Luz (Lc 8, 16-18)

Mi oración de hoy ha estado centrada y concentrada en la vela protegida que ilumina la oración comunitaria de los lunes. No me canso de mirarla. Me acaricia y yo me dejo. La vela es grande, de las de pie ancho. La mecha prende bien. Color alilado. Lo más significativo es que la vela está dentro de un cilindro marrón de cristal con aroma árabe. El material del cilindro es suficientemente transparente para que el resultado del conjunto sea una sensual luz llena de fe y vida. La llama no se ve, se percibe. No se muestra orgullosa sino que se presenta cuidadosa, sin llamar la atención. Uno la sabe presente. la luz brota del interior, ilumina de dentro hacia afuera. Es dentro donde prende. Es fuera donde produce. La llama se mueve debido a las corrientes generadas. No es inmune a sus circunstancias pero su plasticidad le permite mantenerse en pie.

Es la luz de la comunidad para el mundo. Es la luz de mi mismo, en comunidad, para el mundo. Hoy el Evangelio me recuerda que soy candelero, no tanto por ser cristiano sino por ser persona. Todos podemos encendernos. Muchos no saben, muchos no pueden, muchos no quieren. Yo quiero ser como esa vela que contemplo.

Un abrazo fraterno

a unos…, a otros…, a otros… (Ef 4, 1-7.11-13)

Hoy la Palabra me habla desde la comunidad y para la comunidad y, en concreto, desde Betania y para Betania, que es mi comunidad concreta de fe donde vivo la fraternidad, donde celebro la vida y donde me parto y me comparto con mis hermanos. La Palabra me gusta porque habla de unidad y de diversidad. ¡Qué bueno!

«Un solo cuerpo y un solo Espíritu…» Así debe sentir la gente a Betania. La fraternidad debe palparse y sentirse de puertas para afuera. Debe ser real y no forzada. Una manera de entender las cosas. Una comunión sorprendente cuando aparecen nubes. Teniendo claro lo mismo. Siendo firmes y fieles en lo mismo. Edificando Reino al unísono.

«unos apóstoles, otros profetas, otros evangelizadores, otros pastores y maestros»… Cada miembro de la comunidad debe SER y siendo hacer que la comunidad SEA. Cada miembro debe crecer, descubrir sus dones y su vocación, profundizar en ellos e ir tomando opciones personales que, siendo personales y siendo opciones para SER, fortalecen la comunidad, cuya misión principal es propiciar que cada miembro construya Reino desde su SER. Cada uno debe descubrir para qué ha sido llamado y qué aporta a la comunidad y, por extensión, al mundo. SIENDO nunca estará fallando, nunca estará dejando de hacer aquello por lo que ha sido creado.

Un abrazo fraterno

No descuides el don que posees (1Tm 4, 12-16)

«No descuides el don que posees. […] Cuídate tú.» Esta es la Palabra de Dios para mi hoy. Tal vez no acabo de dar el do de pecho con mis dones. Creo tenerlos identificados pero también creo tenerlos descuidados de vez en cuando.

Una de las actividades que más me gustan de las que organizamos en la pastoral provincial de escolapios es la de Horizonte. Horizonte dura una semana y es una colonia-convivencia-retiro-campamento basado en el «Manual del Guerrero de la Luz» de Paulo Coelho. Uno de los momentos más importantes de la semana es afrontar una batalla en la que se supone debes luchar con tu dones porque ellos son tus armas, tus verdaderas y más útiles armas… En el fragor de la batalla uno se olvida normalmente de sus armas para ir a lo fácil, a lo egoísta, a lo destructivo, a lo rápido… Es muy visual… Una experiencia que, sin duda, hace pensar a quienes participan. Porque los dones son mis armas para la batalla del día a día. Es lo que me ha dado Dios para que el Reino avance, para que yo sea más feliz y para que los demás se beneficien de mi. Es imprescindible mantener esas armas bien cuidadas, en disposición de ser usadas. Y yo me tengo que encargar de cuidarme para que cuando llegue el momento de usarlas mis movimientos sigan siendo ligeros y suaves. Equivocadamente siempre vemos en el servicio al otro el mayor de nuestros objetivos, a veces pasando por encima de nosotros mismos. Enfermos, descentrados, infelices, en baja forma, faltos de formación… somos de poca utilidad aunque lleguemos agotados a casa después de darnos a todos todo el día.

Un abrazo fraterno

Esplendor y belleza son su obra (Sal 110)

galicia.jpgSi yo lo he sentido así, ¿por qué al ser testigos de Dios ante otros siempre nos empeñamos en charlas moralizantes o similares? Yo muchas veces he visto y sentido a Dios en algo bello. Lo he sentido a mi lado viendo a un niño y disfrutando con sus movimientos, sus balbuceos, sus caricias. Lo he sentido a mi lado escuchando música, sobre todo, las maravillas clásicas que hemos recibido de herencia. Lo he descubierto tras la curva de un sendero, entre las hojas de frondosos árboles o tendido en praderas y valles. Lo escuché en la tormenta, y en el rumor del mar al romper en la costa, y en el hablar de las gaviotas. En los grandes pintores, en los mayores logros de la arquitectura, en las manos del escultor, en el sabor de un beso… ¡ahí también sé que vive Dios!

Lo bello es reflejo de Dios. Y un camino útil para llegar a Él…

Un abrazo fraterno

Le dio lástima (Lc 7, 11-17)

Leer hoy la primera lectura de S. Pablo me produce cierto desasosiego. La descripción que hace de cómo ha de ser un obispo, un diácono y una mujer seguidora de Jesús es, sencillamente, terrible. Cualquiera que no supiera de qué va la historia podría confundirla con la descripción que debe cumplir un candidato a la Casa Blanca delante de la sociedad americana o qué se yo. Ni una palabra de amor, de humildad, de valentía, de justicia, de sabiduría, de compasión, de misericordia… obispos2005.jpg¿Qué tiene que ver este obispo descrito por Pablo con el Jesús compasivo del Evangelio que acude a una viuda, le seca las lágrimas y le devuelve a la vida? Yo no le encuentro relación. Y me duele. Me lastima.

La lectura de Pablo habla de obispos que gobiernan la Iglesia cual presidentes de gobierno o República. Y eso se ha quedado enquistado en la historia. Me gustaría que aquellos que suceden a los apóstoles fueran otra cosa: menos irreprochables y más verdaderos, menos sensatos y más valientes, menos políticos y más profetas. Y muchas cosas más…

¿Qué diría Jesús de todo esto?

Un abrazo fraterno

Dilo de palabra, y mi criado quedará sano (Lc 7, 1-10)

Los lunes es cuando se reune mi comunidad. Por eso, mi post de los lunes no puede ser únicamente aquello que, en un principio, yo saqué de la Palabra del día sino del compartir comunitario de la oración. Es una experiencia difícil de explicar mientras no se vive. Siempre, comparta lo que se comparta, es una oración plena.

Hoy me quedo con lo rezado en comunidad, con lo descubierto por boca de un hermano. Este pasaje del Evangelio es clave para entender muchas cosas; Jesús lo hace clave: para la salvación da igual la religión (no importa la procedencia, ni los ritos, etc.) y da igual la conducta moral (importa poco la lista de obras buenas o malas que hayamos hecho… de poco le importa a Jesús que el centruión hubiera ayudado al pueblo judío con la sinagoga). La salvación viene por la fe. Por la fe en Jesús de Nazaret, en un Dios que libera, que da vista a los ciegos, oído a los sordos… en un Dios que no se encierra en conceptos, definiciones, espacios, normas… en un Dios que cambia lo profundo, que busca lo profundo…

Un abrazo fraterno

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No mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo (Jn 3, 13-17)

otraiglesiaesposible13.jpgHay veces que uno tiene la sensación contraria, la sensación de que la fe y Dios se usan para condenar, atormentar, amargar, atemorizar y destruir. A veces simplemente basta con la manera de hablar, de decir las cosas, de referirse a otros. Compruebo como dentro de la propia nos despellejamos unos a otros. Y no soy exagerado: nos despellejamos. Bueno, yo no. Y no es una excusa. Es simplemente la realidad. Contemplo entristecido como las personas que decimos ser seguidoras de Cristo luchamos por imponer nuestra verdad. nuestro Cristo. Lo mejor es ir a la Palabra, sin duda. La Palabra acepta pocas manipulaciones si uno la frecuenta y la ora. Jesús no vino a condenar sino a salvar. No vino a relacionarse con justos sino con pecadores. Si con alguien fue duro fue con la jerarquía judía. Si con alguien fue tierno y comprensivo fue con las prostitutas, los enfermos, los leprosos… Jesús vino a salvar. Jesús buscaba a los perdidos, a los infelices, a los impedidos, a los separados. Los buscaba y los «curaba». Les hacía llegar la Buena Noticia. La gente no cambiaba porque la mirada de Jesús fuera de un azul penetrante. La gente cambiaba, la gente se curaba porque esa Buena Nueva estaba llena de amor, de esperanza, de posibilidades de cambio… Un hermano mío lo expresa perfectamente en su blog hablando de la escuela. Salvar es estar abierto a la novedad del otro, a la posibilidad del otro, a la capacidad de cada uno de enderezar la vida, de ser uno mismo.

Hoy condenamos demasiado. Y apoyándonos en Dios. Esto es tal vez lo más grave. Motivo de escándalo.

Un abrazo fraterno

Como elegidos de Dios… (Col 3, 12-17)

No podemos ser iguales al resto. O somos de Dios o no lo somos. O somos testigos o no lo somos. O le seguimos o no le seguimos. Pero lo que no puede ser es que nos confundan… Como elegidos de Dios, como apóstoles de Cristo, nuestra obras y nuestra vida debe rezumar amor.

La primera lectura de Pablo fue una de las lecturas de mi boda. La elegimos porque condensa de manera clara y hermosa lo que debe ser un «tratarse» y «vivirse» entre cristianos, entre cónyuges cristianos y, por extensión, entre hermanos en una comunidad cristiana. La gente hoy se viste de Zara o de Nike o de DG… nosotros estamos llamados a vestirnos de misericordia. Es la moda eterna.

Y el Evangelio es de los típicos, de los clásicos, de los de saberse de memoria. Y, por eso, de los manipulados, escondidos, minimizados, reinterpretados. ¿Qué se entiende por «ama a tus enemigos»? No hay muchas posibilidades. Pues lo hemos devaluado. Nos hemos llenado de excusas baratas. Y lo de no juzgar, y lo de poner la otra mejilla… para todo tenemos un «pero»… un «pero» que Jesús no puso ni de palabra ni de obra…

Somos elegidos de Dios. Suena a spot publicitario. Si lo fuera, igual le hacíamos más caso…

Un abrazo fraterno

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Despojaos del hombre viejo (Col 3, 1-11)

Preciosa la Palabra que a través de Pablo nos dirige el Señor hoy. Me la dirige a mi, tan dubitativo e inconstante a la hora de avanzar en ciertos aspectos de crecimiento personal. Eso de andar a caballo entre el hombre viejo y el nuevo deja cierto sabor a insatisfacción que es preciso ir eliminando de mi gusto. El Santi nuevo se parece más a Cristo y poco a poco se reviste con su Palabra y su estilo de hacer las cosas, tratar a la gente y afrontar la misión que el Padre le encomendó. El Santi nuevo está llamado a encarar con mayor valentía las dificultades, a usar menos la diplomacia y la demagogia y a enfrentar con mayor claridad aquello que le separa de su propio camino. El Santi nuevo debe dejar de ser mediocre y, apoyándose enhombre_nuevo.jpg su comunidad, apostar al 100% por aquello que realmente le mueve. El Santi nuevo está llamado a escuchar más y a hablar menos, a cuidar más y a exigir y a corregir menos. El Santi nuevo está llamado a descubrirse valioso de una vez por todas, llamado a quererse, a aceptarse, a gustarse…

Hoy, preparando el bautizo de mi hija, me encantaba dejar resonar las palabras claves de la celebración: nacer de nuevo, revestirse de blanco, sentirse amada por el Padre, agua derramada, resurgimiento de las profundidades, comunidad, acogida… Eso que sentía a la hora de repasar la celebración y prepararla junto a mi mujer con esmero, ese sentimiento, es parte del hombre nuevo. Y me gusta.

Gracias Padre por seguir suscitando en mi esa necesidad de ser imagen fiel de tu presencia.

Un abrazo fraterno

Salía de Él una fuerza que los curaba a todos (Lc 6, 12-19)

A alguno le parecerá que este post está lleno de comodidad. Bueno, será una opinión como otra cualquiera. La primera lectura de hoy, de Pablo a los colosenses, me parece tan bonita, tan plena, tan llena, tan …, tan …, tan … que no voy a hacer comentario alguno. Mi oración de hoy consiste en saborear cada palabra de este pasaje. No hay mucho más que decir. ¿Para qué? 

Hermanos: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded según él. Arraigados en él, dejaos construir y afianzar en la fe que os enseñaron, y rebosad agradecimiento. Cuidado con que haya alguno que os capture con esa teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres, fundada en los elementos del mundo y no en Cristo. Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud. Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo.
Por el bautismo fuisteis sepultados con el, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo.

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