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No llevéis nada para el camino (Lc 9, 1-6)

Hoy ha sido mi cumpleaños. 32 añitos. Un chaval. 32 Tours disputados de 365 etapas cada uno. Con sus contrarreloj, sus finales en alto, sus vertiginosas bajadas, sus caídas, sus retiradas, sus sprints, sus metas volantes… en fin. Como decía Carlos Ferrer Salat, «lo importante no es participar sino hacer todo lo posible por ganar». Y creo que la vida, el mejor de los deportes, sucede lo mismo. Eso de participar sabe a poco. Yo quiero ganar. Al menos intentarlo.

Y para ganar… ¡cuánto más ligero mejor! Aquí viene la lección de Jesús que sabía que para el camino no hace falta demasiado. Como dice una canción «quiénes van con prisa nunca ven el cielo».

Miro para atrás, miro a los lados y miro hacia adelante. Todo es importante. Los días que cumplo años me pongo especialmente «morriñoso» y suelo poner Luar na Lubre o muñeiras da miña terra. Es como sentir mis raíces más hondas, recordar a la familia que tengo lejos y hacer presente ese sentimiento de que aunque sy feliz y todo va bien… me gustaría tener a mis padres, a mi hermano y a mis amigos de siempre cerca. Hay palabras, miradas, abrazos insustituibles. Yo he aprendido a vivir sin ellos pero eso nos los hace prescindibles de repente. Y los días que cumplo  años suelo hacer todo esto presente.

As notas da miña música galega mistúranse coas miñas bágoas. Non é sinxelo dici-lo que viaxa por dentro. Hai tanto tempo que non escribo en galego que non sei se o estarei facendo ben pero tiña ganas de facelo. Hoxe cumpro 32 anos. E espero cumprir moitos máis sen esquezer o batir das olas atlánticas do meu mar, a néboa e o orballo das mañás de inverno e o verde esperanza dunha terra sinxela, máxica e tremendamente fermosa.

Un abrazo fraterno

Vende lo que tienes (Mt 19, 16-22)

Hoy estoy cansado. Y la oración se resiente. No somos máquinas ni en el ámbito espiritual. Lo que ocurre en el cuerpo no sólo afecta a la mente sino también al espíritu. Cuando vi que el Evangelio del día era el del joven rico me dije a mi mismo: «¡Uf! No doy yo tanto para hoy…» El joven rico era demasiado para un día como el que está terminando. Pero al final he conseguido sacarle alguna puntilla y escuchar un poquito… Y aunque alguien que vive en una clase media acomodada, en un país occidental, sin demasiadas dificultades, etc. no puede decir que este Evangelio no sea un acicate en su vida… hoy estoy contento porque sí descubro mi familia como un lugar en el que nos preocupamos de vivir la vida desde Dios, desde nuestros valores cristianos, desde nuestro ansia de ser y vivir al estilo de Jesús. Muchas veces hemos aparcado determinadas seguridades y hemos apostado por decisiones claves pero poco comunes en los tiempos que corren. La manera en la que vivimos nuestras carreras profesionales, la manera de educar y relacionarnos con nuestros hijos, el hecho de vivir la fe en una comunidad, etc. hacen que piense que estamos en camino, que luchamos por ser cada día más verdaderos y más libres. Y esto, en un día cansado como hoy, me llena de alegría.

Un abrazo fraterno

Si no creéis, no subsistiréis (Is 7, 1-9)

Parece que estos últimos días, el Señor ha puesto especial empeño en clarificar mi situación y dar salida a mis ansias. «¡Vigilancia y calma!» me dice, como sacado de una batalla de Gladiator…

Voy a hacer el tremendo esfuerzo de creerme estas Palabras sucesivas del Padre, confiando en que esta intuición sea verdadera. Parece importante que no agote antes de tiempo este tramo del camino. Parece importante que crezca todavía más, que me enamore todavía más, que discierna sus proyetos sobre los míos todavía más, que pula mis aristas todavía más… para, llegado el momento, amar más y mejor, condición indispensable para que cualquier proyecto de Dios salga adelante.

Ayer visité la Iglesia-Catedral de Ulm, Alemania. Tiene la torre más alta del mundo en lo que a un templo se refiere. Ahora es protestante. Entré y me quedé sobrecogido por su altura, por esas dimensiones. Me sentí pequeño. Encendí dos velas y las dejé en un terrario arenoso muy bello donde había otras velas. Quise hacer presente a mi comunidad. Luego dejé un mensaje en un tablón donde los visitantes dejaban sus mensajes… «Que tu luz siga iluminando nuestros pasos».

Un abrazo fraterno

Añadid a vuestra fe… (2Pe 1, 1-7)

Pedro dice una cosa hermosísima: que estamos llamados a participar del mismo ser de Dios. Pero para ello dice que la fe no es suficiente sino que se necesitan más ingredientes en la tarta: honradez, criterio, dominio de sí, constancia, piedad, cariño fraterno y amor. Es realmente de dificultad alta esta receta que nos presenta el «arguiñano» Pedro.

Y ante eso hay pocos caminos: podemos elegir el camino fácil y contentarnos con una fe, en mi casa heredada y aprendida o intentar trabajar esa fe heredada, hacerla crecer y madurar, mirarme al espejo, saber quién soy, ser honesto conmigo mismo, ser constante en mi crecimiento y con todo eso amar más y mejor.

Esto, sin duda, es más difícil. Pero el plato resultante es como maná en el desierto…

Un abrazo fraterno

¿Quién soy yo para oponerme a Dios? (Hc 11, 1-18)

Supongo que lo que cuenta Pedro no debió ser realmente así. No creo que ninguna paloma ni ninguna lengua de fuego bajara sobre aquellos gentiles para hacer ver a Pedro lo que después explica. Suponiendo esto, la pregunta es clara: ¿Cómo se dio cuenta Pedro de que aquellos gentiles también hablaban y vivían desde el Espíritu?

Realmente interpela esta lectura. Esa capacidad de Pedro de descubrir el don de Dios en aquellos que «estaban fuera de la Iglesia». Pedro fue capaz de descubrir la huella y la firma del Espíritu en aquellos que, a priori, no participaban de la fe y de la experiencia de Dios según los cánones judíos. Esto sigue pasando hoy. A veces sigo convencido de que yo soy «el bueno», «el acertado», el que tiene la exclusiva del Espíritu sobre otras sensibilidades o caminos dentro de mi propia Iglesia o sobre otras personas, ateas, indiferentes, de otras religiones, etc…

Este don de Pedro es el final de un proceso personal complicado. Raro oírselo a ese Pedro de comienzos de la comunidad de los apóstoles. Tuvo que convivir años con Cristo, tuvo que aceptar a Mateo, tuvo que ser la voz cantante del grupo, tuvo que saberse traidor y beber de las aguas del sufrimiento, tuvo que sentir el miedo y la confusión, tuvo que guardar su espada… Don fruto del camino realizado…

Un abrazo fraterno

Convertiré mis montes en caminos (Is 49, 8-15)

caminoduro.jpgHoy ha sio un día de esos en los que es frecuente adelantar acontecimientos y afrontar problemas que todavía no han aparecido (aunque lo harán). Fue uno de esos días en los que el miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a lo antiguo frena las ganas de crecer, de vivir, de salir…

Recuerdo con viveza las dos veces que hice el Camino de Santiago. La vida. Es la vida. Recuerdo apuntar con mi mirada caminos empinados cuyo no fin no alcanzaba la vista; caminos embarrados y llenos de altibajos. Y recuerdo ese pensamiento de terrible incomodidad ante lo que estaba por llegar; pensamiento paralizante y engañoso, venenoso. Como decía Javier, «el secreto está en dar siempre un paso más, sólo un paso más». Y poco a poco, paso a paso, la cuesta se convertía en llano.

Esta Palabra de hoy me llena de esperanza.

Un abrazo fraterno

Los otros diez se indignaron (Mt 20, 17-28)

Qué lamentable, ¿no? Jesús haciendo un alto en el camino para contar a sus discípulos qué iba a suceder en Jerusalén y cómo acabaría la historia y los discípulos (y sus madres… por cierto, con cierto aire a Gran Hermano) peleando de manera infantil sobre quién debía sentarse dónde… Definitivamente aquello estaba a punto de terminar y no se habían enterado del nodo. ¿Qué pensaría Jesús al ver ese panorama?
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A mi también me cuesta a veces enterarme de que «el camino a Jerusalén», «la aventura jerusalense»… no va a estar llena de rositas sino todo lo contrario. Que el optimismo se va a venir abajo, que el populismo va a desaparecer, que la influencia va a dejar de existir, que va a aparecer la burla y el maltrato, que todos los planes se van a venir abajo, que van a hacer acto de presencia el miedo, la derrota, el fracaso… La verdad es que son noticias que no me gusta escuchar pese a que es el mismo Jesús con sus palabras y con su vida misma quién me cuenta de qué va a esto de jugarse la vida en cristiano. ¡Cómo distraen esas discusiones de buenos y malos, del bien y del mal y de no sé cuántas cosas! ¡Y cuánto me gustan! ¡Y qué infantiles son! No me quiero enterar de por dónde va la historia…

Esta Cuaresma me está sirviendo para profundizar en eso. Doy gracias a Dios por ello.

Un abrazo fraterno

Perfúmate la cabeza y lávate la cara (Mt 6, 1-6. 16-18)

Hoy empieza la Cuaresma. Reconozco que no he llegado vitalmente a vivir este tiempo con la intensidad del tiempo de Adviento. Tal vez sea un tiempo que, inconscientemente, me gusta menos. Renuncia, sacrificio, culpa, perdón, ayuno, etc. son palabras que no acaban de gustarme demasiado.

En casa de mis padres, desde pequeño, seguíamos la tradición de no comer carne los viernes. era, tal vez, el signo más evidente de que había llegado la Cuaresma. Hoy no acabo de sentirme bien por haber abandonado esa práctica. Es verdad que mi fe ha madurado y que uno descubre que los signos externos no son más que facilitadores de una experiencia más profunda, más interior. Pero bajo ese convencimiento siento que he diluido ciertas vivencias y que no he sido capaz de sustituirlas por otras más adultas o maduras… ¡o por las mismas vividas desde la adultez y la madurez!
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El camino hacia la Pascua ha comenzado a correr y es bueno pensar en vivirlo con intensidad para que la Vigilia de Resurrección llegue con todo su gozo a la vida. A ver cómo me apaño. Por lo de pronto me ha llamado la atención la matización del Señor respecto al ayuno: no es para que nos vean, no es para otros, no es sinónimo de búsqueda de compasión o reconocimiento… va mucho más por dentro… pero también por fuera. Agua y perfume.

Un abrazo fraterno

… porque Él nos amó primero (1Jn 4,19 – 5,4)

diosama.jpgSentir que Dios me ama me resulta complicado a veces. Para un cerebral como yo es fácil entenderlo, saberlo y argumentarlo. Yo me sé amado. Lo sé. Sé que Dios me ama, que soy único e irrepetible y que me acoge amorosamente cada día de mi vida. Lo sé. Sentirlo ya es otra cosa. A veces esto de ser cerebral es una puñeta pero así soy y así me tengo que querer y aceptar.

Últimamente he dado pasos en este sentido gracias a descubrir en mi comunidad la figura del Dios que me conoce, me acepta, me acoge y me ama. Sentir eso en mi comunidad es posiblemente el camino que utilizo junto el de mi relación con mi mujer y mis hijos, para descubrir ´cuán amado soy por el Padre.

Gracias a esto yo soy capaz de amar más y mejor.

Un abrazo fraterno

ADVIENTO – Para que Él nos enseñe sus caminos (Is 2, 1-5)

Hoy hemos comenzado el Adviento en mi comunidad. Por motivos de agenda hemos adelantado la celebración de Adviento a hoy y, por tanto, hemos orado con las lecturas del próximo lunes, 3 de diciembre.

El Adviento me gusta, me encanta. Lo saboreo desde hace años y me parece mucho más hermoso que la Naviadviento.gifdad, en sentido litúrgico y espiritual. Y quiero aprovecharlo y vivirlo a tope. No quiere que se me cuele entre los dedos. ¿Para qué? Para que Él me enseñe sus caminos, como dice Isaías. Es tiempo de silencio y recogimiento, de introspección y de oración. Es tiempo de escucha y de esperanza. Sigo con esa sensación de que aún no he llegado a ningún sitio y de que todos los pasos que voy dando me van a llevar a descubrir algo que todavía está reservado y escondido pero que es lo que Dios quiere para mi.

Adviento…

Un fuerte abrazo