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Postureo cuaresmal (Mt 6,1-6.16-18) – #MiércolesDeCeniza

Vamos, que deje el centro a Otro. Que me baje del pedestal. Que me sitúe en la periferia. Que baje un poquito los humos y levante la mirada para mirarle a Él.

Hoy comienza una Cuaresma que creo que, en mi caso, va a ser la Cuaresma de la Humildad, en este camino del descentramiento que el Señor me ha llevado a transitar desde hace algún tiempo. Me reconozco demasiado en «esos» que buscan aprobación, que buscan las luces y las cámaras, que lucen traje y se creen los protagonistas. ¿Por qué? ¿Qué necesito en el fondo y dónde lo estoy buscando?

El Señor me llama a transitar el camino de la humildad para despojarme de mi máscara de prepotencia y seguridad que me permite afrontarlo todo. Si busco tantas veces la aprobación, en el fondo, es porque necesito la caricia, la constatación de que sirvo, de que lo hago bien, de que soy útil, bueno, listo… El Señor quiere que deje de buscar recompensas de fuera y descubra, de una vez por todas, las recompensas de su mano.

Es hora de concretar una oración, un ayuno y una limosna potentes para esta Cuaresma. Comprometerme a rezar más, todos los días. Comprometerme a estar al servicio de los demás sin esperar ser siempre complacido. Y comprometerme a ayunar de trabajo, de presencia digital, de todo aquello que alimenta mi ego. Terminar el día, sencillamente, acostándome pronto y compartiendo lectura con la mujer que Dios me ha regalado.

Vamos allá. Es hora de rasgar el corazón.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Rasgad los corazones (Joel 2,12-18) – MIÉRCOLES DE CENIZA

Rasgad los corazones y no las vestiduras…

Hoy es Miércoles de Ceniza y da comienzo la Cuaresma un año más. Una nueva oportunidad para rasgar mi corazón y ayunar de muchas cosas, para dirigir mi espíritu hacia el Señor, para tomar conciencia de quién soy y de quién es Él en mi vida.

Hoy comienza el camino hacia la Pascua. Es un tiempo de preparación que coincide una vez más con una profunda crisis en la sociedad en la que vivo. La gente sale a la calle a protestar por los recortes que hacen los gobiernos. Gente desesperada muchas veces, desesperanzada… que empieza a sufrir en sus carnes las injusticias que otros muchos llevan años viviendo.

Este primer día de Cuaresma quiero empezar a purificar mi corazón y a preguntarme en qué he colaborado yo en todo esto, cómo puedo ayudar a que se termine… Quiero centrarme en mi corazón y no tanto en las medidas de un gobierno. Yo puedo y debo ser el protagonista de una revolución mucho más profunda y eficaz que la que se está dando.

Que el Señor me ayudE y me proteja.

Un abrazo fraterno