Las mates se me dan mal

Cuando comenzó el curso, el primer día de clase de Matemáticas de 1º ESO, les pedí a mis nuevos alumnos que me escribieran en un papel varias cosas. Entre ellas, les pedí que me contaran sus sentimientos hacia la asignatura y cómo se veían ellos en la misma. Ciertamente no me sorprendí: me aburre, la odio, no me gusta, soy malo, no se me da bien, me cuesta mucho… 

Es digno de reflexión el profundizar en las causas de esta «mala fama» de las Mates, una asignatura que puede ser, sin duda lo digo, de las más gratificantes, divertidas y apasionantes del espectro de asignaturas de cada curso. Creo que el peso psicológico sobre la misma es muy alto y que hay un buen número de alumnos y alumnas que, en algún momento de su vida decidieron que las mates se les dan mal, y ya arrastran la maldición hasta el final de sus estudios.

Una de mis tareas en este primer mes de clase ha sido crear ambiente en el aula, un ambiente de respeto entre nosotros pero, a la vez, un ambiente distendido. Las mates se trabajan mejor si lo hacemos relajados. Concentrados pero relajados. Relajados pero concentrados. Les he dicho en clase ya muchas veces, en estos primeros días, que es necesario que estén enchufados. No quiero a nadie fuera del aula y con la mente en otro sitio. Intento preguntar mucho, hacer participar a todos, procurar que descubran errores, que hagan ejercicios, que ayuden a sus compañeros, que me corrijan a mí si cometo errores, etc. Hay que estar plenamente metidos pero eso, a la vez, es lo que te permite disfrutar.

Los resultados del examen del primer tema, de números naturales, han sido muy buenos. Vamos a ver si lo conseguimos. No sólo que aprueben todos sino que nadie repita ya la frase que activa todas las maldiciones: «las mates se me dan mal».

Un abrazo

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