MR 6

Erika vivía en mi barrio. Unas cuantas casas más allá de la mía. La veía pasar todas las mañanas cuando iba al cole, bien de mañana. Aros grandes, minifalda ajustada y una larga melena negra ensortijada. Siempre la misma imagen.

Erika no lo tenía fácil. Su padre llegaba borracho de madrugada, noche sí noche también. Su madre los había abandonado hacía ya 7 meses. Eso se comentaba en la pescadería y en la carnicería. La gente hablaba. Chismorreos. Marujas.

Cuando la policía llegó aquella mañana Erika ya había sentenciado su futuro. Acabar con su padre en un arranque de desesperación la conduciría a la cárcel sin remedio. Bajó esposada. Con la frente en alto. Consciente. Mirada perdida y desesperanzada. Un agente le bajó la cabeza y la metió en el coche.

Erika era una asesina. Cometió una locura. ¿A quién se le ocurre? ¿En qué estaría pensando esta niña? A su padre… por muy borracho que fuera… Eso se comentaba en la pescadería y la frutería. La gente hablaba. Chismorreos. Marujas. ¿Cómplices?

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