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Deja el #shopping y vete a la Tienda del Encuentro

Qué bonito es esto de la TIENDA DEL ENCUENTRO que nos cuenta hoy el Libro del Éxodo. Allí era donde Moisés se encontraba cara a cara con Dios, donde hablaban como amigos. Un lugar que estaba fuera del campamento y que obligaba a salir, a ir…

Yo creo que hoy también existen muchas tiendas del encuentro…

– la principal seguramente es el SAGRARIO. Ir a postrarse delante y encontrarse directamente con el Señor para hablar de nuestras cosas.

– el CONFESIONARIO, donde nos encontramos cara a cara buscando el perdón, donde contar aquello que nos atormenta, nos inquieta, nos avergüenza…

– el propio TEMPLO o la COMUNIDAD donde encontrarse con los hermanos que escuchan atentos la Palabra de su Dios, que comparten fraternalmente sus bienes y el pan y el vino de la vida.

– el LECHO MATRIMONIAL donde experimentar la donación y la acogida total de un Dios que se nos regala en nuestro cónyuge.

– la CHABOLA, la FAVELA, la CASUCHA del pobre, del excluido, del desamparado… Allí donde nadie va, allí donde los poderosos no miran, allí donde Dios vive con los más necesitados.

– el NIÑO, camino para acceder al Reino, en su inocencia, sencillez, alegría, frescura, limpieza de corazón.

… y muchas más.

No estamos faltos de TIENDAS DEL ENCUENTRO. Creo en un Dios que no es lejano a su pueblo y que se hace presenta y nos sale al paso a cada instante, en nuestro día a día. Ojalá siempre me encuentre en disposición de encontrarme con Él. Ojalá yo sea capaz de salir de mí mismo para ir hacia Él. Ojalá le hable como amigo, con confianza, cara a cara, sin miedo, sin prisa…

Así sea.

Tengo una cita con Dios (Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28)

Qué preciosa es la primera lectura de hoy. Es una Palabra con la que Dios me susurra amorosamente tantas cosas…

1) TIENDA DEL ENCUENTRO – ¿Tengo yo una tienda del encuentro? ¿Dónde me retiro a encontrarme con el Señor? ¿Qué espacio o lugar dedico o dispongo para hablar con el Padre? Moisés la sitúa fuera del campamento. Su tienda le obliga a salir, a dejar, a parar, a ir… Es verdad que uno puede hacer oración de muchas maneras, en su actividad diaria, compartiendo ratos de familia, en el metro… Pero creo que el Señor también pide momentos en los que el encuentro sea consciente, elegido, exclusivo… y me obligue a caminar, a salir, a ir hacia Él. En el momento de vida actual ésto me cuesta mucho. Con tres niños pequeños, me está siendo muy complicado para salir de casa, ir un ratito a la Iglesia, acercarme al sacramento de la reconciliación, orar frente al Sagrario… No desfallezco y he buscado mis ratos de soledad para orar en casa pero no es lo mismo. Poco a poco. El Señor conoce mis limitaciones. Sigue esperando…

2) CARA A CARA – Con el Señor hay que hablar como Moisés, cara a cara, mirándole a los ojos y dejándonos mirar por Él. Ya Jesús lo dijo: no os llamo esclavos sino amigos. No hay que tener miedo. Si me apuro, ni siquiera un excesivo respeto paternal. El Señor Dios es Padre cercano, comprensivo, misericordioso… Sabe quién soy, me conoce, me quiere… Espera mucho de mi pero no me asfixia ni me agobia cuando los resultados no se corresponden… Al contrario, me anima, me acaricia, me da la mano. Me dice las cosas con claridad y espera lo mismo de mi. Ya en la época de Moisés, nuestro Dios era 2.0, de comunicación e interacción bidireccional. ¡Qué maravilla! 

3) JUSTICIA Y GRACIA – Así es mi Dios. Justo y misericordioso. Leyendo hace poco la encíclica de Benedicto XVI, «Spe Salvi», me encantó la parte final dedicada al juicio final. Explicaba en ella que justicia y gracia van íntimamente de la mano. Si sólo hubiera justicia, pereceríamos por nuestros pecados. Si sólo hubiera gracia, todo valdría y Dios no sería justo. Por eso ambas van de la mano. Se nos juzgará, sí, pero con inmenso amor. Ojalá sea capaz de orientar mi vida para saber responder a ese amor con mucho amor con mi prójimo.

Gracias Padre por tu palabra de hoy. Gracias por encontrarte conmigo. Gracias por mirarme a los ojos. Gracias por quererme,

Un abrazo fraterno

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