Abre tus ojos, Señor, y mira (II Reyes 19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36)

La primera lectura de hoy es curiosa. Curiosa porque es una historia de un pueblo temeroso ante las amenazas de un invasor y el desprecio a su Dios. Una historia que me ha gustado. Me ha gustado porque muestra a un Dios que escucha a su pueblo cuando éste se siente en peligro; un Dios que reacciona ante las afrentas que otros se atreven a presentar contra Él. Y veo a un Dios que no se queda indiferente. Dios nunca se queda indiferente aunque su silencio a veces nos incomode y nos cuestione.

Protegido. Así me siento hoy.

Un abrazo fraterno

1 comentario

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *