Todos se llenaron de temor (Lucas 7, 11-17)

Cómo somos las personas… que nos llenamos de temor cuando sucede algo extraordinario, imprevisible e inexplicable… por muy bueno que sea. Creo que esa emoción de las personas del Evangelio de hoy la hemos sentido todos alguna vez. Es como si dijéramos el miedo a que las cosas salgan… Extraño pero real. ¿Nunca lo has experimentado?

Miedo a que te elijan a ti para ese trabajo, miedo a que te den un premio, miedo a que tu hijo sea realmente puntero en algo y sobresalga por encima del resto, miedo al compromiso por muy claro que tengas que ya estás comprometido en cierta manera… ¿Por qué será? ¿Es que preferimos vivir en la mediocridad, en la desgracia media por la que poder quejarnos, en la tranquilidad de no sentirnos obligados a algo…?

Dios a veces actúa y da miedo. Tal vez nos asusta sentirnos amados tan profundamente siendo lo que somos. Nos asusta y nos compromete hasta la médula.

Un abrazo fraterno

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