No hay temor en el amor (1Jn 4, 11-18)

Una de las bases del amor es la confianza. Quién confía, no teme. Quién ama, no teme.

Estos últimos días llegaron a mi poder unos mp3 de momentos radiofónicos en los que, tras ponerse en contacto una novia con los responsables del programa, una de las chicas del programa llamaba al novio haciéndose pasar por una interesada en él. El objetivo es «poner a prueba» la fidelidad del novio en cuestión. El que ama no pone a prueba. Es tremendo pensar en parejas que funcionan con esas dinámicas… Funcionan desde el miedo: miedo al compromiso, miedo a la ruptura, miedo a la infidelidad, miedo a la convivencia, miedo al futuro, miedo al amor, miedo a…

El amor de Dios tampoco se debe poner a prueba. Yo intento no hacerlo aunque la barca se mueva y el temporal azote. Sé que Él está aunque a veces me parezca un fantasma y sólo intuya su sombra de niebla. Intento no ponerlo a prueba en mis oraciones, en mis deseos… Él me ama. Ama al mundo. «No temáis, soy yo»… Para alguien con tantos miedos como yo, la Palabra de hoy es perfecta…

Un abrazo fraterno

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Todo el que ama… conoce a Dios (1Jn 4, 7-10)

Todo es importante para estar más cerca de Dios y llegar a conocer más de Dios. Pero no puedo perder el norte: el AMOR es el camino.

«Dadles vosotros de comer» es un mandato de amor. Me obliga a amar en primera línea de fuego. Me llama a hacerme dar_amor.jpgresponsable de aquellos que buscan y tienen sed. Me exhorta a no «mandar a la gente para casa» y seguir yo con mi vida religiosa autocomplaciente… Ama, ama…

Lo bonito de esto, además, es que Dios no queda restringido a la teología católica o cristiana. Dios no es «nuestro». El que ama lo conoce, venga de donde venga, sea de donde sea, crea lo que crea… Esto es algo que me gusta de Dios, pese a algunos…

Un abrazo fraterno

Nosotros somos de Dios (1Jn 3,22 – 4,6)

bueno-o-malo.jpgAunque la contraposición «del mundo – de Dios» puede que tuviera mucho sentido en la época en la que fue escrita la carta de Juan, es un lenguaje que creo y compruebo día a día que no está superado por algunos. Ese discurso de «buenos» y «malos», de «injustos» y «justos», de algunos que apuestan por la verdad y de otros que se dejan llevar por sus apetencias… me parece falto de realidad, alejado de Dios…

Yo soy católico, cristiano, hijo de Dios. Intento formarme y crecer en mi fe y como persona. Creo que tengo una misión en el mundo y que Dios me sueña para algo y para alguien. Pero aunque me considero de «los de Dios» también soy de «los del mundo». Es más, no entiendo ser de Dios sin ser del mundo. Vivir en una sociedad concreta, conocer su problemática y vivir con sus dificultades y sus facilidades. Acercarme a todos, escuchar a todos, buscar la verdad de todos y en todo. Amar el mundo en el que vivo, sufrirlo y disfrutarlo. No sé…

¿No fueron en su momento «los de Dios» los que le recriminaban a Jesús estar con «los del mundo»?

Un abrazo fraterno

¿Dónde vives? (Jn 1, 35-42)

venidyvereis.jpgCómo somos las personas. Siempre preocupados por cosas materiales, por seguridades, por las espaldas cubiertas. Lo que pasa es que hay determinadas apuestas, determinadas misiones, determinados actos que son tremendamente difíciles de explicar, de cuantificar…

Cantidad de veces nos preocupamos los cristianos en mejorar la manera de explicar a otros qué es esto de ser cristiano, por qué deberían comprometerse, quién es este Jesús, dónde vive… Caemos en el juego de las preguntas y de las respuestas como si se tratara de un concurso de la tele o de un Trivial… No nos damos cuenta de que lo importante es la vida. «Venid y veréis» responde Cristo a esos dos que se le acercan interesados. No les da respuestas, les ofrece vivir algo, vivirlo de una manera. Ellos debieron quedar mínimamente convencidos porque se quedan a su lado.

Es nuestra vida la que testimonia, la que convence. Dejemos de hablar de comunidad e invitemos a la gente a ellas sin complejos. Dejemos de hablar de Pascuas e invitemos a la gente a ellas. Dejemos de hablar de la paternidad y animemos con nuestra vida a ser padres y matrimonio. Dejemos de hablar de familia y hagamos de las nuestras germen de paz, lugares abiertos, espacios donde se vive de otra manera… Así, aún tenemos alguna oportunidad…

 Un abrazo fraterno

Aún no se ha manifestado lo que seremos… (1Jn 2,29 – 3,6)

«Cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él…»

Es más: cuando en mi vida dejo que Él se manifieste, soy semejante a Él y cuando no lo hago… no me gusto. Yo creo que Él se manifiesta cuando yo funciono desde mis dones, desde lo mejor de mi, desde mi diamante más profundo. Él se manifiesta cuando salgo a luchar con las armas que me fueron concedidas y con las que se me encomienda luchar.
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Aún no estoy acabado. Nunca lo estaré. Siempre pecaré y me enredaré y me dejaré llevar por lo peor de mi. Siempre habrá caídas. Pero poco a poco, día a día, tiene que ir a más la Presencia, tiene que ir a más la Luz, tiene que ir a más la Belleza y la Bondad. Tal vez sea ese el momento en el que descubra realmente para qué estoy en el mundo. Uno todavía tiene la sensación de que el proyecto de Dios todavía no ha hecho más que empezar por más de que sigamos queriendo decidir la vida a los 20-30 años… Aún  no se ha manifestado lo que seré…

Un abrazo fraterno

¿Quién eres? (Jn 1, 19-28)

«Esto sucedía en Betania…»

 Ciertamente sigue sucediendo en Betania, mi comunidad. Tal vez sea una de las más importantes preguntas que la comunidad ha suscitado en mi. Tal vez sea uno de los interrogantes claves en mi caminar hacia Cristo, hacia la mejor construcción del Reino y hacia mi mayor felicidad. Es, con seguridad, uno de los más importantes tesoros de este pasado 2007 y de alguno ya de los meses que lo precedieron.

¿Quién soy? «Yo soy la voz que grita en el desierto: allanad el camino del Señor» responde Juan Bautista a la multitud que le interpelaba. ¡Qué manera tan brutal de definirse! Yo soy incapaz de responder a esa pregunta de una manera tan breve. La brevedad no es uno de mis dones. Necesito hablarlo, escupirlo, decirlo mientras lo pienso y lo rumío, dar sonido a todo lo que entra sale de mi mente y de mi corazón por inconexo que parezca…
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Yo soy un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza al que le han sido concedidos varios dones de incalculable valor y responsabilidad y que continúa descubriéndose y recreándose continuamente. Soy miedoso y aparento más autoestima de la que tengo en realidad. Apasionado de la música, soy capaz de volar entre las notas hacia los lugares más hermosos del planeta y verme haciendo mucho de lo que me hubiera gustado hacer. Abierto al mundo y a los demás, afable y de conversación variada. Soy amante y amado, hermano y amigo. De mal reconocida vulnerabilidad, disfrutador nato. Cristiano laico y nuevo en el arte de disfrutar lo pequeño. Alegre y fiel. Un débil con fortaleza. Una voz cascada que anima a vivir.

Qué largo. Ya lo avisé. Imposible en una frase profética… También soy esto… ¡Feliz 2008!

Un abrazo fraterno y disculpas por la ausencia. Mucho trabajo. Mucho que hacer en casa con la familia.

Se le apareció en sueños… (Mt 1, 18-24)

pepito-grillo.pngEsto de que el ángel se le apareció en sueños a José… ¿podría ser traducido hoy diciendo que José tuvo la intuición de que debía quedarse al lado de María?

 La intuición… ¡Cuántas veces me he dejado llevar por ella! Es difícil definir qué es y cuándo se siente. Es difícil saber si es correcto o adecuado seguirla pero… ¡es algo tan de dentro! ¡Es una voz tan interna!

Yo voy a seguir dejándome guiar por ella todo lo que pueda. Siempre me ha ido bien y nunca he sentido que había dejado de hacer aquello que me pedía el corazón. Bueno, alguna vez sí… Vamos a corregir la frase… Siempre que la he seguido me ha ido bien. Y hay cosas a las que me encantaría afrontar desde la intuición pero… no me atrevo…

Un abrazo fraterno

Genealogía de Jesucristo (Mt 1, 1-17)

Estos primeros versículos del capítulo de Mateo son ciertamente «pesados». Nunca he sido capaz de comprender por qué estas líneas se consideran «palabra de Dios» y no una narración histórica sin más. Pero ahí están y cuando ayer los leía en la oración comunitaria (con cierto cachondeo) lo único que me surgía era pensar que el propósito del evangelista no era otro que el de dejar claro que Jesús no salía de la nada, que detrás había una familia, un camino, una historia, un pasado.
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Yo tampoco salgo de la nada. Soy fruto de innumerables decisiones de mis antepasados que han llevado a que hoy esté aquí escribiendo mi oración. Cuando uno mira atrás descubre que cada pequeña decisión y circunstancia de aquellos antecesores que uno ni siquiera conoce me ha configurado. Y lo que tal vez es más importante: la historia en la que Dios promete y hace realidad sus promesas no es algo inmediato, fugaz y repentino. Eso es lo que tal vez nos quiere decir el evangelista. Sus tiempos no son nuestros tiempos. Lo que para nosotros es nuestra propia vida y la de nuestros padres y abuelos no es más que una brizna en la larga Historia de la humanidad. No somos capaces de mirar con perspectiva porque no podemos salirnos del mundo y de nuestra vida. Tomar conciencia de esto es curioso. Mi historia personal es sagrada pero, a su vez, forma parte de la historia de aquellos que ya se han ido y configurará decisivamente la historia de los que me siguen… ¿Qué promesas de Dios estarán todavía sin cumplirse?

Un abrazo fraterno

Vengo a habitar en ti (Zc 2, 14-17)

¿No queda claro dónde nace Dios mismo? ¿No queda claro cuál es el templo del Señor? ¿No queda claro cuál es uno de los sitios privilegiados donde encontrarlo?

 El Señor habita en mi. Yo soy pesebre, templo y residencia de invierno y de verano. Yo soy lámpara de su luz. Yo soy muestra de su gloria. Yo soy resultado de su Amor.

Señor, ¡habita en mi!

Un abrazo fraterno

Consolad a mi pueblo (Is 40, 1-11)

La sociedad en la que vivimos nos ha llevado a afrontar los días que preceden a la Navidad de una manera muy «occidental»: bienestar, vacaciones, comida, excesos, luces… Pero percibo que, a la par de todo esto, empieza a ser muy común en nuestra «manera y sentir occidental» vivir con cierta pena, con cierta aflicción, con demasiadas preocupaciones, con frustaciones… Esto no lo cura el bienestar. Tal vez es consecuencia de…
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Leer a Isaías hoy me impulsa a consolar. Ser bálsamo. Ser buena noticia. Ser verdadera felicitación navideña. Ser capaz de rebajar tensiones. Ser capaz de ser colchón y descanso. Ser capaz de escuchar. Ser capaz de abrazar y acoger. Ser capaz de mostrar a través de mi cuerpo toda esta disposición.

Un abrazo fraterno