Paz a vosotros (Lc 24, 35-48)

Señor, Tú sabes lo difícil que es para mi acoger esta Palabra tuya. Tal vez el problema es que no acabe de encontrarme con el Resucitado y no acabe de oír de su boca estas palabras.

Mi vida está llena de miedos. Miedo a la muerte, a la enfermedad, al sufrimiento de mis seres queridos, a las catástrofes naturales, a no ser capaz de llevar a cabo mi vocación educadora en plenitud… ¡a tantas cosas! ¿Cómo alguien con tantos miedos puede recibir tu paz? Lo veo complicado Padre. Pero sé que Tú conoces mis miedos y me siento querido en estas debilidades mías.

Yo iré dando pasos para integrar ese miedo en mi vida, canalizarlo, mirarle a la cara. Iré dando pasos hacia tu cruz, hacia tu sepulcro. Sólo el que llega a morir de veras logra encontrarse contigo resucitado.

Un abrazo fraterno

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