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Un Mesías peregrino – #DomingodeRamos

El camino hacia Jerusalén es todo un símbolo en los Evangelios. Jerusalén se presenta como la meta de la misión de Jesús, el lugar donde se consumará su paso por la Tierra y donde la Nueva Alianza de Dios con el hombre quedará sellada para siempre.

Jesús va a Jerusalén como peregrino. Es Pascua y, como judío, se acerca a la ciudad con sus amigos para visitar el Templo como marca la Ley. No parece ser muy conocido en la ciudad. Él viene de predicar en Galilea y por el camino. En la ciudad algo se sabe de Él pero no demasiado. Todo hace indicar que son los peregrinos que entran con Él los que lo aclaman a la llegada. Sí, es una entrada triunfal, sobre todo para aquellos que han seguido de cerca al Maestro y lo conocen.

Hoy es un día para que meditemos nuestra postura ante este Jesús que llega a nuestras vidas y a nuestro entorno. Le aclamamos como Mesías pero ¿en qué tipo de Mesías estamos pensando? ¿Qué imagen de Dios adoramos en Él? Posiblemente ya no un Mesías político que venga a cambiar el ordenamiento sociopolítico del momento. No creo que nadie esté pensando en Él como Rey, aunque algunos añoran la época en la que Estado e Iglesia se confundían. ¿En qué Mesías piensas tú? ¿Un Mesías todopoderoso que venga a hacer desaparecer de un plumazo los problemas de tu vida? ¿Un Mesías lleno de milagros al por mayor para que tú elijas el que más te conviene? ¿Un Mesías bonachón, pacifista y romántico, que hable bien y que sea «happy» en un mundo ligero y superficial? ¿En qué Mesías piensas tú? ¿A qué Mesías aclamas?

Ojalá acojamos al Señor, ojalá entremos con Él, ojalá deseemos caminar a su lado para participar de su misión. Ojalá estemos a su lado y le dejemos estar al nuestro hoy y mañana, cuando dejemos de entender…

Un abrazo fraterno – @scasanovam

¿Salvar de qué? (Mc 8,27-33)

«¿De qué tiene que salvarnos hoy Jesús?». Eso me preguntó hoy un alumno en mi tutoría. El concepto de «salvador» ha perdido significación para los jóvenes de hoy, al menos en el rico Occidente. Viven bien, tienen de todo, disfrutan de la vida, cobertura médica adecuada, sin grandes apreturas, etc.

Esto me hace pensar en qué tipo de mesianismo esperan los jóvenes de hoy. Realmente, ¿qué aceptarían ellos como Mesías? Interesante pregunta para una tarde lluviosa de domingo. Lo que tengo claro es que en algo sí coincidirían con aquellos discípulos y aquellos judíos de hace más de 200 años: Jesús, en ningún caso, cumple las expectativas de Mesías. ¿Derrota? ¿Fracaso? ¿Cruz? ¿Sufrimiento? ¿Amar a los enemigos? ¿Poner la otra mejilla? ¿Bienaventurados los pobres? Nada. Al pilón con Él. Ayer, hoy y siempre.

La propuesta de Jesús sigue siendo arrebatadoramente radical, rompedora, transgresora. Es la propuesta del amor sin límites, hasta el final. Un amor que es el amor de Dios Padre hacia cada uno de nosotros. ¿Cómo lo ves?

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Notoriedad eclesial (Mc 1,40-45)

Cómo nos gusta tener notoriedad. A mí el primero, Señor. No pasar desapercibido. Tener algún pequeño momento de gloria. Ser reconocido. Es como si lleváramos en las venas el gustillo por ser mejores que otros, por ser más poderosos e influyentes.

Tú eras el Mesías y nos enseñas de qué va esto. Por eso te crucificaron, entre otras cosas. Porque no entraste al juego de la notoriedad. Los que esperaban un Mesías canciller, cacique, general de los ejércitos, libertador político, etc. se quedaron con las ganas. Tú sólo sabes de amor, no de notoriedad.

Ayúdanos, Señor. Ayúdame sólo a amar y no a figurar.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Yo no soy el Mesías (Jn 1,19-28)

Quién lo escuchara… Esa frase sería oro en la boca de muchos contemporáneos que, como otras veces en la Historia, se creen los salvadores de muchos. Juan el Bautista lo tenía claro. Él no era. Hoy, muchos están confundidos. Tenemos una buena ristra de experimentos mesiánicos en la faz de la Tierra.

Incluso yo tengo que hacer el esfuerzo por no creérmelo. Los que trabajamos con personas, y si es en la educación más, tenemos la tentación de acabar pensando que somos el Mesías y que estamos en la tierra para salvar la vida de muchos. Y podemos llegar a engancharnos al placer que da que a uno le sigan, le veneren, le escuchen, le respeten, le quieran seguir e imitar…

Gran tentación la del mesianismo. Eterna tentación que se acabó con un Cristo Mesías muerto en la cruz. ¿Qué Mesías de hoy está dispuesto a transitar ese camino?

Un abrazo fraterno – @scasanovam