El Señor peleará por ustedes (Exodo 14, 5-18)

Solemos maldecir todo aquello malo que nos pasa o las situaciones de máxima dificultad. Y es lógico. Yo no soy de esos que tienen siempre en su boca la frase de «… si Dios así lo quiere…» porque creo que Dios no quiere el mal en el mundo ni sus consecuencias y mucho menos lo provoca, lo fuerza o lo envía.

Ahora bien, creo firmemente que las situaciones de mayor oscuridad son propicias para la acción salvífica de Dios. Ese es el «milagro». A veces esperamos que las circunstancias cambien, que las enfermedades se curen, que las personas cambien, que una lotería venga a solucionar los problemas económicos… y no dudo en que a veces esto sea así pero muchas veces la acción de Dios es más sutil, el milagro es más interior: el cambio interior, una fuerte experiencia de Dios… un milagro personal que permite cruzar Mares Rojos y vencer a ejércitos  poderosos que nos asedian y nos infunden miedo…

El Señor pelea por mi.

Un abrazo fraterno

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