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Paz a vosotros (Jn 20, 19-31)

Hace ya varios días que no actualizaba este blog. La falta de tiempo a veces es capaz de ensombrecer hasta los momentos en los que uno debería estar preparado para sólo impregnarse de lo que le es dicho, de lo que le es regalado. Preparar la Pascua a veces ayuda y a veces dificulta a vivirla. Por lo de pronto a mi me dificulta enormemente vivir la Cuaresma de manera consciente. Este año lo volví a experimentar… ¡tanto que hacer que no queda tiempo para ser! Luego, una vez uno ya está metido de lleno en la Semana Santa inevitablemente vive momentos llenos de sentido.

Cuando hoy escuchaba el Evangelio en la Eucaristía se me clavó como una daga la famosa y archiconocida frase de Jesús: Paz a vosotros. Es tal vez esa paz el signo más claro de la vivencia de la Resurreción, del encuentro con Jesús vivo. Jesús traspasa nuestras puertas cerradas y viene a nuestro encuentro, conociendo nuestras incapacidades y temores, nuestras ataduras y miedos. Y Tomás trae a mi mente aquella catequesis comunitaria en Cercedilla y el respeto a mis tiempos y mis racionalidades… Y la primera lectura me habla de algo que conozco: hermanos, bienes compartidos, oraciones en común…

 En definitiva, este nuevo «paso del señor» trae otra vez aroma fecundo, la alegría de estar más cerca, laz paz (aunque sea momentánea) de saberme construyendo y construyéndome junto a otros… Paz, paz, paz…

Un abrazo fraterno

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¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? (Lc 12, 49-53)

«NO, SINO DIVISIÓN».

 Para mi esto es muy fuerte. Para mi, que siempre voy por la via diplomática. Para mi, que siempre intento evitar el enfrentamiento. Para mi, que suelo evitar las situaciones desagradables.

Seguir a Jesús me tiene que traer problemas porque yo debería crearlos hablando claro, alto y con valentía; jugándome la vida por los pobres de Dios y luchando por su justicia.

El Padre me pide encauzar toda mi fuerza, mis discusiones, mis polémicas, mi energía… en buscar división a otros niveles y no en chorraditas de medio pelo que, al fin y al cabo, es en lo que me meuvo y disfruto…

Un abrazo fraterno

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Decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios (Lc 10, 1-9)

A veces nos equivocamos de misión o estamos tan preocupados buscando una que perdemos el norte y nos complicamos la existencia de una manera increíble. Queremos ser tan buenos apóstoles y dar un testimonio tan convincente y radical de Cristo  que acabamos por olvidarnos de aquello para lo que hemos sido enviados. Hoy el Evangelio nos aporta un poco de luz:

– Somos portadores de paz
– Estamos llamados a curar enfermos
– Estamos llamados a decirle a cada persona que el Reino de Dios está muy cerca de ella

Es complicado ser portadores de paz en un mundo de «lobos». Jesús ya nos lo apaloma.jpgdvierte. No podemos ser ingenuos o rasgarnos las vestiduras por lo hostil del ambiente. Los enfermos no se curan en dos días. Jesús nos anima a «no cambiar de casa». Hay cosas que necesitan su tiempo. Curar personas es una de ellas. Y la Buena Noticia debe ser proclamada. Sin distorsiones, sin manipulaciones, sin complicaciones: DIOS ESTÁ A TU LADO, muy cerca, en ti, en los que te rodean, en lo que te rodea. ¡DIOS puede reinar si le dejas! No está en las alturas, no es ajeno a tu sufrimiento ni a tu alegría. Ama contigo, sufre contigo, camina contigo.

¡Poneos en camino!

Un abrazo fraterno