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Habéis sido convocados, en un solo cuerpo (Col 3,12-17)

El corazón se me movió al comenzar la lectura. Sí. Este extracto de colosenses es la segunda lectura de la celebración de mi boda. Y sigue produciendo efectos comprometedores.

Esther y yo hemos sido elegidos de Dios. Somos sueño de Dios el uno para el otro. Somos juntos sueño cumplido de Dios cada día.

Esther y yo no somos compatibles en todo. En algunos aspectos somos tremendamente incompatibles y sacamos de quicio al otro. Y ahí nos sobrellevamos y nos perdonamos. Nos redescubrimos y nos reinventamos.

Esther y yo hemos sido convocados a encontrar la paz de Dios en el otro y juntos. Y lo vamos consiguiendo. Es un trabajo difícil en esta vida difícil pero, poco a poco, vamos aprendiendo a recostarnos en el otro y respirar.

Esther y yo sabemos que debemos ser agradecidos por tanto. Por nuestro proyecto común. Por el otro. Por nuestros maravillosos hijos que nos esculpen y nos moldean. Por poder sufrir por amos. Por nuestras familias. Por nuestra comunidad. Por nuestros trabajos. Por nuestra fe compartida.

Esther y yo escuchamos juntos la Palabra y vivimos nuestra fe en los mismos lugares, en Betania fundamentalmente.

Esther y yo cantamos, cantamos mucho. Vivimos con elagría y transmitimos la alegría de Dios.

Esther y yo seguimos luchando por nuestro amor y nuestro proyecto porque seguimos creyendo en él, en Él. Ésto es lo que nos da la fuerza cuando la fuerza nos falta.

Un abrazo fraterno