#Narraluz 10

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Las cortinas están abiertas y puedo ver, desde mi sillón, los tejados congelados que deja el implacable invierno en la ciudad. Las gaviotas parlotean a lo lejos y la luz claroscura de la tarde inunda mi corazón de una sutil melancolía.

Suena el adagio de «Spartacus» y cada una de sus románticas notas eleva un poquito más mi espíritu. La música es mi merienda favorita junto a una buena taza de café con leche caliente. La escucho sin hacer nada más, con todos mis sentidos abandonados a su enigmático poder. Saboreo la vida a sorbos, satisfecho, y pienso en que, llegado el final, estaré preparado para irme.

Subo el volumen. Llega el clímax mientras la lluvia empieza a golpear los cristales con vehemencia. El día se apaga y yo no estoy dispuesto a perderme ni uno de sus retazos.

Mi mirada se pierde en el tejado más lejano, en la última de sus tejas; lejos. Algún día, me digo, yo formaré parte de esta lluvia, de ese horizonte, de esta música. Entonces, daré gracias por lo vivido y me iré, de puntillas, sin hacer mucho ruido.

#Narraluz 9

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Eres mi centro.

Todo lo demás se desenfoca cuando te tengo delante. Atraes lo más profundo de mi mirada y lo mejor que guardo dentro.

Contigo sé lo que significa hacerse grande abajándose. Tú me enseñas a ser plenamente dándome por entera.

Tus manos, pequeñas, tienen todo lo que necesito. Tus pies, inseguros y jugosos, me muestran la senda que quiero caminar.

No hay sonrisa tuya que no quiera para mi, ni abrazo que no valga el mundo entero. No hay gesto tuyo que no me cautive ni tristeza que te afecte que no desgarre mi corazón.

Toma mi mano. Es para ti. Te la regalo. Para cuando tropieces. Para cuando pierdas el equilibrio. Para cuando no sepas por dónde ir. Para cuando necesites levantarte. Para cuando requieras esa caricia que se te niega. Para cuando te hayas olvidado que Dios, como yo, ama como sólo una madre sabe hacerlo.

 

#Narraluz 8

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Sábado noche. Sobredosis de decibelios y de alcohol en sangre.
Me preguntaste cómo me llamaba después de comernos la boca de camino al vestidor. No te quise decir mi nombre.
– Llámame «nene» – te respondí.
– ¿Sabes una cosa «nene»? – contestaste ronroneando. – Me gustas mucho…
Nos enzarzamos en un magreo sin fin. Tenerte a mi merced era una droga potente y barata.
Cuando llegué a mi casa, rayando el sol, saboreé el mismo vacío de siempre. Una etapa más en mi huída hacia adelante. Un rollo más. Una noche menos. Un contacto nuevo en el whatsapp con el que disfrazar una soledad insoportable.

#Narraluz 7

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Me gusta la gente común. Las personas que, sin grandes pretensiones, son capaces de bailar la vida y, pese a todo, encontrarse con otros y disfrutar juntos del regalo que el buen Dios nos hace cada día.

Me gustan las personas como tú. Las personas que, en invierno, se enfundan tras un blanco gorro de lana, tras unos guantes a juego, bufanda al cuello, y salen a enfrentar su día con una sonrisa llena de calor inagotable.

Me gustan los hombres que, en el metro, van leyendo. Me gustan los que ceden su asiento, los que sonríen al niño que entra con su madre y los que comentan la noticia del periódico compartido. Los que se encuentran, los que se ofrecen, los que se muestran…

Me gustan las chicas normales cuya belleza sólo yo soy capaz de captar. Me gusta que se sepan preciosas tras mi mirada, mientras me miran.

Me gustan aquellos que han descubierto que la vida no se juega en bancos, palacios, terrenos o parquets bursátiles. Me gustan aquellos que no son de ningún sitio y cuya patria es el mundo entero. Me gustan aquellos que convierten un instante en una cotidiana obra de arte…

#Narraluz 6

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Una comedia barata. Eso es tu vida. No hace reír ni llorar, lo peor que le puede pasar a una comedia… Tu vida deja indiferente.

El guión es bastante pobre y la trama no lleva a ningún sitio. Es una sucesión de escenas inconexas y faltas de tensión dramática. Que da sueño vamos…

¿Tu interpretación? ¡Ahí sí! ¡Magistral! ¡Sublime! ¡Épica! Nunca vi una sonrisa que transmitiera tanta pena…

#Narraluz 5

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En la soledad del velatorio, te miro y saboreo la paz de tu rostro. Desolado por tu falta, los recuerdos martillean mi mente…
«- Hijo, exprime cada día. Vive cada minuto apasionadamente. Quémate los dedos si hace falta. Vacíate y entrégate sin reservas por aquello que merece la pena. Sólo así serás feliz y harás feliz a los que te rodean.»
En la soledad del velatorio, te beso por última vez, mamá. Profundamente agradecido, con el corazón lleno de amor, al calor de la inmensa llama que ya has prendido en el cielo.

#Narraluz 4

– Tiene 4 hijos.
– Me importa una mierda. ¿Qué quieres que haga? ¿Te piensas que soy libre, que estoy por encima del bien y del mal?
– Eres el manager.
– ¿Y eso qué coño quiere decir? ¡Explícamelo!
– Pues alguna palabra tendrás tú.
– Pues no la tengo. Él es un número en esta compañía. Una cifra. Un coste. Un beneficio. Un balance de cuentas. Y hoy por hoy es negativo. Se tiene que ir.
– Alfredo es una persona…
– ¡Nooo! ¡Es una puta pieza! ¡Una puta pieza del puzzle! ¡Sal de mi despacho inmediatamente!
– Carlos… no te pongas así…
– ¡Que salgas he dicho joder!
Me di la vuelta y cerré despacio la puerta al salir. Nada volvería a ser igual. Yo tampoco.

 

#Narraluz 3

Te miro mientras duermes y recuerdo.

Es fácil vivir siendo una sombra, uno más de la manada. Uno sólo tiene que dejarse llevar y permitir que la oscuridad que uno lleva dentro se apodere de la totalidad del corazón. Es la perdición disfrazada de placer, de diversión, de libertad. Es la nada abriéndose paso por el alma, destruyendo todo lo que encuentra en su camino.

Tu mano levantó mi cabeza y me obligó a mirarte a los ojos. Mi mirada vejada, donante de tristeza, pudo verse reflejada en unos ojos comprensivos, en pupilas pequeñas y serenas, en el color verde de tu esperanza inquebrantable. Me sacaste del anonimato de la vida y me devolviste mi nombre. Me llevaste a pasear de tu brazo y me enseñaste a mirar hacia arriba, donde se descubren los secretos mejor guardados de la belleza.

Te miro mientras duermes y recuerdo, con agrado, todo lo que vivimos ayer. Te miro mientras duermes y rumio la emoción de verte entrar blanca y radiante por la puerta grande de mi existencia.

#Narraluz 2

Era una de esas tardes en las que uno se siente a gusto consigo mismo. Ya sabes de lo que te hablo. Uno de esos días en los que te merendarías la vida a bocados.

Caminaba convencido de ser el centro del universo, absolutamente seguro de que la gente me miraba cuando pasaba por mi lado. En mi salsa, me sentía el hombre más atractivo de la ciudad.

Era una de esas tardes en las que uno se funde con el mar que atisba al final de la calle, con el aire atrevido que respira, con la piel suave que roza en el atestado metro, con la pija fragancia de la que se cruza contigo en el paso de cebra, con el sabor de una Pepsi Light bien fría al llegar a casa.

Era una de esas tardes en las que ni a ti te echaba de menos…

#Narraluz 1

El tiempo ha hecho mella, sin duda. La piedra, ennegrecida en sus aristas más visibles, ha sufrido el desgaste del correr de la vida y de la humedad del olvido. Pero sigue en pie.

He vivido sin ser consciente de su presencia muchos años. Hoy, al abrazarnos, en un rincón insólito de mi corazón, la descubrí de nuevo. Allí estaba. Rodeada de frondosos recuerdos, escondida en la profundidad, orgullosa de su belleza atemporal. Emocionado, pude recorrer sus esquinas, contemplar detalles ya olvidados, admirar su consistencia, ¡asombrarme de la fuerza de sus cimientos!

Hoy, al abrazarnos, tantos años después, fui llevado por las minas últimas de mi ser hasta aquello que un día tú y yo contruimos.

Cógeme de la mano y ven. Quiero volver a recorrer sus estancias contigo, otra vez. Siempre.