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Promesa a un papá atribulado #mioracióndehoy

El Evangelio de hoy es duro, muy duro. Y conocido, muy conocido. Así que mi oración de hoy la he centrado en el salmo.

¡Qué preciosidad de salmo! ¡Me viene al pelo para empezar con fuerza este curso nuevo que se avecina con sus dificultades y sus retos! Habla del temor de Dios y de los frutos que tendrá quién teme. ¡Temor de Dios! Es, sin duda, una expresión que no se lleva y que produce, así a primeras, sentimientos agridulces. Cuando la entendí, hace ya algún tiempo, ¡me pareció tan bonito lo que expresa! El santo temor de Dios es el temor a quedarnos sin Él, a separarnos de su presencia, a hacer la vida a sus espaldas.Por eso ¡hay que temer! ¡Hay que mantener ese temor siempre encendido! La promesa del salmo es palabra del Padre: pégate a Dios, protégelo, cuida su presencia en tu vida, camina sus caminos… y los frutos serán abundantes.

El Señor me ha regalado el don de confiar en su Palabra y yo, leo esto, y me lo creo tan en lo profundo que llena mi alma de paz. Me anima a seguir construyendo mi familia, con sus dificultades y sufrimientos. Me anima a seguir enseñando la fe a mis hijos. Me anima a seguir luchando por crecer en amor en mi matrimonio. Me anima a seguir mirando al prójimo y responder a sus necesidades. Me anima a vivir austero y cercano al pobre. Me anima a rechazar mucho bienestar del mundo e invertir en bienestar eterno. Me anima a terminar mi carrera y luchar por mi vocación. Me anima a orar con perseverancia y a asistir a la Eucaristía. Me anima a poner mi vida en sus manos… ¿Hay mayor bendición que esta? Lo rezo y se minimizan las preocupaciones. No sé cómo pagar esa operación dental, ni si llegará el dinero para la flauta travesera del niño, ni si acertaremos en los detalles de la educación del día a día… Todo queda en sus manos. 

Como la primera lectura, repito para terminar «que el Señor de la paz nos dé la paz siempre y en todo lugar». La necesitamos.

Un abrazo fraterno

Dios me afecta (Deuteronomio 10, 12-22)

Temor_de_Dios_2El temor de Dios… Tema complejo el que saca a la palestra la primera lectura de hoy. Os comparto un texto de Anselm Grün, que encontré en un libro suyo que acabo de terminar. Me sirve para mi oración de hoy y espero que os sirva a vosotros también.

«Tener temor de Dios significa sentirse afectado por Dios. Yo hago que las cosas de Dios me afecten. Estoy sensibilizado para las cosas que Dios me ha dado, las trato con cuidado y respeto.

Santa Hildegarda de Bingen pintó el temor de Dios en forma de una mujer que en todo su cuerpo no tenía más que ojos. Era la mujer cuidadosa que, con todo su cuerpo, atiende a las cosas que la rodean, que ve a Dios en todo y que hace que en todo sea Dios quien la mueva y afecte […].

El temor de Dios libra de la angustia humana […], me libra de la actitud morbosa de estar pensando siempre en mí mismo, de la angustia que siento por mí y por mi éxito. El que teme a Dios llega a estar libre de la angustia ante el posible fallo, ante el posible fracaso, ante la posible crítica. El temor de Dios me libera para que yo, libre de mí mismo, vea los hombres y las cosas desde el punto de vista de Dios.«

Un abrazo fraterno