Bandera discutida (Lucas 2,22-35)

Mi abuelo decía que un personaje importante y que valía la pena era muy querido o muy odiado. Podías estar o no de acuerdo con él pero desde luego no te dejaba indeferente.

Hoy leo esta Palabra y me encuentro a un Simeón advirtiendo a los padres del Niño que Jesús no va a pasar desapercibido. Y estoy seguro que a sus padres no les gustó. Tal vez por cariño, por espíritu de protección o por lo que sea tal vez preferirían tener un hijo desconocido que simplemente fuera feliz e hiciera más o menos lo de todo el mundo.

Y hoy me pregunto: ¿es posible ser seguidor de Jesús, seguidor del Evangelio, y pasar desapercibido? ¿Es compatible? ¿O es inherente ser «bandera discutida»?

Y creo que no hay muchas opciones. Y a veces me descubro mediocre.

Un abrazo fraterno

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