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Déjanos en paz (Ex 14, 5-18)

Retomo este blog después de haber hecho un necesario paréntesis para poder llegar a otras muchas cosas. Ciertamente me da pena pero a veces uno no da para mucho más. Pero tras dos semanas de vacaciones vuelvo con ganas de seguir manteniendo mi comentario de la Palabra al día.

Hoy he tenido una experiencia que, sin duda, va muy acorde con la brutal exclamación del pueblo judío al verse perseguido por los egipcios.

En realidad, en ´mi día a día, estoy lleno de mediocridades y aunque en muchos momentos soy guerrero valeroso e incluso dejo que el Señor luche por mi, en otros me da ciertamente rabia tener detrás la voz de Jesús recordándome el camino. Es esa voz pesada e irritante del GPS que te marca la ruta cuando tú, realmente, quieres probar otras cosas.

La luz y la oscuridad no están tan alejadas y conviven en mi. El mayor problema de la luz es creerse muy alejada de las tinieblas y superior en fuerza. Hay que vivir luchando, corriendo, sintiendo el aliento de los que nos acosan y dejándose guiar por Dios mismo aunque su acción nos irrite a veces.

Un abrazo fraterno

luz-tinieblas

Señor, roca mía (Sal 18)

Muchos días sin escribir equivalen a muchos días sin orar en serio. Es fácil seguir mi oración. Si escribo, oro. Si no escribo… apagón informativo, apagón orante.

Ha empezado la cuaresma y me ha pillado en tierras americanas, cerquita de Chicago con muchísimo frío. Ya he vuelto pero hoy he salido de viaje de nuevo. Primer lunes de mes y reunión de formación en la comunidad para compartir nuestro trabajo personal sobre las emociones. Ejercicio de Focusing y desplome absoluto. Colapso total del bonito rascacielos construido, de la hermosa y maldita torre de Babel, donde nada se entiende. El ejercicio fue muy duro. Prendió la chispa.

«¿Y ahora qué?» me pregunto continuamente desde hace un rato. Por lo de pronto, vuelta a la oración. Un guerrero conoce sus heridas aunque no las muestre en la batalla. Y a él también le duele la limpieza primera que lleva a la curación. Como la Magdalena con Jesús, tambié las lágrimas empezaron a lavar mi alma. Me siento vivo. Me sé en lucha. Me he visto guerrero como si del viaje del anciano avaro de Cuentos de Navidad se tratara. Y me siento débil también. Despojado de vestimentas. No me agrada.

Señor, roca mía.

Un abrazo fraterno

hombre_llorando