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… los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc 8, 19-21)

La vida me ha enseñado que las relaciones de sangre no tienen por qué ser las mejores. Un padre, una madre, unos hermanos, unos abuelos y tíos… la familia es tremendamente importante y siempre lo he vivido y sentido así. Pero la sangre no garantiza por derecho lo que no se cuide con esmero. Y la vivencia de la es tan importante… ¡la vida partida y compartida con otros que se han puesto a construir Reino mano familia2.JPGa mano conmigo! Eso también lo sintió Jesús que, no creo que queriendo hacer un feo a los suyos, resalta el papel de los que viven con Él la misión encomendada.

También es curioso y me llama la atención la cópula «y». ES DE VITAL IMPORTANCIA. No llega con escuchar la Palabra, con leerla, con meditarla, con ir a misa, con reflexionar en grupos, con asistir a retiros espirituales, con debatir cómo mejorar el mundo… ¡NO LLEGA! ¡HAY QUE PONER EN PRÁCTICA! Hay que asumir compromisos, gastar tiempo, dar vida, asumir misión, responder a la vocación, asumir riesgos, jugársela, romper lazos, barrenar puentes, hacer vida lo escuchado… Menos mal que, en comunidad, ésto se vive más fácilmente porque es más difícil engañarse…

Un abrazo fraterno