… les abrió las puertas (Hc 5, 17-26)

Me ha resultado curioso hoy la lectura de los Hechos porque me ha llamado la atención algo en lo que no había caído hasta ahora. Siempre me había centrado en cómo el ángel del Señor libera a los apóstoles presos y había pensado e interiorizado cómo Dios nos libera cuando parece que no hay escapatoria ni luz. Pero la segunda parte de la historia es la que hoy me ha centrado: «Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente este modo de vida.»

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La liberación es PARA ALGO, PARA ALGUIEN. El ángel no los libera para que, cogiendo su libertad, los apóstoles se vayan de crucero a vivir una vida mejor o a profundizar sus años compartidos con Cristo metiditos en su casa. Les libera para que vayan a otros y les hablen del Evangelio, del modo de vivir de Jesús. Ni siquiera de teologías o filosofías sino de un modo de vida distinto, de otra manera de hacer las cosas, de otro camino de relación.

Puertas abiertas, sí, pero PARA ALGO, PARA ALGUIEN.

Un abrazo fraterno

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