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Es tiempo de consultar al Señor… (Os 10, 1-3.7-8.12)

… hasta que venga y llueva sobre vosotros.

Así acaba la Palabra que el señor me dirige hoy a través del profeta Oseas. Es tiempo de consultar… Es tiempo de consultar… No parece tiempo para producir, ni para fructificar. No parece tiempo para pelear ni para luchar. Siento que es así. Es tiempo de consultar…

El sábado por la mañana me juntaré con toda mi comunidad para pasar dos días de retiro juntos en una casita en la sierra de Madrid. Es tiempo de consultar. Es tiempo de orar. Es tiempo de escuchar. Ojalá escuche porque lo cierto es estos tiempos me incomodan. Me siento raro. No sé qué hacer, para dónde ir, en qué gastar mis fuerzas. No tengo claro a qué se me llama, dónde se me requiere.

Es tiempo de consultar al Señor y esperar que su agua empape, me empape, nos empape. Esto es lo que toca vivir ahora y de lo bien que lo haga dependerá cómo empiece el tiempo próximo.

Un abrazo fraterno

Mañana o pasado… (St 4, 13-17)

Hermoso e idóneo trocito de la carta de Santiago para un planificador como yo. Siempre haciendo planes, pensando en mañana, en pasado, en el mes que viene, en lo que vamos a hacer en agosto, en Navidad… ¡yo qué sé!

Cierto es que mi trabajo personal está dando sus frutos y desde hace ya varios meses soy capaz de vivir el presente de una manera mucho más adecuada. Y lo disfruto. Y me hace feliz. Disfrutar el momento.

Ya lo decía el poeta Horacio:

No busques el final que a ti o a mí nos tienen reservado los dioses
(que por otra parte es sacrilegio saberlo), oh Leuconoé,
y no te dediques a investigar los cálculos de los astrólogos babilonios.
¡Vale más sufrir lo que sea! Puede ser que Júpiter te conceda varios inviernos,
o puede ser que éste, que ahora golpea al mar Tirreno contra las rocas de los acantilados, sea el último;
pero tú has de ser sabia, y, mientras, filtra el vino y olvídate del breve tiempo que queda
amparándote en la larga esperanza.
Mientras estamos hablando, he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa:
aprovecha el día de hoy,
y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana

Un abrazo fraterno

ADVIENTO – Para que Él nos enseñe sus caminos (Is 2, 1-5)

Hoy hemos comenzado el Adviento en mi comunidad. Por motivos de agenda hemos adelantado la celebración de Adviento a hoy y, por tanto, hemos orado con las lecturas del próximo lunes, 3 de diciembre.

El Adviento me gusta, me encanta. Lo saboreo desde hace años y me parece mucho más hermoso que la Naviadviento.gifdad, en sentido litúrgico y espiritual. Y quiero aprovecharlo y vivirlo a tope. No quiere que se me cuele entre los dedos. ¿Para qué? Para que Él me enseñe sus caminos, como dice Isaías. Es tiempo de silencio y recogimiento, de introspección y de oración. Es tiempo de escucha y de esperanza. Sigo con esa sensación de que aún no he llegado a ningún sitio y de que todos los pasos que voy dando me van a llevar a descubrir algo que todavía está reservado y escondido pero que es lo que Dios quiere para mi.

Adviento…

Un fuerte abrazo

Lo que has acumulado, ¿de quién será? (Lc 12, 13-21)

¿Cuáles son mis bienes? ¿Qué es aquello que puede tender a acumular? Dios me invita a no ser simplista en mi análisis. Voy a destacar el tiempo, la energía y mis conocimientos.

El tiempo es fácilmente acumulable. Realmente el día da para mucho. Aunque nos quejemos de que no hay tiempo para nada la verdad es que nos engañamos. Dios me llama a seguir gastando mi tiempo, sobre todo, con los demás. Gastar mi tiempo con mi mujer y mis hijos. Gastar mi tiempo con mi comunidad. Gastar tiempo en llevar a cabo la misión, con jóvenes y niños. Gastar tiempo en formarme. Gastar tiempo en conocer más Dios. ¿Para qué me serviría el tiempo si no lo gastara? Pero ¡ojo! La invitación es a gastarlo, NO a desperdiciarlo. Desperdiciar el tiempo implica que no es gastado, ¡eso no vale! Aquí tengo que cerrar agujeros… ¡Hay tantos que necesitan que siga gastando más tiempo en ellos!
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La energía también hay que gastarla. Muchas veces me quejo de que estoy en mínimos, de que no se puede vivir así pero creo que Dios me invita a eso. A no vivir lleno de energía para nadie, para nada. Dios me invita a gastarla toda y luego a repostar para seguir gastando. Un depósito que no llega casi nunca a reserva es un depósito sin sentido. Dios cumple sus promesas y nos cuida. ¡Pero nosotros también debemos hacerlo! Para gastar hay que repostar. ¡Ojo! Parada en el camino. Aquí mi comunidad ejerce un papel clave, y mi mujer y la oración diaria…

Y los conocimientos… ¿Para qué leo? ¿Para qué me formo? ¿Para qué estudio? ¿Para saber cada vez más y más y más y más…? Hay que gastar los conocimientos. Eso no implica perderlos, al contrario. Puedo ayudar a muchos con lo que sé. Puedo ser bastón de muchos. Puedo abrir puertas y posibilidades. ¿Quién puede beneficiarse de lo que sé? ¡A buscar! Seguro que Dios ya me va poniendo en el camino posibles receptores… ¡Estar atento!

Acumular… ¡qué verbo más feo!

Un abrazo fraterno