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en su mente… y en sus corazones (Hb 8, 6-13)

mentevscorazonMe gusta esta dualidad mente-corazón que establece Pablo hablando de la promesa de Dios. Mente y corazón. No llega con vivir la fe y las leyes de Dios desde sólo un ámbito de la persona sino que tienen que vivirse de manera integral. Desde la inteligencia más cerebral hasta la emocional, desde el sentimiento hasta el conocimiento. A dios hay que llegar desde el apasionado flechazo y desde la razón.

Mente-corazón. Razón-fe. Cuerpo-espíritu. Dividir estas dualidades nunca ha resultado y siempre ha terminado en fracaso estrepitoso. Dios nos llama a vivir nuestro «ser cristiano» desde todo lo que somos.

Un abrazo fraterno

Dolido de su obstinación (Mc 3, 1-6)

¡Qué indignado parece sentirse Jesús en este pasaje evangélico! Ese torpe y obstinado silencio, cerrado a la verdad, enfada a Jesús. Le enfada porque sabe que detrás no hay desconocimiento, ni inconsciencia, ni duda sino más bien la decisión clara de no dar el brazo a torcer, de no perder posición.

A mi tampoco me gusta la gente que actúa así. No me gustan los fanáticos. No me gustan los que deciden libremente enrocarse continuamente en SUS ideas. Son débiles. Negarse a reconocer que uno puede estar equivocado es muestra de debilidad. Agarrarse a algo (ideas políticas, ideas religiosas,…) de esa manera sólo es muestra de pobreza y no es fruto de las convicciones sino de una total inseguridad.hooligan

Yo no me considero fanático u obstinado. Algo cabezón a veces pero siempre abierto a la correción, al debate, a la alternancia, al descubrimiento, a la verdad que otros puedan mostrarme. Creo que con todos se puede hablar y de todo. Y he aprendido a dar la razón sin forzar nada. Y he aprendido a ceder. Y he aprendido a acoger opiniones y críticas. Y así veo la política. Y el deporte. Y la religión. Y todo ámbito vital. Y para mi es importante saber transmitir esto a mis hijos. Es algo de lo que más orgulloso estoy personalmente.

Un abrazo fraterno

Entre los dos (Mt 18, 15-20)

Eso de corregir a solas es algo que tengo que mejorar. Me cuesta un montón frenar el impulso cargado de razón y rabia que me lleva a corregir a quién sea en el mismo momento. No es el estilo de Jesús. Por lo de pronto, Él no corrije cargado de razón, ni lleno de rabia. Y además… lo hace a solas.

Esa es la manera.

Un abrazo fraterno