Tu fe te ha curado (Mt 9, 18-26)

Después de una larga ausencia debida al nacimiento de mi hija Inés, hoy vuelvo a compartir la Palabra. Y es una Palabra que me alegra enormemente compartir. La leí en reunión de comunidad y esa frase de «Tu fe te ha curado» resonó durante todo el tiempo de oración.

Si me permito completar la frase con un paréntesis seré capaz de compartir mejor lo que pretendo decir.
«Tu fe (en mi) te ha curado» es una posible interpretación de la frase. Muchos la habrán entendido así.
«Tu fe (en que podías curarte) te ha curado» es otra posible interpretación. Yo, hoy, la he leido y orado desde aquí.
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Me parece tremendamente bonito creer en un Dios que cree en mi. No es Él quién me cura sino yo. Es mi actitud, mis decisiones, mi esperanza, mis ganas de cambiar, mis ansias de felicidad, mi determinación a cerrar mis propias heridas. Y Jesús me da ese protagonismo. Jesús hoy me dice que tengo capacidad para curarme y ser feliz. Jesús me dice que es mi fe en esa curación la llave del cambio.

También me surge, pues, la pregunta de ¿qué pinta Jesús en todo esto si soy yo y mis capacidades las que cambian mi vida, si es mi actitud la que importa? Y, en oración, llegué a la conclusión de que Jesús suscita, de que el amor de Dios provoca la necesidad de cambio, de que la mirada de Jesús y su llamada despiertan en mi algo dormido, susurran en mi palabras necesarias.

El milagro no es que Jesús me cure sino el que sea capaz de haber inyectado en mi vida la necesidad de estar sano, pleno y feliz.

Un abrazo fraterno

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