El mundo los ha odiado porque no son del mundo (Juan 17,11b-19)

Es difícil orar con unas lecturas como las de hoy. Me he puesto el instrumental del «Nada te turbe» de Taizé a ver si la plegaria me fluye más fácilmente. Lo cierto es que leyéndolas me surge una emoción tremenda de gratitud y me surje recuperar una postura que adoptaba con frecuencia en un retiro que hice en Coruña allá por el año 2000 y que significó mucho para mi: postrado ante la cruz, recogido, débil, buscando la mano protectora y amorosa del Padre. Dócil a sus deseos y sin más pretensión que hacer el bien y ser feliz. Eso me surge hoy también sentado en el ordenador en mi casa.

Leo la Palabra y descubro a un Jesús que ora por mi y que pronuncia palabras que también hoy puedo hacer mías. El mundo todo esto no lo entiende. Es un lenguaje, una actitud, una fe, un estilo… ¡tan poco del mundo! A veces me considero tonto, panoli, inocente, demasiado confiado… pero sé que no es así. Al revés. En esto que el mundo desecha, YO ME HAGO FUERTE. En el diálogo, en la cercanía, en priorizar a las personas, en procurar atención al que lo necesita, en intentar escuchar, en no responder al golpe, a la agresión… en no luchar por ser más que nadie sino simplemente yo… No sé… Son tantas cosas.

Hoy poco todo esto delante de Dios y que Él haga con ello lo mejor.

Un abrazo fraterno

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