Entradas

Caminemos a la luz del Señor (Is 2, 1-5)

Hoy en mi reunión de comunidad ya había una Corona de Adviento presidiendo la mesa. A nivel de familia tenemos una desde el sábado noche. A mi me parece un símbolo muy rico y muy hermoso a la vez. Y una excusa muy buena para disponerse alrededor de una luz para esperar juntos, para estar juntos, para compartir juntos.
angel.gif
Intentar vivir el Adviento a nivel de familia no es algo sencillo. Querer que los niños tomen parte pero a la vez sin pretender hacer cosas raras ni meter cosas extrañas en la cabeza no es sencillo. Y ni siquiera sé si saldrá bien pero algo me empuja a intentarlo, a intentar vivir juntos todo aquello que sea importante para cada uno. Y de ese ratito, que no pasa de 5 minutos, frente a la Corona encendida se desprenden cosas que los niños sacan a la luz (nunca mejor dicho) y que a veces nosotros despreciamos o bloqueamos. Una de ellas es el ansia por llegar al final, por ver resultados, por encontrar rápido. El niño, cada día, propone encender todas las velas. Normal. Le cuesta esperar. Y educar la espera es uno de los puntos a trabajar en estas edades tempranas. Nosotros a veces lo hemos olvidado. Nosotros, los que educamos en la espera a los pequeños, nos hemos olvidado de que las cosas llevan su tiempo, de que hay procesos y momentos, de que la meta a veces no es lo importante, de que en la espera tengo la oportunidad de crecer… Primera lección. La segunda es la espontaneidad, la sinceridad, la maravillosa sencillez. Ponen lo mejor que tienen a jugar. Apuestan fuerte siempre.

El Adviento ha comenzado muy bien. Trabajando las emociones propias y ajenas… Y esperando… Contemplando… Poniendo la vida a la luz…

Un abrazo fraterno

Muchos vendrán usurpando mi nombre (Lc 21,5-11)

Esta frase del Evangelio de hoy me suena a todo el fundamentalismo religioso que nos rodea en el mundo en el que vivimos. Parece que el tema va de extremar cualquier postura y es fácil encontrarse que las propuestas son o el laicismo más absoluto o el fundamentalismo más radical… ¿Cuántas cosas se hacen en nombre de Dios? ¿Cuántos se creen «Dios» mismo a la hora de juzgar, catalogar, salvar o condenar a sus hermanos? ¿Cuántos dicen hablar en nombre de «el que Es» para construir sus vidas y sus propias personas?

Por eso hay que vivir la fe junto a otros, con otros, para otros. Hay menos posibilidades de que se nos vaya la pinza siguiendo a los equivocados. A la Iglesia, a las comunidades, con los hermanos. Juntos para caminar hacia el Dios Amor verdadero…

 Un abrazo fraterno

Viviremos según la alianza (1Mc 2, 15-29)

Aunque todos decidan obedecer al Rey… yo, mis hijos y mi familia viviremos según la alianza. ¡Qué valor lo de Matatías! ¡Y qué poco han cambiado las cosas en algunos aspectos! Hoy se nos vuelve a tratar como borregos, se anula la individualidad y el pensamiento libre, se imponen costumbres y modas globalizadorasy se nos dicta aquello en lo que debemos y no debemos creer. Y, aunque disto mucho de la valentía de Matatías, sí puedo asegurar que estoy viviendo un momento de especial fuerza en lo que se refiere a vivir desde el Espíritu, con Dios en medio y para Él. Estoy seguro que son efectos de la vivencia comunitaria. Difícil de explicar. Pero lo que siento es que cada día me siento más libre (aunque diste mucho de la LIBERTAD), cada día me siento más hijo y cada día siento que quiero vivir según la alianza de Dios conmigo, de Dios con mi familia y de Dios con Betania.

Un fuerte abrazo

borregos.jpg

… los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc 8, 19-21)

La vida me ha enseñado que las relaciones de sangre no tienen por qué ser las mejores. Un padre, una madre, unos hermanos, unos abuelos y tíos… la familia es tremendamente importante y siempre lo he vivido y sentido así. Pero la sangre no garantiza por derecho lo que no se cuide con esmero. Y la vivencia de la es tan importante… ¡la vida partida y compartida con otros que se han puesto a construir Reino mano familia2.JPGa mano conmigo! Eso también lo sintió Jesús que, no creo que queriendo hacer un feo a los suyos, resalta el papel de los que viven con Él la misión encomendada.

También es curioso y me llama la atención la cópula «y». ES DE VITAL IMPORTANCIA. No llega con escuchar la Palabra, con leerla, con meditarla, con ir a misa, con reflexionar en grupos, con asistir a retiros espirituales, con debatir cómo mejorar el mundo… ¡NO LLEGA! ¡HAY QUE PONER EN PRÁCTICA! Hay que asumir compromisos, gastar tiempo, dar vida, asumir misión, responder a la vocación, asumir riesgos, jugársela, romper lazos, barrenar puentes, hacer vida lo escuchado… Menos mal que, en comunidad, ésto se vive más fácilmente porque es más difícil engañarse…

Un abrazo fraterno

Luz (Lc 8, 16-18)

Mi oración de hoy ha estado centrada y concentrada en la vela protegida que ilumina la oración comunitaria de los lunes. No me canso de mirarla. Me acaricia y yo me dejo. La vela es grande, de las de pie ancho. La mecha prende bien. Color alilado. Lo más significativo es que la vela está dentro de un cilindro marrón de cristal con aroma árabe. El material del cilindro es suficientemente transparente para que el resultado del conjunto sea una sensual luz llena de fe y vida. La llama no se ve, se percibe. No se muestra orgullosa sino que se presenta cuidadosa, sin llamar la atención. Uno la sabe presente. la luz brota del interior, ilumina de dentro hacia afuera. Es dentro donde prende. Es fuera donde produce. La llama se mueve debido a las corrientes generadas. No es inmune a sus circunstancias pero su plasticidad le permite mantenerse en pie.

Es la luz de la comunidad para el mundo. Es la luz de mi mismo, en comunidad, para el mundo. Hoy el Evangelio me recuerda que soy candelero, no tanto por ser cristiano sino por ser persona. Todos podemos encendernos. Muchos no saben, muchos no pueden, muchos no quieren. Yo quiero ser como esa vela que contemplo.

Un abrazo fraterno

a unos…, a otros…, a otros… (Ef 4, 1-7.11-13)

Hoy la Palabra me habla desde la comunidad y para la comunidad y, en concreto, desde Betania y para Betania, que es mi comunidad concreta de fe donde vivo la fraternidad, donde celebro la vida y donde me parto y me comparto con mis hermanos. La Palabra me gusta porque habla de unidad y de diversidad. ¡Qué bueno!

«Un solo cuerpo y un solo Espíritu…» Así debe sentir la gente a Betania. La fraternidad debe palparse y sentirse de puertas para afuera. Debe ser real y no forzada. Una manera de entender las cosas. Una comunión sorprendente cuando aparecen nubes. Teniendo claro lo mismo. Siendo firmes y fieles en lo mismo. Edificando Reino al unísono.

«unos apóstoles, otros profetas, otros evangelizadores, otros pastores y maestros»… Cada miembro de la comunidad debe SER y siendo hacer que la comunidad SEA. Cada miembro debe crecer, descubrir sus dones y su vocación, profundizar en ellos e ir tomando opciones personales que, siendo personales y siendo opciones para SER, fortalecen la comunidad, cuya misión principal es propiciar que cada miembro construya Reino desde su SER. Cada uno debe descubrir para qué ha sido llamado y qué aporta a la comunidad y, por extensión, al mundo. SIENDO nunca estará fallando, nunca estará dejando de hacer aquello por lo que ha sido creado.

Un abrazo fraterno