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¿El Señor está con nosotros? ¿Seguro? (Jue 6,11-24a)

» Perdón, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha venido encima todo esto? «

Pregunta que permanece en el tiempo, la que lanzó el joven Gedeón cuando el ángel del Señor se le apareció un día en medio de su actividad cotidiana. Es una pregunta que yo me he hecho también alguna vez y que, a lo largo de la historia, se ha ido repitiendo en los momentos de dificultad.

Uno mira las noticias, el mundo, la crisis migratoria, la crisis política, la crispación en aumento, el desprecio al diferente, la guerra que no termina… y se pregunta por qué la mano del Señor no corrige nuestros desastres humanos. ¿Por qué? ¿Seguro que el Señor está, nos ama, nos protege, cuida su barca y a sus hijos?

La respuesta del ángel es también una respuesta para cada uno de nosotros: «Vete, y con tus propias fuerzas salva a Israel. Yo te envío.» El milagro y la fuerza del Señor habita en cada uno. Estamos llamados a ser la voz de Dios, sus manos, sus pies, su caricia, su denuncia, su justicia y su misericordia, en el mundo más próximo. ¿Estamos listos?

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Escoged a quién queréis servir (Jos 24,14-29)

La vida es una sucesión de elecciones. No son sólo las políticas las que marcan el devenir de la Historia sino las pequeñas decisiones personales que van surcando la tierra y dibujando caminos donde antes, a veces, no existían.

Hoy se nos lanza una frase que no tiene edad ni fecha de caducidad. Hoy se nos llama a elegir, una vez más. ¿A quién quieres servir? ¿A los pies de quién quieres poner tu vida? No nos engañemos. Hay personas que han decidido servir al dinero, y por dinero son capaces de venderse a sí mismos y a los que les rodean. Hay personas que han decidido servir al poder, y para alcanzarlo son capaces de traicionar sus principios más preciados. Otros han decidido servir al deporte, otros a su imagen, otros a la seguridad, otros al bienestar físico, al placer sexual… Otros han optado por servirse a sí mismos, desencantados del prójimo. ¿Y tú?

No vale engañarse. Sirves a aquello que marca tus decisiones. Sirves a aquello a lo que dedicas más tiempo. Sirves a aquello que pasa por delante de lo demás. Sirves a aquello que no estás dispuesto a dejar.

La propuesta cristiana, a la que yo intento dar respuesta, es servir al Señor. A ese Señor que hace historia conmigo, que me conoce y me ama, que me perdona, que ha traído su Reino para que vaya cambiando el mundo poco a poco. A veces me despisto. Y me doy cuenta de que le sirvo sólo de boquilla. Otras veces me descubro firme y ordenando mi vida a su alrededor. Sirvo al Señor. Y aún puedo servirle más.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Señor, limpia mi corazón (Lc 5,12-16)

Como ese leproso, yo también quiero decirle al Señor Jesús que limpie mi corazón porque a veces alberga sentimientos que no son buenos, que no me gustan. En vez de amar, desconfía. En vez de amar, reprocha. En vez de amar, justifica. En vez de amar, acusa.

Señor, yo también quiero limpiarme. Límpiame.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

El paso del temporal… con fe (Mateo 8, 23-27)

Ayer escuché una historia dolorosísima de boca de una de las personas que más quiero. Era su historia. Una de estas historias en las que uno piensa si hacía falta tanto, tanto dolor… y de esa forma. Los temporales llegan. Antes o después. Y un temporal hace que todo se tambalee y que uno se paralice por el miedo…

Yo he tenido la suerte, por la educación religiosa recibida y también por los dones regalados por el Padre, de poder afrontar los pequeñísimos temporales que han azotado mi vida con Jesús en mi barca. Igual que a los apóstoles, la presencia de Jesús en mi barca me supuso siempre ser capaz de «aguantar» el temporal hasta el final. ¡Cuántas veces el 15380Señor parece que duerme! Su silencio nos aterroriza, nuestra fe flaquea…

En realidad es fácil creer cuando todo me va de cara. Es fácil dar gracias por todo lo maravilloso que me sucede en la vida. Es fácil agradecer el regalo de mis hijos, el amor de mi mujer, la familia que tengo, el trabajo… Es fácil ver en Jesús a aquel que me cuida, me protege, no deja que nada malo me pase… Así pienso y pensamos a veces… Incluso a veces es tan fácil que acabamos apartándonos del Señor, tomando otros caminos dejándolo de lado, olvidando el agradecimiento por tanto…

¡Qué útiles son los temporales a veces! Qué útiles para sentirse pequeños, débiles, frágiles… qué útiles para devolvernos a la realidad, qué útiles para recordarnos que, al final, en la vida existe el dolor y que, sin Jesús, puede acabar con nosotros.  Sólo hay que ver y oír los testimonios de personas creyentes a las que les ha pasado de todo… y ahí están, alegres, serenas, agradecidas…

Llegará otro temporal y a mi me pillará con el Señor en la barca, lleno de pánico pero junto a Él. Y eso me una paz tremenda…

Un abrazo fraterno

¿Soy yo de los que buscan al señor? (Salmo 104)

Buscar al Señor. Hoy va de eso la Palabra: el Salmo y el Evangelio hacen mucho hincapié y me ha hecho pararme a pensar. ¿Soy yo de los que buscan al Señor?

Uno busca algo cuando le falta. Lo busca porque lo desea. Porque quiero tenerlo, verlo, saborearlo, disfrutar de él. Porque quiere amarlo o sentirse cuidado por él. Uno busca algo porque lo necesita, porque no puede vivir sin él.

De mis dos hijos mayores, Álvaro e Inés, él no encuentra nunca nada cuando lo busca. Ella siempre. Él es despistado y puede tener algo delante de sus narices y no verlo. No centra su atención en aquello que quiere buscar. Incluso pasados unos minutos, ni siquiera se acuerda que lo está buscando. Ella no. Ella empieza y remueve y va a los rincones y no para hasta tenerlo entre sus manos.

¿Y yo? Cuánto tengo que aprender de mis hijos hoy… ¿Yo cómo busco?

Un abrazo fraterno

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Pescador de hombres (Marcos 1, 14-20)

Me encanta y me da subidón la clásica canción versionada por el Padre Jony.

Dejar, dejar, dejar en lo que uno está y seguir a Jesús. En otros mares, para otra tarea, detrás de un nuevo Señor…