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Poneos al nivel de la gente humilde (Rm 12,5-16a)

Es una de las cosas que más he aprendido de mi abuelo materno, de mi avi Sebi. Mi avi Sebi era una persona que nunca tuvo apreturas económicas. Trabajador incansable sacó adelante el negocio de licores y vinos que ya sus antepasados habían puesto en marcha y le fue bien. No descansaba ni un día y el fruto le permitió vivir siempre sin demasiadas preocupaciones en ese sentido. Pero mi avi Sebi entendendió esta Palabra y la puso en práctica de dos maneras distintas: en lo material y en lo espiritual.

En lo material, mi avi Sebi no vivió con lujos ni con caprichos. Era un hombre que necesitaba poco, sólo lo importante, para ser feliz y no necesitaba consumir ni gastar ni demostrar todo lo que tenía y podía. Su vida fue austera, que no cutre ya que mi abuelo sabía gastarse el dinero en lo que valía la pena. Esa manera de vivir le ayudó a practicar la humildad y no creerse más que nadie. mercado-de-palermo

En lo espiritual, mi abuelo se codeaba con todo el mundo, conocía a todo el mundo, hablaba con todo el mundo, valoraba a todo el mundo, sonreía a todo el mundo… Le encantaba el ambiente del barrio y era querido por todos. Su cultura no le alejó de la gente más humilde sino que veía en ellos una oportunidad de aprender día a día. Hizo vida eso de que Dios se esconde entre las cazuelas y las potas…

Yo intento ser igual. A veces se me suben un poco los humos pero en realidad creo que todos tenemos la misma dignidad de hijos de Dios. A partir de ahí, lo de más es un poco más superfluo. Ojalá el Padre me siga ayudando en la práctica de esta virtud que tanto me cuesta: la humildad.

Un abrazo fraterno

Por tu palabra, echaré las redes (Lc 5, 1-11)

Termina el Evangelio de hoy diciendo que aquellos pescadores lo dejaron todo y se dispusieron a seguir a Jesús. Es algo que impacta y llama la atención, sin duda. A uno le gustaría tener esa decisión. Pero hoy me gustaría hacer que mi oración girase con algo que sucede antes de ese «dejar».

Cuando Jesús le pide a Pedro que lleve la barca mar adentro y eche las redes de nuevo le está pidiendo algo que carece de sentido humano. Pedro es pescador experimentado, Jesús no. Pedro acababa de llegar de faenar toda la noche. Lo De Jesús parece un farol propio de quién pretende saber sobre lo que no tiene ni idea. Pero Pedro… lo hace. Es tal vez esta actitud la clave del seguimiento. Puede que luego sea más fácil seguirle cuando ya has tenido muestras de su «poder» pero al comienzo, cuando la propuesta no está llena de mucha lógica… hay que ser tremendamente humilde y tremendamente «loco» para llevar a cabo lo que Jesús propone.

Nosotros nos cargamos de razonamientos y seguridades y pretendemos darle a todo ese cariz de lógica humana que, muchas veces, echa por tierra aquello que Jesús nos propone para darnos el empujón definitivo. Debo ser humilde y reconocer que, con Él, se puede obrar el milagro.

Un abrazo fraterno