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Dios en los sueños (Gn 28,10-22a)

Qué bonita es la experiencia de Jacob. Dios le habla en un sueño. Es la misma experiencia que, muchos años más tarde, tendrá José también, en medio de sus dudas.

Dios nos habla de muchas maneras pero su voz, sin duda, brota también de nuestro interior, de nuestra intuición, de la brisa que agita el corazón. ¡Qué importante es reconocer la voz de Dios detrás de esta experiencia tan humana! Es una muestra de que Dios entra en nuestras coordenadas. Otros, en el mismo caso que Jacob, lo achacarían al cansancio, al estrés, a la imaginación o vete tú a saber qué. Casualidades, ensoñaciones… dicen algunos.

El caso es que Dios habla para transmitirnos algo muy importante: «Estoy contigo. No temas». Es el mismo mensaje que Cristo Resucitado dará a los doce poco antes de volverse con su Padre. Él está aquí, a nuestro lado. Cuida de nuestra vida, nos sostiene, nos guía, nos cuida. ¡Qué importante vivir con esta certeza! ¡Qué descanso! ¡Qué ligero se torna el equipaje!

Cuando mi fe me permite tener esto claro… la vida se abre paso aún en los momentos más insospechados, cuando todo parece perdido.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Dios también te espera en bañador (Génesis 46, 1-7. 28-30)

No me digas que nunca lo has hecho. ¡Es genial! Te metes en el mar, bajo el sol, y te tumbas boca arriba con los ojos cerrados. Sin oponer resistencia. Sin miedo. Y dejas que las olitas, que la marea te lleve… Cuando tus pies empiezan a golpearse con la arena del fondo y la espalda empieza a rozarse, es que ya estás en la orilla de nuevo. Abres los ojos y todo es distinto. No hay nada tuyo cerca. Ni rastro de tu toalla. Sombrillas desconocidas. Caras nuevas. Señoras que no estaban cuando te metiste. Has aparecido en un lugar distinto e inimaginable cuando decidiste darte el baño.

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Hoy la Palabra nos habla de eso. Desde la primera lectura hasta el Evangelio, la propuesta del Padre hoy es veraniega y refrescante. Liberadora. Hoy el Padre viene y me pide que me dé el chapuzón, que me adentre en el mar y que no me preocupe, que deje mi vida en sus manos y que Él me irá llevando.

Muchas veces he intentando explicar que nunca fui demasiado racional en mi toma de decisiones. Eso no quiere decir que no las pensara, que no ponderara ventajas y dificultades… pero siempre, al final, me he dejado llevar por lo que yo siempre he llamado la «intuición del Espíritu». Es esa brisa que te lleva hacia un sitio. Esa voz que te dice que venga, que por aquí. Esa ilusión serena que te impulsa hacia aquello que sientes te hará inmensamente feliz. No tiene sentido para muchos. No es razonable para otros. No se comprende para algunos. Pero yo siempre decidí de esa manera. Así me vine a Madrid hace ya 13 años, sin casa, trabajo y con la carrera sin terminar. Así empezamos nuestro noviazgo Esther y yo y decidimos casarnos. Así aparecí un año en Cercedilla y comenzó un precioso camino pastoral en la Escuela Pía. Así nos embarcamos en la aventura comunitaria con Felipe y Stella. Así celebramos la llegada de Álvaro, de Inés y la decisión de querer un tercer hijo y celebrar con gozo la llegada de Juan… Intuiciones maravillosas. Y llegó iMision y las redes y el Vaticano y Roma y CONFER y charlas y ponencias… ¡y la Fraternidad!

Efectivamente hay que estar dispuesto a abandonar seguridades y asumir riesgos. Hay que estar dispuestos a conocer lugares nuevos y sentirte en casa siempre, en todo lugar, con cualquier persona. Hay que estar dispuesto a seguir la voz de Dios y dejarse llevar.

Lo que para otros es imposible, a mi siempre me ha resultado liberador. Es la libertad de aquel que intenta poner sus sustento en el que no se muda.

Un abrazo fraterno

¿Por qué esta generación reclama un signo? (Marcos 8,11-13)

Muchas veces, cuando más a oscuras me siento, le pido al Señor que me muestre el camino, que pase algo que me indique por dónde ir, qué hacer… El agobio de no saber qué camino tomar en el cruce me produce una sensación de tremenda inquietud. No es una inquietud que produzca desazón; es, más bien, la inquietud del que se sabe necesario y capaz para algo pero no acaba de tener claro que és aquello que se le «reclama».

La experiencia de los últimos meses me demuestra que Dios está por otro cosa y no para sacarnos las castañas del fuego, menos en esta sociedad tan descreída que aún se atreve a culpar a Dios de las desgracias como la de Haití. Sociedad pretenciosa y desafiante. La pedagogía de Dios, al menos conmigo, está siendo de otra manera. Dios me va hablando y va descorriendo el velo pero no desde grandes signos externos sino trabajando desde mi más honda intuición. Desde la escucha a mis hermanos. Desde el encuentro con otros. Desde las oportunidades que provoco y desde la que me llegan. No sé muy bien cómo explicarlo.

El signo debo ser yo.

Un abrazo fraterno

Me enseñarás el sendero de la vida (Sal 15)

el-sendero-del-magoComo dice un vídeo que podéis ver en el repositorio de vídeos de este blog en la barra de la derecha, Dios es como un GPS. Cuando tienes claro dónde quieres ir, sólo tienes que dejar que Él te vaya guiando y confiar absolutamente en la ruta por la que te va conduciendo.

Yo he ido abriendo puertas últimamente y estoy contento. No sé muy bien en qué parte del camino estoy pero sí sé que tengo la intuición de que voy caminando hacie delante por el sendero que Dios me tiene reservado. Yo rezo mucho para que así sea.

Un abrazo fraterno

El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo… (Jn 14, 21-26)

Tal vez por estar hablando mucho del Espíritu últimamente o tal vez porque el mismo Espíritu me hace pensar en Él… el caso es que me está gustando enamorarme de Dios Espíritu. Hoy lo compartí en mi reunión de comunidad. Miro para atrás y me doy cuenta de la brisa que ha ido guiando mis pasos y mis acciones. Esa intuición alentadora, esa determinación inexplicable, esa ilusión contagiosa, esa valentía desconocida… mi historia está llena de soplos de Espíritu.

Siempre me había centrado en Dios Padre y en Dios Hijo y me había olvidado un poco de la persona más cautivadora por ser menos «persona». Dios te enamora por el Espíritu. Y a mi me gusta estar enamorado…

Un abrazo fraterno

Se le apareció en sueños… (Mt 1, 18-24)

pepito-grillo.pngEsto de que el ángel se le apareció en sueños a José… ¿podría ser traducido hoy diciendo que José tuvo la intuición de que debía quedarse al lado de María?

 La intuición… ¡Cuántas veces me he dejado llevar por ella! Es difícil definir qué es y cuándo se siente. Es difícil saber si es correcto o adecuado seguirla pero… ¡es algo tan de dentro! ¡Es una voz tan interna!

Yo voy a seguir dejándome guiar por ella todo lo que pueda. Siempre me ha ido bien y nunca he sentido que había dejado de hacer aquello que me pedía el corazón. Bueno, alguna vez sí… Vamos a corregir la frase… Siempre que la he seguido me ha ido bien. Y hay cosas a las que me encantaría afrontar desde la intuición pero… no me atrevo…

Un abrazo fraterno