MR 27

– Un café con leche para mí.

– Otro – respondiste.

Hacía más de 4 años que no nos veíamos y tus ojos reflejaban todo el sufrimiento que llevabas soportando desde entonces.

– Estoy desesperada – me dijiste serena y mirándome de frente. – Ya no sé qué hacer para que mi vida vaya tan sólo un poquito bien. Es como darse de golpes contra una puerta cada día. Estoy muy cansada. Agotada.

Cogí tus manos con las mías y las apreté. Me daba pena verte así de mal. No había ni rastro de la niña que yo había visto crecer feliz y alegre. Estabas herida de muerte.

– Preferiría morirme – sentenciaste.

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