagar las consecuencias más tarde y aguantar así todo lo que pudiera…

Lo mismo pasa con la vida muchas veces…

Aquí estoy (Hb 10, 4-10)

¡Cuántas veces nos equivocamos pensando lo que Dios quiere de nosotros! En nuestro lenguaje hemos hecho hueco ya para expresiones del tipo «Dios sabrá por qué», «es por tu bien», etc. refiriéndonos a situaciones vitales que nos llegan y a las que parece tengamos que plegarnos asumiendo que el sacrificio, el aguante, la «ofrenda de la víctima»… es parte de esa relación con el Padre. Hemos tergiversado el sentido del sacrificio y muchas veces hemos animado a la gente a confundir «cristiano» con «sacrificado».

¡Qué pensarán las personas que así lo viven cuando lean palabras como las de hoy! Dios funciona en positivo, así lo entiendo yo. No formula su salvación en negativo sino que lo que espera de mí es que limpie mis oídos, conozca mis dones y crezca como persona sana y madura, capaz de plantarme delante suya y pronunciar: «Aquí estoy. Para hacer tu voluntad». Sin victimismos. Sin sacrificios. «Ya nos os llamo siervos sino amigos». Pues eso. Proyecto común, no proyecto impuesto.

Esto, que parece más bonito, es mucho más difícil y pese a los que abanderan los sacrificios mal entendidos… pide mucho más de mi.

Un abrazo fraterno

Tu casa y tu reino durarán por siempre (2Sm 7, 4-16)

Las lecturas de hoy no son de esas que me cambian la vida. Al menos no hoy; ¿quién sabe si para la próxima? Pero lo cierto es que me han traído a la mente y al corazón una realidad a veces desdeñada o, simplemente, no tenida en cuenta: mi historia no comienza conmigo.
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Cuando uno lee estos pasajes en los que se cuenta la historia de David, de José, etc. uno percibe que, igual que la historia de Jesús comienza mucho antes en el pueblo de Israel que aquella noche en Belén; la historia de uno, la mía, también comienza mucho antes, en el devenir de mis antepasados y con la mano tierna de Dios que ha ido llevando silenciosamente a todos los que me precedieron para que hoy yo pueda ya, por mi mismo, tomar decisiones y ser quién soy.

La sensación de que mi historia es mía me ha proporcionado siempre cierto placer egocéntrico no exento de sana satisfaciión al considerarme la pieza clave de mis propias decisiones, de mis ideas, de mis valores… Pero descubrir que más allá de esto mi historia no me pertenece por completo es también trascendental. Los proyectos de Dios no manejan nuestras fechas ni nuestros tiempos. Mi historia no es sólo mía, en la historia de mi casa. Y en eso seguimos…

Un abrazo fraterno

Paz a vosotros (Jn 20, 19-31)

Hace ya varios días que no actualizaba este blog. La falta de tiempo a veces es capaz de ensombrecer hasta los momentos en los que uno debería estar preparado para sólo impregnarse de lo que le es dicho, de lo que le es regalado. Preparar la Pascua a veces ayuda y a veces dificulta a vivirla. Por lo de pronto a mi me dificulta enormemente vivir la Cuaresma de manera consciente. Este año lo volví a experimentar… ¡tanto que hacer que no queda tiempo para ser! Luego, una vez uno ya está metido de lleno en la Semana Santa inevitablemente vive momentos llenos de sentido.

Cuando hoy escuchaba el Evangelio en la Eucaristía se me clavó como una daga la famosa y archiconocida frase de Jesús: Paz a vosotros. Es tal vez esa paz el signo más claro de la vivencia de la Resurreción, del encuentro con Jesús vivo. Jesús traspasa nuestras puertas cerradas y viene a nuestro encuentro, conociendo nuestras incapacidades y temores, nuestras ataduras y miedos. Y Tomás trae a mi mente aquella catequesis comunitaria en Cercedilla y el respeto a mis tiempos y mis racionalidades… Y la primera lectura me habla de algo que conozco: hermanos, bienes compartidos, oraciones en común…

 En definitiva, este nuevo «paso del señor» trae otra vez aroma fecundo, la alegría de estar más cerca, laz paz (aunque sea momentánea) de saberme construyendo y construyéndome junto a otros… Paz, paz, paz…

Un abrazo fraterno

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AVISO

 

 HASTA DESPUÉS DE SEMANA SANTA NO VOLVERÉ A ESCRIBIR

UN ABRAZO FRATERNO

Convertiré mis montes en caminos (Is 49, 8-15)

caminoduro.jpgHoy ha sio un día de esos en los que es frecuente adelantar acontecimientos y afrontar problemas que todavía no han aparecido (aunque lo harán). Fue uno de esos días en los que el miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a lo antiguo frena las ganas de crecer, de vivir, de salir…

Recuerdo con viveza las dos veces que hice el Camino de Santiago. La vida. Es la vida. Recuerdo apuntar con mi mirada caminos empinados cuyo no fin no alcanzaba la vista; caminos embarrados y llenos de altibajos. Y recuerdo ese pensamiento de terrible incomodidad ante lo que estaba por llegar; pensamiento paralizante y engañoso, venenoso. Como decía Javier, «el secreto está en dar siempre un paso más, sólo un paso más». Y poco a poco, paso a paso, la cuesta se convertía en llano.

Esta Palabra de hoy me llena de esperanza.

Un abrazo fraterno

… no tengo a nadie… (Jn 5, 1-3.5-16)

Es verdaderamente triste la situación del enfermo al que se acerca Jesús. Ya no es sólo el sufrimiento causado por la enfermedad en sí sino el no tener a nadie al lado dispuesto a echar una mano, a ayudar, a empujar al enfermo hacia la búsqueda de soluciones…

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Esta Palabra me ha hecho ser consciente de las muchas personas que han compartido vida y que han estado junto a mi en los momentos de debilidad, enfermedad u oscuridad. Desde las noches en vela de mi madre escuchándome al pie de la cama hasta la aceptación de mis hermanos de comunidad cuando se comparte la vida en profundidad, la vida en serio. Todos ellos no sólo me acompañan sino que perciben mi necesidad y alargan sus manos para llevarme a lavar a la «piscina». Ése es tal vez el milagro de Jesús: ser capaz de reconocer y «ver» lo que no otros no son capaces y puede que sea esto lo que cure al enfermo, o el primer paso de curación.

Un abrazo fraterno

… voy a crear un cielo nuevo (Is 65, 17-21)

Hoy tocaba compartir en mi comunidad alrededor del trabajo personal con el libro de Greenberg acerca de las emociones. A mi no me dio tiempo a trabajar todo lo que había sido estipulado pero llego a la noche contento y satisfecho y muy, como decirlo, aliviado. Es una sensación curiosa. Es como si hubiera podido expresar cosas y conectar con rincones ciertamente inexplorados por mi mismo.

Al contrario que otros, llegar y explorar esos rincones me ha producido alivio, felicidad en cierta manera. Es como si un cielo nuevo estuviera sobre mi y me llenara con su luz recién creada.

Hoy he experimentado la tristeza. He llorado. Y mi cuerpo lo ha expresado también de varias maneras. Y me ha aliviado poder decir «estoy triste». Conectar con esa emoción ha sido realmente un «milagro» maravilloso. Haciendo camino hacia la Pascua.

Un abrazo fraterno

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Pintura extraida de: http://bambarostrospinturasypalabras.blogspirit.com/

Ahora buscamos tu rostro (Dn 3, 25.34-43)

Leyendo esta primera lectura uno tiene la sensación de que Azarías decide a buscar a Dios cuando el tema está muy negro. Parece que cuando uno está en un túnel es cuando más se acuerda del Padre, y lo busca y le atribuye todo lo que gira alrededor de él. Casi todos los tiempos verbales están en tercera persona y muy pocos en primera. Me da la sensación de que cuando las cosas van mal, inconscientemente, acudimos a Dios para que nos las resuelva de una u otra manera.

Yo no me acabo de ver así. Suelo acudir más al Padre cuando las cosas van bien. Cuando van mal me escondo…

Un abrazo fraterno