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El viento sopla donde quiere (Juan 3,1-8)

Tenemos que asumir que no controlamos demasiado de nuestras vidas. La sociedad en la que vivimos intenta una vez tras otra convencernos de que es así, de que nuestras seguridades, conocimientos, capacidades económicas… nos dan la certeza de controlar nuestras vidas pero, al final, no es tanto lo que está bajo el poder de nuestra decisión.

El viente sopla donde quiere y es mejor tener el espíritu curtido. Esa es la seguridad que yo quiero: estar listo para lo que venga, capaz de afrontar aquello que se me pida, consciente de asumir lo que considere oportuno.

Recuerdo con agrado la segunda peli de Narnia en la que sólo la pequeña es capaz de ver a Aslan, de intuir un camino en el precipicio. Sólo ella es capaz de verlo porque sólo ella quiere verlo, sólo ella sabe que sin él todas las luchas se tornan en complicadas. Con él todo es diferente. En su abrazo encuentro paz y soy capaz de muy altas cotas. Quiero nacer, en esta Pascua, de nuevo. Quiero seguir poniendo mi vida a su luz. Sé que es el mejor camino hacia la felicidad.

Un abrazo fraterno

¿Dónde estás?

Me he enamorado de una canción. Es de hace ya varios años pero yo la acabo de descubrir. La podéis escuchar en la sección de vídeos de este blog. Cuatro rockeros magníficos con alma de románticos. Maravilloso. Pero es la cantinela del estribillo la que me sirve para la oración de hoy: ¿Dónde estás? Eso mismo se preguntaban los hermanos de Narnia en la segunda parte de la saga que hoy he visto con mis hermanas de comunidad. ¿Dónde estás?

¿Por qué no me das alguna prueba de lo que quieres, alguna señal? ¿Por qué no consigo ver el camino claro? ¿Dónde estás Padre? ¿No te deseo suficiente? ¿Tal vez no estoy mirando adecuadamente?

Quiero verte. Sigo el rastro de tu amor.

Un abrazo fraterno