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Volver aunque ya hayamos estado (Lc 5,1-11)

Eso hizo Pedro, volver adonde ya había estado. Alguna reticencia inicial, como es lógico, pero una gran humildad y obediencia ante su Señor. Algo de incredulidad también, porque él era pescador experimentado, conocía la pesca como nadie y esas aguas eran su territorio. No había razón para pensar que le iba a ir mejor. Pero fue.

Me siento un poco así muchas veces… estando y permaneciendo pero con la sensación de no «pescar» absolutamente nada. Uno ya duda de sus propias capacidades y, tal vez, ese sea el secreto. Olvidarse de estrategias, formaciones, maneras, conocimientos y prejuicios; incluso olvidarse de la ilusión ingenua del que comienza… pero estar, volver, permanecer, seguir intentándolo, siempre con el Señor a bordo.

¿Traducción? Santi, Santi… dedícate más a escuchar al Señor y a estar con Él que a salir tú, por ti mismo, a buscar peces, por muy preparado que te sientas.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

¿Y tú? ¿Lo has encontrado? (Jn 1,45-51)

¿Y tú? ¿Lo has encontrado? Eso que andas buscando. El «elixir» de la felicidad podemos llamarlo. Aquello que te sacie ese inconformismo del día a día que te sugiere que todavía hay cosas que no cuadran en tu vida. Eso que buscamos todos. ¿Lo has encontrado?

Felipe, en el Evangelio de hoy, se dirige muy claro a Natanael, claro, conciso y alegre: «Lo hemos encontrado». Su búsqueda había terminado. Por eso comienza a contarlo a otros, porque sabe que están buscando lo mismo.

Evangelizar parte de esta premisa: de encontrar a Jesús. Sin haberlo encontrado, todo esfuerzo es en vano, toda palabra está vacía. Ya puedes ser catequista, orador, conferenciante, escritor de libros, teólogo, profesor en la Universidad… da igual. Si no hay encuentro, no hay evangelización. Porque ¿cómo hablar de Aquél con el que no te has encontrado? Hablar de oídas es incierto, impreciso e inútil. Es hablar de alguien que sólo conozco por los libros, por las fotos, por lo que otros me contaron. Es un hablar de lejos, sin pasión que me comprometa, sin detalle, sin amor. Porque amar no se puede hacer por definición. Amar, sólo se ama en el barro del camino. No se puede amar en los despachos ni en los sofás de la existencia.

¿Lo has encontrado? Esa es la pregunta sobre la que puedes pensar hoy, en silencio, con honestidad. ¿Lo has encontrado o sigues buscando? O lo que es peor, ¿has dejado de buscar y te has autoconvencido de que lo has encontrado?

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Evangelio hecho vida (Sal 18)

No hay mejor para evangelizar que una vida entregada que huela a Jesús de Nazaret. No hay palabras, ni homilías, ni discursos… no hay charlas TED suficientes ni canciones enrolladas… para llevar a la gente a Cristo, nada como una vida llena de Dios.

Siendo realistas, es difícil tener una vida 100% de Cristo. Esa plenitud posiblemente sólo la encontraremos en la eternidad. Pero si es posible mostrar gratis lo que uno ha recibido gratis. Tú también puedes hacerlo. Es posible mostrar que se puede vivir desde el amor. Es posible mostrar que el amor, si es de verdad, es para siempre. Es posible mostrar una comunidad de hermanos donde se vive cada día la fraternidad y donde lo de uno, es de todos. Es posible ser joven y vivir la amistad, los estudios, la pareja… desde la entrega, la generosidad y la verdad. Es posible estar atento a las heridas del prójimo que tenemos cerca. Es posible dar el poco pan que me queda para que otro coma. Es posible dedicar tiempo y esfuerzos a que otros vivan mejor. Es posible ser más pobre. Es posible pedir perdón y ser perdonado. Es posible caer una y otra vez y seguir con la sonrisa del que nunca desfallece. Es posible dar sentido a la enfermedad, a la pérdida, al sufrimiento.

Hay tantos y tantos testimonios diarios de eso que uno se pregunta por qué seguimos dando la chapa tantas veces, intentando convencer cabeza-a-cabeza en lugar de corazón-a-corazón.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Hablar de Cristo (Rm 10,9-18)

Hablar de Cristo. De eso se trata y no de otra cosa. Hablar de Él. Y lo hacemos a medias. Hablamos de muchas cosas. Y se nos puede pasar hablar de lo más importante. Porque es Jesucristo quién enamora, quién atrae, quién cambia la vida… No es la Iglesia, ni sus principios morales, ni su visión ética, ni su liturgia, ni sus comunidades… ES Cristo.

Si vaciamos de Cristo el mensaje o si lo nublamos tanto que Él se convierte en una sombra… nada nos queda.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Zasca de San Pablo (1 Cor 1,17-25)

«No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio,
y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.»

 

Vaya frase de San Pablo, para ser la primera de la lectura que hoy nos propone la Iglesia. Vaya zasca para algunos, a los que parece sólo preocuparles cuántos se bautizan, cuántos hacen la Primera Comunión, cuántos se confirman, cuántos se casan… y que convierten parroquias, capillas, colegios… en máquinas sacramentales sin que haya habido un gran trabajo para que la semilla evangélica pueda ir creciendo de otra manera.

La Iglesia necesita buscar la manera de ANUNCIAR al CRISTO CRUCIFICADO Y RESUCITADO en la España de hoy, en la Europa de hoy, en la América de hoy, etc. Necesitamos comunidades vivas, reales, donde las personas descubran la fraternidad, la comunión de sus vidas, la acción de Jesús entre nosotros, la fuerza de una oración sincera y conectada con la vida. Necesitamos preparar terrenos que ahora mismo están áridos o llenos de vegetación salvaje y en los que es difícil que entre la luz o que germine la semilla. Empeñarse en seguir funcionando como siempre, cambiando sólo un poco los materiales y los tonos… es insuficiente.

Hemos convertido los sacramentos en sacraMIENTOs porque, al contrario de S. Pablo, por bautizar nos hemos olvidado de anunciar.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

 

Cristianos en la ITV (Mateo 10, 1-7)

senal-itv-definitivaIsrael era el pueblo elegido. Y es a sus «ovejas descarriadas» a donde el Señor Jesús manda a sus apóstoles en primer lugar.  ¿Sigue aplicándose esto hoy también? ¿Es este también el contexto de la nueva evangelización de la que tanto hablamos hoy en día? Yo creo que, en parte, sí.

Piensa en personas concretas. Personas que se autodenominan creyentes pero cuya vida no transpira cristianismo. Personas que han abandonado la Iglesia por discrepancias más o menos serias. Personas que se han quedado pero cuya actitud la sitúa fuera del Cuerpo de Cristo, aunque ellas se presupongan el corazón del mismo. Sacerdotes que, en lugar de acercar, alejan. Religiosos perdidos y desencantados de su comunidad, sus votos, su misión. Laicos y laicas que se piensan que nada va con ellos, que no son realmente testigos de nada y que en nada se diferencian de los «gentiles» de su entorno…

Creo que la labor del Papa Francisco está siendo importantísima en este sentido. Lejos de disertaciones teológicas y piruetas vaticanas, Francisco está trayendo a la actualidad mundial, de manera muy exigente y dura, los pilares de cualquier seguidor de Jesús, sea cuál sea su vocación y función en la Iglesia. Nos vuelve a hablar del ejemplo, del hacernos responsables unos de otros, de la fraternidad, de los más pobres y necesitados, de nuestras terribles omisiones, del amor de Dios, del perdón, de la necesidad de volver a Jesús, de lo difícil del seguimiento… Todo sabido. Todo olvidado. De nuevo en la primera plana de nuestras reflexiones.

Todos necesitamos pasar por la ITV para revisar nuestra fe y la «calidad» de nuestra fidelidad al Señor. Todos. Los primeros. Antes que los gentiles. Antes que aquellos a los que juzgamos y masacramos pensando que somos moralmente superiores.

Un abrazo fraterno

#iEvangelizar: Llamado a…

Sí, es verdad. Hoy he sustituido el comentario, en clave de oración, de las lecturas del día por este post que inaugura, también en mi blog, este Año de la Fe instituido por Benedicto XVI.

Hoy, de 21 a 22 (hora española), tendrá lugar un gran encuentro en twitter, a nivel mundial, alrededor del hashtag #iEvangelizar. Detrás está el proyecto iMision, del que formo parte. ¿Objetivo? Darnos un rato, utilizando los medios actuales de encuentro de los que disponemos, para reflexionar juntos acerca de lo que significa #iEvangelizar en el marco de la nueva evangelización. Y llevo varios días dándole vueltas al temita…

Lo que puedo decir es que, para mi, no es posible ser cristiano y no evangelizar. No es posible conocer una Buena Noticia y no comunicarla a otros. No es posible descubrir la luz en la oscuridad y quedármela sólo para mi. «Id y anunciad» nos dijo Jesús, el mismo Jesús que envío a sus discípulos «como ovejas en medio de lobos, sin sandalias ni alforjas para el camino». El envío y la evangelización son inherentes a todo cristiano.

¿Y puede ser uno cristiano unas veces sí, dependiendo del momento, lugar, personas, circunstancias; y otras veces no? ¿Puede uno dividirse? ¿Puede uno ser varios en función de quién o qué tiene delante? No debería. La coherencia vital me exige ser cristiano, en toda su plenitud, allí donde esté, con quién esté y en el momento que me toque. Y en mi caso, que tengo una presencia asentada, no es posible estar en la red sin ser o mostrar aquello que soy realmente.

YO NO VOY A LA RED A EVANGELIZAR. YO EVANGELIZO EN LA RED EN LA QUE ESTOY. Creo que el matiz es importante. Es mi experiencia. Yo no vengo a la red a salvar a nadie, a convertir almas, a cambiar vidas, a ser pegador de carteles cristianos… Yo estoy en la red y decido no esconder nada de lo que soy, decido no comportarme como quién no soy. Y creo que así #iEvangelizo.

Comparto mi oración, mis pensamientos, mis fotos familiares, mis opiniones, las noticias y alguna opinión personal sobre ellas, mi fe, mi música… Y lo hago de una manera determinada. Y tengo la experiencia que, sin más, soy luz y faro para otras personas. Tal vez porque no pretendo nada, porque no quiero convencer sino acoger y amar. Porque me presento como soy y digo las cosas con claridad. Tal vez porque hablo de Jesús, de la Iglesia, de la fe, de las cosas de Dios… con absoluta normalidad y naturalidad. Sin pretender nada, sin esconder nada.

Es la cruz la que tiene la fuerza. Es Jesús el que pasa por encima de mi y convence, interpela, cambia, mueve. Es Dios mismo quién actúa desde mi pequeñez.

Por último, compartir mi gozo de seguir, día a día, creando lazos de gran hondura en la red. Conocer personas, compartir vida con ellas, sentirme acogido y aceptado y poder acariciar vidas ajenas a través de un teclado y un monitor.

Ojalá que este Año de la Fe sea fecundo en frutos para mayor gloria de Dios y felicidad del mundo.

Un abrazo fraterno