¿Qué tal andas de misericordia? (Lucas 10, 25-37)
En este día de Nuestra Sra. del Rosario, el mandato de Jesús es claro: «Haz tú lo mismo«. Pórtate como prójimo. Sé misericordioso.
No me acabo de sentir bien con esta Palabra. Me golpea. Me cuestiona enormemente, así lo siento. Considero que hay mucho prójimo al que no atiendo, al que no respondo. Creo que hay mucho prójimo junto al que paso cada día y paso de largo. Y me confunde. A la par, siento que hay también mucho prójimo al que cuido, al que atiendo, al que recojo, al que me acerco… Difícil. Muy difícil.
Hay una parte del prójimo que no se elige: uno se lo encuentra en el camino. Es esto lo que Jesús no trae hoy. ¿Qué pasa con ese prójimo que no eliges y que te pongo delante? ¿Qué pasa con el deshauciado, con el pobre de la puerta de la iglesia, con la pareja divorciada, con la madre soltera y apartada, con el solitario, con el abuelo despreciado, con los niños dejados a la mano de Dios, con el parado deprimido?
La red es un lugar privilegiado para encontrarse con prójimos no elegidos si uno está abierto a ello. La red es un camino privilegiado para encontrarse con heridos y poder acercarse. La red es un entorno idóneo para escuchar qué ha pasado con aquel, con el otro, con la de más allá, con la de aquí mismo… ¿Respondemos?
Se me agolpen los pensamientos y los sentimientos. Se me agolpan y no sé qué hacer con ellos. Sólo puedo ponerlos delante de Dios y dejar que Él vaya guiando mis pasos. Lo más importante es NO HUIR, como hizo Jonás. El que le da la espalda a Dios y decide huir de la llamada, firma su sentencia de infelicidad y oscuridad. Que el Señor me ayude. Que el Señor me proteja.
Un abrazo fraterno
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