Carta al año que nos deja y al año que se asoma, 2009 y 2010

Es ya larga tradición en mi hacer un repaso mental y emocional del año que se acaba en cada 31 de diciembre. Es aprovechar un hito temporal reconocido para echar la vista atrás y retomar en la conciencia qué ha sido de este conjunto de 365 días que se me regaló. Es un preguntarse qué hice con él, qué de nuevo llegó a mi vida, qué permanece en el ámbito de lo mejorable, que regusto me queda ahora que termina…

2009 empezó en casa, con una mesa bonita y en familia, sin mucha algarabía. Como siempre, son las notas de los valses de Viena, imperdibles en mi memoria genética, las que le confieren al año que comienza un halo de esperanza renovada. A nivel personal pronto llegarían cambios importantes. En un arranque de determinación decidí irme a hacer las pruebas para ver si era posible la operación láser que me permitiera no necesitar las gafas para poder ver con claridad. Y fueron positivas. A la semana siguiente mis ojos empezaban a luchar por conseguir un porcentaje de visión aceptable. Descubrir con emoción que, poco a poco, el primer gesto instintivo de la mañana no era ya ir a buscar las gafas. Descubrir en verano que podía estar en la playa con mis hijos y con mi mujer y verles las caras, distinguirlos en el agua desde la distancia… Descubrir lo que es que no se empañen los cristales o que las gotitas de lluvia no enturbien lo que uno tiene delante…

Enseguida vino un viaje a EEUU, a Chicago, Waukesha y alrededores. Me gusta viajar a América. Esta vez con mucho frío. Sentir por primera vez veinte grados bajo cero en mi cuerpo y comprobar una vez más que a gusto me siento paseando por Michigan Avenue, camino de la Torre Sears o por las carreteras que llevan al Educational Center. El año traería la noticia de que va a ser difícil que vuelva a esa tierra en un corto espacio de tiempo. Ya se verá. 2009 también me llevó a Alemania de nuevo…

Mi mujer iba descubriendo en su trabajo un verdadero lugar de realización personal y, gracias a esto, 2009 fue asentando poco a poco la realidad de una vida familiar y laboral más o menos bien cuadrada, con personas más o menos satisfechas y con energía y capacidad para hacer frente al día a día. 2009 fue un año de bastante estabilidad familiar y de pareja. ¡Más que eso! Fue un año en el que hemos crecido como pareja y en el que hemos descubierto nuevos rincones de nosotros mismos que han hecho crecer nuestra unión y nuestro proyecto juntos. Balance enormemente positivo. 2009 ha traído los 2 años de Inés y los 5 de Álvaro y todo lo que esto conlleva. Emociona ver a Álvaro tan sociable, tan suelto, tan hablador… Emociona verle hacer sus primeras sumas y verle tan entregado a la lectura. Emociona ver su crecimiento musical y su capacidad para disfrutar todo al máximo. Emociona descubrir en Inés una nueva personalidad que trae nuevas variables a la vida familiar. Emocionan sus besos y sus abrazos. Emociona su desarrollo en la guardería y sus primeros pasos con el orinal. Emociona verlos juntos, buscándose y aprendiendo juntos lo que significa tener un hermano.

Laboralmente fue un año turbio con despidos de compañeros muy queridos y con un creciente sentimiento de soledad y desazón. Pero en otrso ámbitos se abrieron puertas maravillosas. Animado por mi comunidad y sintiéndome profundamente llamado a ello, me decidí a colaborar estrechamente con las Escolapias de Carabanchel. El proyecto e Padres enREDados es una de las buenas noticias del año y la comida de fin de curso en Infantil y, y y … Me he desvinculado bastante del trabajo en Caminando con los jóvenes y he empezado a explorar nuevos caminos de trabajo para el Reino. Me llegaron las primeras charlas de sexualidad en la escuela RASTROS y la charla para padres de niños de primaria sobre el respeto y la responsabilidad… He descubierto que sirvo para comunicar y que mucho de lo que tengo lo tengo que poner al servicio comunicando.

Y en los estudios también ha sido un año positivo. Pese a todas las dificultades que me envuelven he ido sacando asignaturas y mantengo mi motivación al alza, que no es poco. Pero tal vez ha llegado el momento de plantearse nuevas posibilidades.

Hoy, 31 de diciembre, no quiero quedarme aquí, en la mirada atrás. Quiero mirar con deseo al año que comienzo, enredarlo y camelarlo desde el primer momento. La intuición me dice que puede ser un año clave, de esos que marcan camino. Y así me lo tomo. Voy a estar muy atento a sus primeros latidos y voy a intentar captar los susurros de sus primeras brisas. No quiero que se me escapen los sueños. Yo quiero llegar a las estrellas. No quiero ser un gorrión cuando estoy llamado a ser un águila. Ojalá no me decepcione a mi mismo.

Y poco más. ¡Que la Torre de Hércules es ya patrimonio de la humanidad! ¡Que la amistad con mis amigos es más fuerte! ¡Que Alba es campeona del mundo! ¡Que Pili se ha casado y que Betania crece! ¡Y que maloserá que 2010 no mejore lo presente! Como decía aquel, que cuando peor estemos estemos como ahora…

¡Ha muerto 2009! ¡Bienvenido 2010!

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