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Vosotros sois el cuerpo de Cristo (1Co 12, 12-14.27-31a)

Esta lectura de Pablo siempre la he llevado al terreno de los dones diversos en la Iglesia. Diversos, complementarios y todos necesarios. Pero la lectura dehoy es también muy obvia pero no deja de impactarme: yo soy el cuerpo de Cristo. Mis manos son sus manos. Mis ojos son sus ojos. Mis palabras son las suyas. Mi manera de acariciar, tocar, hablar, mirar… son las suyas.

De mi depende que mi prójimo se sienta tocado, mirado, cuidado, amado, escuchado… por Jesús. Sí, de mi depende. ¡Y esto es muy fuerte! Él es todopoderoso. Vale. Pero tal vez nos equivocamos si pensamos que Dios se basta por sí solo. Sí y no.

No sé muy bien cómo explicarlo pese a tenerlo claro en mi corazón. Espero que lo hayáis entendido…

Un abrazo fraterno

Encomienda a Dios tus afanes (Sal 54)

Mucha gente le pide a Dios que le resuelva los problemas. La vida es dura y difícil. Hay quien parece no haberse enterado todavía. Dios no pone ni quita cosas. Pero lo que dice el salmo hoy es distinto: pedirle a Dios que cuide de mi, de mis propósitos, de mis proyectos, de mis sueños… que me cuide en lo que el día traiga a bien aportar…

Por otro lado es algo obvio. No puedo creer que si no se lo pido Dios me abandone pero creo que el efecto de pedirlo es más en personal: es la actitud de pedir ser cuidado, reconocer que necesito ser cuidado, sentir que me cuidan. Ese efecto es renovador, balsámico y transformador… ¿O no?

Un abrazo fraterno