Sé la roca de mi refugio (Sal 30)

Roca… lo hecho con roca no se viene abajo fácilmente. Lo cimentado en roca resiste el viento y las lluvias torrenciales. La roca no es fácil de mover, es dura y fuerte.

La roca trae a mi corazón el pasaje que dice «el que escucha la Palabra de Dios y LA PONE EN PRÁCTICA, ése cimenta su casa sobre roca». Fue iluminadora en los comienzos de mi comunidad y forma parte de nuestro texto fundacional. Escuchar, primero, y poner en práctica después. Eso es cimentar sobre roca. Difícil lo primero. Sobre todo hoy. Sobre todo yo. ¡Y poner en práctica…! Si no has escuchado… ¡sabe Dios lo que pones en práctica! Y si has escuchado… ¡cómo compromete poner en práctica! Eso es cimentar sobre roca…

Sé mi roca…

Un abrazo fraterno

roca.jpg

No porque… sino porque… (Jn 6, 22-29)

empty_bottle2.jpg¡Qué agudo es Jesús confrontando! Siempre la palabra exacta para que uno sea consciente de cada paso que da… Hoy me llama a tomar consciencia de mi pasos de seguimiento, de mi lucha por el Reino. Incluso el seguimiento a Jesús puede enmascarar otra serie de motivaciones que, primero, conviene conocer para luego aceptar y, llegado el caso, corregir.

¿Cuáles son mis motivaciones en lo que hago? ¿Por qué doy catequesis a jóvenes? ¿Por qué vivo la fe en comunidad? ¿Por qué me casé y opté por el matrimonio? ¿Por qué sigo fiel a todas estas decisiones? ¿Por qué sigo a Jesús?

Estas preguntas fueron respondidas cada una en su momento. Pero hoy Jesús me pide un grado más de consciencia, de revisión, de purificación… Como decía Chesterton «me importa mucho menos lo que la gente hace que el porqué lo hace». Motivaciones, motivaciones, motivaciones…

Un abrazo fraterno

No nos parece bien… (Hc 6, 1-7)

No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos de la administración…

Creo que ésta es una Palabra que debe resonar en el mundo de hoy. Creo que vivimos en un mundo en el que prima la acción, el hacer cosas, el apuntarse a muchos sitios… por solidaridad, por luchar un mundo mejor, por poner el granito de arena… Con las mejores intenciones, seguro. Pero, y sin desvirtuar las obras, hoy la Palabra nos viene a recordar, muy especialmente a mi, que la Palabra debe ocupar un lugar preferente en mi vida, que debe ser la fuente de donde beber, que debe ser el origen que me impulse… Sin Palabra no hay calorías, sin biblia_abierta.pngcalorías llega un momento que el cuerpo se agota… Sin Palabra hacemos nuestros planes, llevamos a cabo nuestras ideas, vamos a donde nosotros queremos… por muy bueno que sea todo eso… la Palabra es la voz de Dios que me confronta, me llama, me indica, que cambia, me propone…

Esto lo tenemos muy claro en mi comunidad. ¡Gracias Padre por haberlo descubierto y hacerlo realidad entre nosotros!

Un abrazo fraterno

Si es cosa de Dios… (Hc 5, 34-42)

¿Cómo saber que eliges el camino que Dios quiere para ti? ¿Cómo saber que las decisiones que tomas se fundamentan en el Señor? ¿Cómo descubrir aquello que Dios sueña para cada uno? ¿Cómo optar desde Dios en cada cruce del camino? Sin duda son de las preguntas que más atormentan cuando uno percibe que su felicidad va íntimamente unida a su vocación, a aquello para lo que vino al mundo.

Yo me hice estas preguntas muchas veces. Cuando empecé a salir con mi, ahora, mujer; cuando decidí vivir la fe en comunidad; cuando decidí perseverar en mi misión con los jóvenes… Pero es verdad que hace mucho que no me atormento buscando respuestas a tan importantes preguntas. No por dejación ni por miedo… Una de las cosas que he aprendido en el camino y que más feliz me está haciendo es ésta: no dedicar demasiados esfuerzos en responderse los millones de importantes preguntas que a uno le asaltan. Caminar. Centrado. Caminar. Hacia adelante. Dando pequeños pasos. Cuando uno se para y mira atrás se da cuenta de que muchas de las preguntas que se hacía en el origen ya no existen.

Así voy ahora planteando mi vida y, por ello, doy gracias al Padre. Camino y voy optando a cada paso. Intento vivir centrado y consciente. A veces lo consigo y a veces no. Pero camino en mi comunidad. Y ¡me creo lo de que «allá donde estén 2 o más reunidos en mi nombre allí estoy Yo»! ¡Me lo creo! ¡CREO que cuando discernimos en comunidad DIOS HABLA y la COMUNIDAD ESCUCHA! ¡Me lo creo! Y con ese soporte se puede afrontar la vida desde la inseguridad pero con confianza… ¡qué paradoja! ¡No sé lo que va a pasar mañana pero confío en que será lo mejor para mi, para la familia, para la comunidad! Para los demás, para el mundo, estás caminando sobre un fino cable, jugando a ser trapecista. Yo, que sé que es el Padre quien sostiene el hilo, que sé que si es de Dios saldrá adelante, que me sé amado y profundamente cuidado…, yo que sé todo eso… tengo la sensación de caminar por un piso firme y compacto.

¿Ingenuo? No. HIJO.

Un abrazo fraterno

sandheart.jpg

Bendigo al Señor en todo momento (Sal 33)

Soy de las personas a las que les cuesta enormemente tener un rato de oración diaria. Ese tipo de disciplinas son especialmente costosas para mi. Con el blog estoy descubriendo la manera de mantenerme firme ante ello. Pero la dificultad ha sido siempre la constante… En cambio siempre he tenido presente al Señor en mi vida a lo largo del día, lo he «bendecido en todo momento» como reza el salmo de hoy.

Bendigo al Señor cuando estoy alegre, cuando el sol acaricia mi ventana por la mañana porque eso me llena de energía. Bendigo al Señor cuando paseo en primavera o cuando el viento fuerte del invierno da sobre mi cabeza y me hace sentir vivo. Bendigo al Señor cuando escucho música y la música me transporta más allá de mi. Lo bendigo cuando me rio con Álvaro, mi hijo, cuando lo acaricio y él me llena de besos y me llama papá. Bendigo al Señor cuando vivo con Esther los momentos más pequeñitos de la existencia, momentos que ella consigue hacer grandes y que me ha enseñado a mi también. Bendigo al Señor cada vez que del corazón me brota llamar hermano a las personas de mi comunidad, cuando siento que ellos son mi bastón y que me aman porque me conocen. Bendigo al Señor en medio de la naturaleza, tanto en los anchos campos de Castilla como a la orilla del bravío océano Atlántico. Bendigo al Señor cuando me quedo satisfecho con mi día de trabajo. Lo bendigo cuando nuevas personas se cruzan en mi vida y algunas se quedan. Bendigo al Señor cuando disfruto con mis sentidos: cuando enciendo las velas de mi casa, cuando el perfume llega a mi pituitaria, en las buenas comidas, al hacer ejercicio y sentir el cuerpo cansado… Bendigo al Señor cuando los chicos a los que acompaño en catequesis me sorprenden y me enseñan cómo se busca a Dios.
piano-alegre.jpg
No creo que todo esto sustituya al rato de oración personal necesario para «guardar en el corazón» la Palabra y lo vivido pero, sin duda, es mi manera de hacer partícipe al Señor de todo aquello cuanto me sucede.

Un abrazo fraterno

El que realiza la verdad se acerca a la luz (Jn 3, 16-21)

La luz y las tinieblas… Siempre me estoy debatiendo entre ambas. Como Pablo apuesto claramente por la luz pero luego, mis enredos, mis miedos, mis juicios… me empujan a vivir en la tiniebla. Cada día soy más consciente de esto.

El Evangelio de hoy es meridianamente claro, tanto que no es posible mirar a otro lado: a veces no queremos acercarnos a la luz porque no queremos «ver», no queremos descubrir lo que hay, lo que somos, lo que estamos haciendo con nuestra vida. Acercarse a la luz, pese a lo «romántico» del asunto, es una experiencia dolorosa. Dolorosa porque te quita las máscaras y las defensas, te quita las razones y las excusas. Dolorosa porque no eres quien te gustaría ser, porque no cumples tus propias expectativas.

El camino que se abre con la luz no es sencillo. Es largo. Duro. No admite grandes paradas para que los músculos no se enfríen… La luz tiene que llegar no sólo a la cara, los brazos, los pies… sino también a los órganos internos, tiene que correr por venas y arterias… Debe llegar a lo profundo.
luz.jpg
Pese al dolor el camino te purifica, te sana, te hace más feliz, más capaz, más útil… te hace mejor. No hay muchas posibilidades. Yo he apostado por ésta y me está costando pero me veo más adelante. Está valiendo la pena.

Un fuerte abrazo

Lo poseían todo en común (Hc 4, 32-37)

biencomun.gifMe siento muy afortunado, Señor. Porque esta palabra que hoy me presentas y que cuenta cómo vivían las primeras comunidades… la siento como mía.

En mi comunidad se hace vida esto de pensar y sentir lo mismo, esto de poseer todo en común. No se trata de estar de acuerdo en cada detalle porque cada uno seguimos siéndolo pero sí se trata de experimentar un proyecto único, un sentir único desde Dios, un hacer conjunto, una comunión extraña de explicar.

Lo de poseer todo en común me llama especialmente la atención. Nosotros lo hacemos vida támbién y en los tiempos que corren no es sencillo. No tenemos ni bolsa común ni destinamos un porcentaje de nuestro sueldo a un fondo. No. Simplemente sabemos que todo es de todos y vivimos sabiendo esto. Es una maravilla. Sin hacer nada especial intentamos que tu Palabra se cumpla, intentamos demostrar al mundo que hay otra manera de vivir, que se puede…

Gracias Padre por formar parte de Betania. Gracias por tus dones. Gracias por los hermanos.

Un abrazo fraterno

No sabes de dónde viene ni a dónde va (Jn 3, 1-8)

El Espíritu… Difícil de definir, difícil de explicar… ¡Eso es lo grande y lo maravilloso del Espíritu! ¡Eso es el Espíritu!

Lo he compartido ya muchas veces en mi comunidad: Es una sensación que tengo desde hace mucho tiempo. Sé que todavía no he encontrado mi lugar definitivo en el mundo. Sé que todavía no estoy desarrollando aquello que Dios me ha preparado. Sé que todavía no estoy al 100%. Es una sensación extraña. Lo importante es estar atento y dispuesto. Atento para reconocer señales. Dispuesto para ser capaz de optar en el momento oportuno por aquello que Dios me pide, por ir adonde quiere que vaya.

Eso me recuerda hoy Jesús. Yo sigo dando pasos, unos grandes otros pequeños, para nacer de nuevo.

Un abrazo fraterno

Id al mundo entero (Mc 16, 9-15)

mundo.jpgMe gusta mucho viajar. Considero que es una de las tareas, actividades o experiencias que más enriquecen a un ser humano: le abren la mente, le hacen disfrutar de paisajes o lugares insospechados y le provocan inevitablemente un viaje interior que transforma un poquito de su ser. Pero también siempre he tenido claro que no me gustaría conocer lugares exóticos y lejanos y desconocer las maravillas de la ciudad donde vivo: ¿no es paradójico conocer maravillas tibetanas y no haber presenciado la puesta de sol en algún lugar mágico a la vuelta de la esquina? Creo que es esa tentación humana, al menos mía, de intentar escapar de lo que tengo al lado para sentir que no existe la cotidianeidad, la rutina, lo de siempre. Y no es sano. De poco vale. Más nos valdría dedicar las energías a cambiar nuestra mirada y a convertir en mágicos muchos de los rincones, pueblos o ciudades cercanos a nuestro lugar de residencia.

Toda esta introducción me ha venido a la mente tras leer el evangelio… ¡Id al mundo entero! ¡Qué bien plantearme ser misionero! ¡Mártir! ¡Ir a tierras lejanas, a proyectos distintos…! En otros eso es una llamada, una vocación. Es mi sería un escape. Mi «mundo entero», por ahora, no sale de Madrid y alrededores. Mi «mundo entero» es el de siempre. Eso es lo que me estorba. Eso es lo que no me gusta. Eso es lo que desecho. Prefiero otras cosas, otras gentes… pero NO. La palabra de Dios para mi hoy es más bien esta: «Vuelve del mundo entero y proclama el Evangelio en tu casa». Dios me conoce… ¡ay si me conoce!

Un abrazo fraterno

Es el Señor (Jn 21, 1-14)

¿Quién es mi Juan Señor? ¿Quiénes son los que me dicen cada día «Es el Señor»? ¿Quiénes me ayudan a percibirte tras una noche de fracasos? ¿Quiénes tras la decepción y la oscuridad tienen el don de percibirte y escucharte con esperanza?

¿Para quiénes soy Juan Señor? ¿A quiénes te llevo? ¿A quiénes me pides presentarte? ¿Para quiénes debo ser esa palabra de esperanza que les salve de su vida?

Desde luego, creo y por ahora, a los más cercanos. A mis hermanos de todos los días. Soy Juan para mi comunidad y mi comunidad es Juan para mi. Soy Juan para mi familia y mi familia es Juan para mi. Soy Juan para los jóvenes y los jóvenes son Juan para mi.

¡Cuánto me gusta ser Juan! ¡Cuánto me cuesta ser Pedro!

Un abrazo fraterno

juan.jpg