Una vez salió un sembrador a sembrar… (Mateo 13, 1-9)

El relato del sembrador es ya un clásico evangélico. Pero no por clásico deja de tener aspectos nuevos que uno descubre cada vez que lo ora. Durante mucho tiempo y muchas veces siempre me he puesto en el lugar del sembrador, ayuda del Padre, que como catequista, monitor… etc… difunde la Palabra entre aquellos con los que se encuentra en su camino.

Hoy me pongo en el otro lado. ¿QUÉ TERRENO SOY? ¿CÓMO PREPARO MI TERRENO? ¿LO ADECUO PARA LA SIEMBRA? El sembrador sale y yo debo tener mi tierra lista. Debo de frecuentar la oración, profundizar en quién soy, buscar momentos de silencio interior, vivir con profundidad la amistad, el matrimonio, la paternidad, la fraternidad… O hago consciente estas necesidades y tomo acciones necesarias al respecto o el sembrador saldrá y encontrará en mi terreno pedregoso o espinoso… Y eso… NO ME LO PUEDO PERMITIR.

Un abrazo fraterno

0 comentarios
  1. Fausto Meglio
    Fausto Meglio Dice:

    me encantó esta reflexión. y me hizo pensar en mi y aquellos que dicen no tener propiedades. (casa, departamento, etc.) la verdad que tengo una propiedad! es un gran campo. y hay mucho por hacer. empezar de a poquito a sacar la piedras y espinas para que pueda recibir la Palabra de Dios!
    Tienes tu también un Campo. prepáralo que pronto dará mucho fruto para repartir a otros!!!
    un gran abrazo, Fausto Meglio

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