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Quiero rezar más. ¿Y tú? (Timoteo 2, 1-8)

Qué Palabra nos dices, Señor… Qué cosas tan hermosas nos cuentas. ¿Por qué habrá gente que se acerca tan poco a lo que nos dices? ¿Por qué a otros nos cuesta tanto poner en práctica lo que nos sugieres? ¿Por qué no tenemos la fe del centurión, Señor? ¿Por qué somos de mollera tan dura?

119397Hoy nos pides que recemos, por todos, por todo. Nos pides que oremos con fuerza. Con confianza. Con fe. Y nos pides, hoy especialmente, que encomendemos a los políticos, a los dirigentes, a los reyes… a aquellos en cuyas manos, hemos dejado los pueblos nuestros destinos y que, seamos sinceros, tantas veces hemos pensado que son las manos equivocadas. El Papa hoy lo ha dejado bien claro: no es cristiano quién no se involucra en política. Rezar por los políticos es involucrarse, ¡y tanto! ¡Ojalá frecuentáramos más esta costumbre tan sencilla! ¡Mejor nos irían las cosas! Pero el Papa Francisco también ha sugerido que hay católicos, cristianos, que deben dar un paso al frente e involucrarse a fondo para cambiar el corrupto panorama del que nos quejamos. Yo me siento llamado pero… me da miedo, ¡pánico! Miedo de perderlo todo, de perderme, de perder a mi familia. Por otro lado pienso que si es el Señor el que llama, ya me capacitará ¿no? Él conoce a quién elige…

Quiero rezar más. Quiero rezar más apasionadamente, como si la vida me fuera en ello. No quiero una oración tibia y de carrerilla. Quiero que mis hijos me vean rezar más y llevarles, así, al camino de la oración. ¿Hay otro camino mejor?

Hoy me acostaré y rezaré completas. El Señor me conoce y sabe que, tal vez, mañana el cansancio me venza y que, una vez más, priorice el trabajo al rezo. Él me sigue esperando. Siempre espera… y me quiere, siempre…

Un abrazo fraterno

Perseverancia, esa gran virtud (Hebreos 6, 10-20)

imagesCA12LYVTLa primera lectura de hoy nos habla de perseverar y perserverar nos habla de constancia con lo que un día comenzamos, de mantenernos en el tiempo, de no abandonar ni a la primera ni a la segunda ni a la tercera.

A mi me cuesta perseverar muchas veces. Me abandono en algunos aspectos. Necesito constatemente de estímulos, de hitos temporales a los que agarrarme. El día a día es tan devastador que, cuando me doy cuenta, muchas veces no hice nada de lo que gustaría haber hecho. Y parto al día siguiente con menos aliento y menos fuerzas.

Debo rezar y pedirle más perseverancia al Padre y, tal vez, incrementar mi vida de oración y, de paso, pasar por el confesionario. La gracia ayuda a perseverar, sin ella… ¡qué difícil es todo!

Un abrazo fraterno