MR 98

Hay momentos en los que todo cuadra, las piezas se colocan y parece que el puzzle ha terminado.

Tal vez es un instante, un sorbo, un soplo, una brizna, un matiz imprescindible de la vida. Si lo piensas, ya ha pasado.

Si sabes reconocerlo y te abandonas a él… alcanzas el paraíso, el éxtasis… Si sabes reconocerlo…

Y es que a la felicidad le gusta disfrazarse y jugar al despiste. A veces viene vestida de niño, a veces huele a café, a veces se esconde tras un «te quiero» y otras veces tiene el sabor de un beso o el calor de una mirada. Es asustadiza y tímida y no le gustan las presentaciones.

Hay momentos en los que uno pagaría por aquello que, simplemente, tiene delante de sus narices.

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