MR 19

¡Qué subidón de adrenalina! Hacía años que no iba a un concierto de aquella envergadura pero Shakira era emasiado como para dejarla escapar. Cuando las notas de «Rabiosa» sonaron, las cinturas de todos los que allí estábamos a pie de pista empezaron a viajar hacia lugares insospechados. Era un momento de catarsis colectiva. Y la diosa estaba entregada como nunca…

En la pandilla todos mirábamos para todos asombrados por aquel exceso de movimiento, por la locura producida por la colombiana más famosa.

Y cuando acabó quise volver a empezar. Adicción.

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