Yo me imaginaba… (2Re 5, 1-15a)

macarrones_3.jpgA mi eso me pasa muchas veces. Vivo por adelantado muchas cosas y me hago unas expectativas e ilusiones que, a veces, después no se cumplen. Recuerdo cuando era más pequeño e iba al cole y mi madre me decía por la mañana que iba a haber macarrones para comer. Me pasaba toda la mañana en clase soñando con esos macarrones que me iba a comer y, claro… ¡pobre de mi madre como se le ocurriera cambiar la comida ya que entrar en casa y no recibir el olor adecuado era para mi dramático y me estropeaba las siguientes horas de mi día!

He crecido bastante en este aspecto. No porque haya dejado de adelantar situaciones sino porque, al menos, cuando las cosas no salen cuando esperaba no se me estropea el día. ¡Ya es bastante!

Un abrazo fraterno

… según el fruto de sus acciones (Jr 17, 5-10)

Se me ha ido la vista varias veces hacia esa frase: «según el fruto de sus acciones». ¿Por qué? Tal vez porque siempre estamos dándole vueltas a «las acciones» y no tanto al fruto. Parece como si ´por boca de Jeremías lo que Dios estuviera intentando decirme hoy es que las acciones en sí mismas no son tan importantes sino que, más bien, es lo que genera la acción lo que importa: ¿me ha cambiado el corazón? ¿Estoy más cerca de Dios? ¿He crecido? ¿Soy más auténtico? ¿Es el mundo un poquito mejor? ¿Ha ganado terreno el amor? ¿Se ha construido Reino?

¿Qué fruto genera mi participación en la Eucaristía dominical? ¿Qué fruto genera mi compromiso con la catequesis? ¿Qué fruto generan mis donaciones económicas? ¿Y el ayuno que me propongo para esta Cuaresma? ¿Qué fruto generan las lecturas formativas que hago? etc, etc, etc…

Fruto, acción… parece que no son lo mismo.

Un abrazo fraterno

frutos_rojos.jpg

Los otros diez se indignaron (Mt 20, 17-28)

Qué lamentable, ¿no? Jesús haciendo un alto en el camino para contar a sus discípulos qué iba a suceder en Jerusalén y cómo acabaría la historia y los discípulos (y sus madres… por cierto, con cierto aire a Gran Hermano) peleando de manera infantil sobre quién debía sentarse dónde… Definitivamente aquello estaba a punto de terminar y no se habían enterado del nodo. ¿Qué pensaría Jesús al ver ese panorama?
derrotado.jpg
A mi también me cuesta a veces enterarme de que «el camino a Jerusalén», «la aventura jerusalense»… no va a estar llena de rositas sino todo lo contrario. Que el optimismo se va a venir abajo, que el populismo va a desaparecer, que la influencia va a dejar de existir, que va a aparecer la burla y el maltrato, que todos los planes se van a venir abajo, que van a hacer acto de presencia el miedo, la derrota, el fracaso… La verdad es que son noticias que no me gusta escuchar pese a que es el mismo Jesús con sus palabras y con su vida misma quién me cuenta de qué va a esto de jugarse la vida en cristiano. ¡Cómo distraen esas discusiones de buenos y malos, del bien y del mal y de no sé cuántas cosas! ¡Y cuánto me gustan! ¡Y qué infantiles son! No me quiero enterar de por dónde va la historia…

Esta Cuaresma me está sirviendo para profundizar en eso. Doy gracias a Dios por ello.

Un abrazo fraterno

Fardos pesados e insoportables (Mt 23, 1-12)

Jesús vino a liberar. Es algo que hay algunos que todavía no han entendido. Yo lo he ido madurando poco a poco e intentando integrarlo en mi vida. Parece que es fácil. Parece que todos sabemos ésto. Pero a la hora de la verdad no es así…

La pasada semana estuvimos tratando en mi grupo de catequesis la afirmación del Credo: «Creo en la Santa Iglesia católica». Cada uno de los chicos explicó cómo se sentía con respecto a la Iglesia. El factor común fue, sin duda, que el punto de choque es siempre la moral: relaciones prematrimoniales, relaciones sexuales, homosexualidad, eutanasia, divorcio, ciencia, etc. Y la realidad es que la mayoría de la moral cristiana en todos estos aspectos se vive como auténtica carga pesada por casi todos; pocos perciben en la moral que enseña y propone la Iglesia una vía de liberación, de purificación, de felicidad…
fardo1.jpg
¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué proponemos mal? ¿Qué hay de incorrecto en lo que proponemos?

Un abrazo fraterno

Dad y se os dará (Lc 6, 36-38)

Estos pasajes tan típicos corren el peligro de convertirse en tópicos evangélicos que todos sabemos de memoria, recitamos pero no asumimos o integramos vitalmente. Al final son pistas en las que te juegas la vida y sobre las que cualquier planteamiento empieza realmente a ser radical.
aku_11.jpg
Hoy me viene al corazón esto de «dad y se os dará» precisamente porque la comunidad está a punto de dar una cantidad económica para participar y colaborar en la reforma de una iglesia en Guinea, donde trabajan escolapios que conocemos en misión. Nuestra situación familiar particular no es precisamente óptima ya que mi mujer lleva sin trabajar ya bastantes meses y sin cobrar la prestación un año y medio. Nuestros ahorros nos lo han permitido y poco a poco van menguando. Y a uno siempre le entran ciertas precauciones a las que nos ha educado esta sociedad, la sociedad de las seguridades, de los seguros, del bienestar… Uno a veces piensa si será una irresponsabilidad eso de dar cuando uno no tiene el futuro asegurado pero ¡qué coño! (siento la expresión)… ¿me creo o no me creo esto «dad y se os dará»?

Hoy lo aplico al dinero pero se podría aplicar al tiempo, a uno mismo… Yo intento hacer vida ésto. Me lo creo. Y quiero jugarme la vida desde ahí. El hecho de dar me obliga a desprenderme de seguridades, de ataduras, de asideros y a poner mi confianza más allá de mis posibilidades y capacidades. Buena lección cuaresmal.

Un abrazo fraterno

Isaías 58, 1-9a

Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés y apremiáis a vuestros servidores; mirad: ayunáis entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunéis como ahora, haciendo oír en el cielo vuestras voces. ¿Es ése el ayuno que el Señor desea, para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?

La palabra de hoy no acepta comentarios. Se quedarían cortos.

Un abrazo fraterno

El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: «Aquí estoy.»»

Elige la vida (Dt 30, 15-20)

No me digáis que no suena un poco raro esto de «elige la vida» justo al comienzo de la cuaresma. Suena demasiado fresco, demasiado optimista, demasiado bueno… bien podría ser el lema de un anuncio de campaña de Coca-Cola. Pero es palabra de Dios para mi, hoy. «- Santi… elige la vida». Creo que ya he descubierto mi ayuno particular para esta cuaresma. No va a ser un ayuno a base de renuncias sino más bien un ayuno de renuncias.

Quiero elegir la vida. La elijo. Renuncio a perder el tiempo delante del ordenador en lugar de vivir con los niños o con Esther. Renuncio a perder tiempo de lectura por dedicarlo a otras cosas superfluas. Renuncio a descansar pocas horas por no ser divertido. Renuncio, renuncio, renuncio… aún quedan muchos.

Elijo la vida. Elijo exprimirla. Elijo profundizar en mi. Elijo ser fiel a mi oración personal. Elijo seguir trabajando mis emociones. Elijo cuidar mi alimentación y no dejarme llevar. Elijo, elijo, elijo…

Aunque pueda parecer light… es todo un reto…

Un abrazo fraterno

Perfúmate la cabeza y lávate la cara (Mt 6, 1-6. 16-18)

Hoy empieza la Cuaresma. Reconozco que no he llegado vitalmente a vivir este tiempo con la intensidad del tiempo de Adviento. Tal vez sea un tiempo que, inconscientemente, me gusta menos. Renuncia, sacrificio, culpa, perdón, ayuno, etc. son palabras que no acaban de gustarme demasiado.

En casa de mis padres, desde pequeño, seguíamos la tradición de no comer carne los viernes. era, tal vez, el signo más evidente de que había llegado la Cuaresma. Hoy no acabo de sentirme bien por haber abandonado esa práctica. Es verdad que mi fe ha madurado y que uno descubre que los signos externos no son más que facilitadores de una experiencia más profunda, más interior. Pero bajo ese convencimiento siento que he diluido ciertas vivencias y que no he sido capaz de sustituirlas por otras más adultas o maduras… ¡o por las mismas vividas desde la adultez y la madurez!
liberacion0.jpg
El camino hacia la Pascua ha comenzado a correr y es bueno pensar en vivirlo con intensidad para que la Vigilia de Resurrección llegue con todo su gozo a la vida. A ver cómo me apaño. Por lo de pronto me ha llamado la atención la matización del Señor respecto al ayuno: no es para que nos vean, no es para otros, no es sinónimo de búsqueda de compasión o reconocimiento… va mucho más por dentro… pero también por fuera. Agua y perfume.

Un abrazo fraterno

¿Quién me ha tocado? (Mc 5, 21-43)

Deja de piedra la capacidad de Jesús de percibir lo invisible para otros. Y más impresiona cuando el Evangelio describe el momento como una escena repleta de gente, de alboroto, de ruído, de escaso espacio, de apretujones… Pero entre todo aquel jaleo Jesús capta la emoción, el deseo, la necesidad, el contacto.
adc-sentir.jpg
Cualquier día de hoy se parece a esa situación. Vamos en el metro o en el bus, rodeados de gente desconocida; nos agolpamos con los coches en las carreteras de vuelta a casa o camino del trabajo. Corremos porque llegamos tarde a todas partes y vivimos con el corazón acelerado porque todo nos pasa pero nada nos llega. Siempre hay que hacer algo, siempre hay razón para no pararse, para no mirarse, para no sentir, para no observar, para no percibir… Me pasa, me ocurre.

Llega la cuaresma. Buen tiempo para ejercitar el silencio. Buen tiempo para descubrir quién me toca, quién me habla, quién me mira, quién me susurra, quién me solicita, quién me llama, quién me necesita.

Un abrazo fraterno

El Señor me sostiene (Sal 3)

Hoy en mi comunidad fue el primer día de puesta en común del trabajo personal que hemos decidido empezar para este curso alrededor del tema de las emociones.

 ¡Qué difícil! Ayer hubo un momento que me recorrió una emoción de desazón al pensar que nunca sería capaz de llegar a controlar y a observar qué emociones me traspasaban. Es un trabajo arduo que quiero realizar y al que me quiero enfrentar pero que me supone un tremendo esfuerzo y una gran capacidad de profundización y observación. No sé si seré capaz. Pero el salmo me sopla confianza. El Señor me sostiene. El Señor me mantiene en pie. Vale la pena crecer aunque la ropa se nos quede pequeña y nos apriete, aunque los primeros momentos de incomodidad aparezcan.

Ojalá mis hermanos me ayuden…

Un abrazo fraterno