De Oriente y Occidente (Mateo 8, 5-11)

Hoy el Evangelio nos presenta a una persona «de los de fuera», «de los del otro lado», «de los que están al servicio de otros»… Una persona rechazada, apestada, despreciada, incluso odiada, por los judíos. Una persona alejada de Dios según sus criterios, según sus normas, según su doctrina, según su juicio…

passportcolaflickrContemplemos en este Adviento esta escena. Es muy dura, más de lo que me puede parecer en un principio. Pongamos nombres concretos de mi realidad actual a ese centurión romano. Voy a ponerlos. Porque en mi vida los tengo. Esos a los que considero «menos cerca de Dios que yo». Esos a los que considero «faltos de fe». Esos a los que considero «equivocados, pecadores, sacrílegos, provocadores, viciosos, asesinos, esclavos de otros dioses, al servicio de estructuras…»

Al final, vendrán de todas partes, serán muchos los elegidos los que subirán al monte del Señor, como dice la primera lectura. Los criterios de Dios no son criterios humanos. Ojito. ¡Alerta! Jesús acoge el reconocimiento de un hombre pagano, sin fe. Lo acoge admirado. Y el milagro se produce. Nada importa lo pasado sino la vida nueva de ese centurión convertido, capaz de reconocer en Jesús a Aquel que todo lo gobierna.

Ojito Israel. Ojito.

Un abrazo fraterno

Se acerca vuestra liberación (Lucas 21, 25-28. 34-36) – #Adviento día 1

adviento-despiertaEsta es la noticia: la liberación.

Esta es la Buena Nueva: nos ha nacido un Salvador.

A veces lo perdemos de vista. Bien por el Belén; bien por el buey y la mula, bien por José y María, bien por la pobreza, por la cueva, por el ángel… Bien por los Magos, la estrella, los pastores… Bien por las puertas cerradas, por el establo, por la paja y por el censo… Bien por las luces, la fiesta, la esperanza… Bien por la espera pero… ¿QUÉ ESPERAMOS?

¿Por qué es Buena Nueva el nacimiento de Jesús? ¿Eres capaz de decírmelo? ¿eres capaz de expresarlo, de comunicarlo ordenadamente, con claridad, desde la convicción? ¿Por qué es una gran noticia lo de Belén? ¿En qué cambia mi vida? ¿Por qué lo celebro?

Y en mi oración de este primer día de Adviento me he quedado dando vueltas a todo ésto tras encontrarme con esta frase: «se acerca vuestra liberación». ¿De qué estoy preso? ¿Qué me quita libertad? ¿Qué me la pisotea? ¿Y qué nivel de angustia me provoca todo esto?

Con la Navidad, la Iglesia revive cada año este «venir al mundo» de Dios, este «hacerse hombre», para que no perdamos de vista ésto: hemos sido salvados. Hemos, y somos, sido amados hasta el extremo. Dios ha querido tocarme con sus mismas manos, mirarme a los ojos, embarrarse conmigo en los fangos de la vida… para rescatarme, recuperarme, rehabilitarme… paa conducirme al Padre eternamente.

Un abrazo fraterno

Ya no habrá más noche (Apocalipsis 22, 1-7)

Apocalipsis-22-Rio-de-vidaEs, sin duda, un pasaje bonito éste del Apocalipsis. No conozco demasiado este libro y, normalmente, no me suele decir nada. Hoy no es así. Me habla de otra vida, de otra etapa, de otro mundo… Me habla de un lugar donde la luz reinará, donde estaré cerca de Dios, donde ya no habrá sufrimiento ni tinieblas.

Ésta es la promesa a las puertas del Adviento.

Mañana comenzará mi tiempo litúrgico favorito. Tengo ya ganas.

En la barca (Mateo 4, 18-22)

Jesús sale al paso en nuestra cotidianeidad. A Pedro, a Andrés, a Santiago y a Juan los encuentra junto al lago, en las barcas, en sus labores…

Metro¡Cuántas veces pensamos que nuestro encuentro con Jesús requiere de «condiciones especiales»! ¡Cuántas veces creemos que deben alinearse Júpiter y Saturno para que nos sintamos cerca de Dios, al lado de Jesús! Esperamos ese retiro espiritual lejos de nuestra casa, esa Eucaristía bien preparada, con velas e inspiradores iconos, esa oración con cantos de Taizé… No puede ser.

¿Dónde me saldrá al encuentro Jesús? Posiblemente en mi oficina, los días que voy, en mi casa, con mis hijos y con mi mujer; en el colegio de las Escolapias de Carabanchel, donde paso mucho tiempo; en algún colegio de Escolapios o también en la red, en twitter o facebook, donde también suelo estar tejiendo redes.

Que no me equivoque. Jesús no me espera en lugares especiales y misteriosos, únicos y exclusivos. Jesús viene a buscarme allí donde sabe que estoy.

Un abrazo fraterno

Jesús y la ocasión de dar testimonio (Lucas 21, 12-19)

Nosotros siempre renegando de que nos persigan, nos insulten, nos machaquen, se rían de nosotros… y viene Jesús y nos lo muestra como «momento de oportunidad«, como «ocasión para dar testimonio».

Orando, creo que lo que Jesús me quiere decir es que es en determinadas situaciones de dificultad donde el testimonio se muestra con mayor esplendor y sus frutos son grandes. La fidelidad es fructífera y esplendorosa en momentos en los que la tentación de ser infiel es grande. La bondad y el amor, justo cuando más mal nos quieren. Nuestra alegría, cuando más motivos habría de vivir desesperanzados…

Esta nueva perspectiva cambia la manera de vivir radicalmente. Sin miedo.

Un abrazo fraterno

La viuda (Lucas 21, 1-4)

La viuda del Evangelio es lo peor que nos podía pasar. Nos deja sin la excusa fundamental para dar, para compartir… La viuda del Evangelio es el ejemplo de Jesús para decirnos que no quiere que demos de lo que nos sobra a los pobres sino que seamos pobres entre los pobres.

Y sin tocar el ámbito monetario… ¡pues igual! El poco tiempo que tienes… para los demás. Los pocos dones que tienes… para los demás. La poca energía que te queda… para los demás.

Y es fácil constatar muchas veces en el día a día como, los que ponen más excusas, son, en realidad, los que más tienen.

Un abrazo fraterno

No me reconoces (Lucas 19, 41-44)

Jesús llora. Le embarga la tristeza. La tristeza de no saberse reconocido y amado por aquella a quien Él ha escogido. No saberse reconocido… Yo, que he vivido casos de Alzheimer cercanos, he comprobado la desazón y la tristeza de que tu madre, tu madre, tu hermano… no sepa quién eres.

Estoy seguro de que Cristo sigue vivo, presente en medio de nosotros. ¿Lo reconozco? ¿Lo reconozco sufriente en alguna mirada, en una mano temblorosa? ¿Lo reconozco en los niños? ¿Lo reconozco en aquellos que se cruzan en mi camino, en los que rezan a mi lado? ¿Lo reconozco en el hermano? ¿Lo reconozco en el sacerdote de la parroquia, en cualquier sacerdote?

Jesús llora. Llora porque no se esconde, no se disfraza… y aún así, no le vemos.

Un abrazo fraterno 

 

Ponte en vela (Apocalipsis 3, 1-6. 14-22)

La lectura del Apocalipsis de hoy me parece preciosa y durísima. Me lo aplico en lo personal. Tal vez no estaría mal dedicar el adviento a revisar muchos de los aspectos que hoy cita. eleitaos con ella. Hagamos revisión. Llega la hora de la conversión.

«Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. […]

Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: ‘Soy rico, tengo reservas y nada me falta’. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.

A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.»

El amor primero (Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a)

El amor primero me suena a pasión,  cierto punto de locura, a poner todo la vida a girar a su alrededor, a darle el centro absoluto de mi existencia. El amor primero me suena a ver cada día nuevo, a querer un proyecto eterno con él. El amor primero me suena a alegría, a sonrisa de oreja a oreja.

El amor primero huele a campo abierta, es fresco, libre.

Es hora de revisarlo…

Un abrazo fraterno

Para qué queremos más… (Lucas 17, 26-37)

Después de mi post de ayer y de todas las reacciones provocadas, me encuentro hoy con un Evangelio… directo, directísimo.

«-«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.»

Parece que estamos en el juego de parecidos razonables… «El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará.» Es el juego sin sentido del Señor Jesús: gana el que pierde.

Hay mucho que rezar. Hay mucho que hacer.

Un abrazo fraterno