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Evangelio para jóvenes – #Cuaresma2024 – Sábado después de Ceniza

Esto dice el Señor:
«Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía.
El Señor te guiará siempre,
hartará tu alma en tierra abrasada,
dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas que no engañan.
Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas,
volverás a levantar los cimientos de otros tiempos;
te llamarán “reparador de brechas”,
“restaurador de senderos”,
para hacer habitable el país.
Is 58, 9b-14

Así a primeras, apostar por Dios y por una vida según Dios es apostar al caballo perdedor. Tú lo piensas y yo, a veces, también. Hay otras opciones, otros planes, mucho más atractivas. Hay una manera de vivir la vida más divertida, placentera y, por tanto, más aceptada también. Parece mejor salir, bailar, ir de compras y cenar fuera que dedicar la tarde de un sábado a servir en un comedor social o en una residencia de ancianos. Parece mejor dedicar la mañana del domingo a correr, ir de excursión, disfrutar del descanso merecido… que ir a misa y aguantar un rito que no entiendo entre personas que no conozco. Parece mejor el sexo desenfadado y las relaciones sin compromiso que construir algo serio y costoso con una persona. Parece mejor pensar lo que tú quieres y necesitas para estudiar y ascender y ganar dinero, que preguntarse lo que el mundo necesita y qué puedes aportar tú.

El Señor te propone apostar por algo arriesgado y que, aparentemente, no brilla tanto en este mundo de filtros . Es una apuesta arriesgada pero auténtica. Es una apuesta en la que Él te garantiza que no estarás solo, sola. Es una apuesta en la que Él te promete brillar, ser feliz, ser útil, sentirte pleno.

Puedes dar el giro. Puedes cambiar de vida. ¿Por qué no fiarte si, total, sigues sintiendo ese vacío que te atormenta?