En viento y en nada he gastado mis fuerzas (Isaías 49, 1-6) – Martes Santo 2012

«En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Mi mujer me comentaba hoy que se agobiaba pensando en tener que buscar trabajo de nuevo en breve. Su contrato expira a finales de abril y no va a ser renovado por los recortes sufridos en la entidad en la que actualmente trabaja. Y, ciertamente, la situación con uno de los dos en desempleo es insegura.

Creo que nos hemos acostumbrado a vivir con tal nivel de seguridades y certezas que nos ha sido muy complicado llevar a la vida lo de «el pan nuestro de CADA DÍA» y lo de «CADA DÍA tiene su afán». Hemos perdido hace tiempo la experiencia de poder cubrir las necesidades diarias y la hemos ido sustitutendo por una existencia asegurada a todo riesgo. Y ahora la preocupación es lógica. Y tiene sentido. Y la situación es preocupante, no quiero rebajarle gravedad.

Pero me encuentro con esta lectura de Isaías y recibo la caricia de un Dios que me conoce, que me protege, que me cuida; en cuya voluntad debo poner todas mis esperanzas.

La vida, sin duda, se presenta por momentos llena de dureza y obstáculos. No nos queda más que sortearlos y afrontarlos. Abiertos a los cambios. Decididos a llegar a la cumbre. Con la ayuda de Dios, lo conseguiremos.

Un abrazo fraterno

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