Defender la Verdad… #quédifícil (Macabeos 1,10-15.41-43.54-57.62-64)

PROTESTA FEMENLlevo dos días hablando del aborto, del derecho de las personas, de la libertad, de violencia soterrada… Es en facebook y en twitter, entre amigos y desconocidos. No es fácil. No es fácil encontrar puntos comunes desde donde conversar con tranquilidad. Twitter no es buen lugar para conversar y proponer determinados planteamientos de manera adecuada. En facebook está siendo más rico porque las personas nos respetamos y escuchamos. Lo que percibo es que hay ya ideas tan arraigadas que poca gente se plantea más allá. No nos gusta que nos impongan pesos morales y criterios y principios pero, a la vez, nos hemos dejado imponer unas cuantas. Nos las han impuesto de manera subterránea, como hablando de otra cosa, defendiendo unos supuestos valores… Difícil, muy difícil.

No es sencillo mantenerse firme en determinadas posturas hoy. Ser cristiano conlleva una serie de grandes dificultades en la sociedad actual. Muchos deciden adaptarse y me parece bien. Pero esa adaptación no puede hacerse a nivel de principios, ideas, etc. Debe hacerse a nivel de formas, de maneras, de planteamientos secundarios, de acercamiento al otro, … de muchas cosas ¡pero no de todas!

Me cuesta, me cuesta mucho. Jesús fue un gran maestro es defender principios, en dar luz a la Verdad y, a la vez, en no imponer, destruir personas, condenar, etc. Rezo para parecerme a él y para que, en este intento, no me convierta yo en quién no quiero ser. Que el Señor acoja mi ruego y ponga palabras en mi boca.

Un abrazo fraterno

#GobernantesSantos (Sabiduría 6, 1-11)

Terrible. Durísima primera lectura. ¿Eres gobernante? ¿Príncipe? ¿Director de algún departamento? ¿Jefe de alguien? ¿Encabezas algún grupo? ¿Obispo, párroco, catequista? Vaya escalofrío. ¡Qué advertencia la de Dios! ¡Cuánto darías hoy por ser uno de esos ciudadanos humildes, un hombre o una mujer agobiado con su día a día y lleno de preocupaciones, un niño desvalido!

ObispoBangassou1Dios deja claro algo que mi madre siempre me decía de pequeño: Dios no pide a todos por igual. A mayor altura, mayor responsabilidad. Es algo que parece que no va en el contrato pero sí, para Dios sí. Dios impone un «programa de gobierno» a todo aquel que alcanza ciertas responsabilidades de mando. Las palabras del salmista exponen ese «programa»:

«Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable.»

¡Ay de ti si te apartas de ese programa divino! ¡Ay de ti si eres infiel a la autoridad que se te ha confiado! ¡Ay de ti! Dios siempre hace justicia, en esta vida o en la siguiente. Más te vale haber gobernado con santidad y no haberte dejado llevar por el poder, el dinero, la corrupción, el escándalo…

¿Y yo? ¿Nada tiene que ver conmigo esta lectura de hoy? No soy rey, ni presidente del gobierno, ni jefe de empresa… pero estoy en un Consejo de la Fraternidad, soy presidente de un AMPA, responsable de una clase, padre de familia… Tengo mi responsabilidad y mi autoridad en diferentes ámbitos y, en lo pequeño, se espera de mí lo mismo que en lo grande. Se espera la capacidad de dar gracias, como el leproso del Evangelio, de sentirme bendecido por el Padre, de saberme enviado y de vivir desde la convicción de que, como decía el protagonista de Spiderman, un gran don conlleva una gran responsabilidad.

Un abrazo fraterno

La gente… vaya con la gente… (Sabiduría 2, 23-3, 9)

Cómo estoy disfrutando las lecturas de estos días del Libro de la Sabiduría. Qué bellas palabras del señor para todos nosotros…

wallly-2La gente… y los justos. La gente… Ese runrún del ambiente con el que cada uno tiene que luchar y convivir. No es fácil ¿verdad? Esas voces, numerosas y molestas, que intentan que vayamos por otro sitio. La gente… ¡qué poco entiende la gente de lo que yo soy y siento! La gente no entiende mi planteamiento de vida. La gente me considera un héroe temerario por tener tres hijos. La gente habla en los pasillos y en las puertas de todo lo que no le gusta pero no dan un paso adelante para cambiar nada. La gente clama justicia mientras se llenan de cosas y más cosas. La gente no entiende de sacrificio, de lucha, de cruz. La gente no va contracorriente porque se ha abandonado a ella hace tiempo. La gente quiere poder, ascensos, altos sueldos y no entiende que otros funcionemos desde otro sitio. La gente acusa pero ama poco. La gente habla de oídas pero, en realidad, no quiere escuchar mi historia ni la tuya. La genteLa gente afronta la muerte con desesperanza porque no creen que seguimos vivos. La gente no entiende mi firmeza o mi serenidad antes momentos duros de la vida. La gente no cree que todavía haya personas buenas que dan sin esperar nada a cambio. La gente… También hay gente dentro de la Iglesia, murmuradores, acusadores, lapidadores, carreristas… También cuesta tenerlos al lado, tantas veces lastre…

Vivo rodeado de esa gente. Soy probado en ellos y por ellos. Soy llamado también a colaborar en su salvación y a amarlos. Pero no es fácil muchas veces. La gente no quiere ser salvada. No me considero mejor que ellos. No me considero menos necesitado del amor y el perdón de Dios. Pero no me considero de ellos. Así de claro. No me considero gente… No creo que sea presunción ni vanidad. Al revés.

Hoy, especialmente, me acuerdo también de mis hermanos filipinos y hago mías las palabras del salmista: «el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos».

Un abrazo fraterno

El cristiano no es retorcido (Sabiduría 1, 1-7)

Hoy no soy capaz de centrarme con estas lecturas. ¡Hablan de tantas cosas! El Evangelio, ni más ni menos, habla de perdón, de escándalo, de fe… ¡Vaya batiburrillo! No acerco a escuchar nada en particular del Señor hacia mí, hoy, con ese Evangelio. Y es, tal vez, con la primera lectura, con la que mi oración se centra más.

monje en oracionPensamientos enrevesados, estratagemas, razonamientos retorcidos… Me veo reflejado. A veces abandono la senda del Señor, de la caridad y la humildad, y me dejo ir en discusiones y debates donde lo único que se pone en juego es mi ego y la mi capacidad por salir victorioso de la batalla dialéctica. No parece ser algo de Dios sino más bien una de las tantas trampas con la que el maligno me enreda y me hace alejarme de la santidad.

La vida con el señor, junto al Señor, es muy exigente y, a la vez, muy sencilla. El amor siempre se abre y va de frente. El amor es sencillo y no se toma la vida y el compartir como una batalla. El amor del cristiano no sabe de juegos de poder y, por eso, es humillado tantas veces. ¡Cuánto me cuesta ser humillado! ¡Cuánto me cuesta ofrecer esa humillación!

Gracias por tu Palabra, hoy, Padre. Gracias por enseñarme el camino de aquello que esperas de mí. Gracias por animarme a contar antes de hablar, a amar a la persona que tengo delante, a escucharla y acogerla. Vamos a intentarlo una vez más, sin desfallecer.

Un abrazo fraterno

Fidelidad… esa virtud trasnochada (Salmo 99)

FIDELIDAD

Es una de la palabras del idioma castellano que más me gustan. No tanto por su sonoridad o construcción sino por aquello que representa, aquello que sugiere, aquello que expresa.

best-friendFIDELIDAD. Dios es fiel, dice el salmo. Está. Cumple su promesa de amor, siempre. Es leal. No se muda. No desaparece. Lo tengo siempre a mi lado. Protegiéndome. Queriéndome. Salvándome. Iluminándome. Acompañándome. Fortaleciéndome. Eso me hace más fuerte.

¿Y yo? ¿Soy fiel? ¿Fiel a Dios? ¿Fiel a mi mismo? Lucho por ello. Creo que, pese a mis bandazos, a mi pecado, a mis traiciones… intento ser fiel. Fiel y leal también a la Iglesia.

Parece una tontería pero creo que es algo que no es muy común hoy en día, ni siquiera entre los hermanos de fe. Asisto horrorizado en twitter a ataques, insultos, desprecios, chanzas, mofas entre nosotros… Siento vergüenza ajena y me apena enormemente. Nos debemos fidelidad unos a otros. Fidelidad, respeto, amor.

Hoy comienzan tres proyectos que requerirán la fidelidad del Señor y la mía propia: Comienzo a impartir una pequeña materia en la Universidad de Comillas (#livingcomillas), tengo la entrevista con la más que probable directora de mi proyecto universitario y damos salida a la creación de unos nuevos estatutos para la nueva Fraternidad Provincial de los Escolapios. Cuento con el mejor consejero, con el mejor guardián.

Un abrazo fraterno

Dios me habla. Y da vértigo… (Jeremías 1, 17-19)

Releo y releo…

Lectura de cabecera para mi esta de Jeremías y toque de atención, revolcón… antes todo eso que me da tanto miedo como para seguir dilatando el descubrir si es Dios quien me llama.

Releo y releo. Poco más puedo decir hoy. Releo, escucho, contemplo.

«Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. 
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte,
en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. 
Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.»

Un abrazo fraterno

pedir (WinCE)

Ámame amando (Salmo 145)

Amara a Dios y al prójimo. Esa es la Ley. ¿Cómo? Cógete el salmo 145 de hoy y ponlo en lugar bien visible de tu casa. Que su lectura te lleve, poco a poco, a su cumplimiento. Que seamos signo de ese amor de Dios a cada hombre, a cada mujer.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente, amar
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.

El Señor abre los ojos al ciego,.
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.

Un abrazo fraterno

Tu Señor te llama a la batalla (Jueces 6, 11-24a)

«Si el Señor está con nosotros… ¿por qué?»

Parece que pocas cosas han cambiado en el razonamiento de los hombres. No entendemos por qué soportamos tantas desgracias y calamidades, nosotros, que se supone que somos los protegidos de Dios. ¿Por qué? Es una pregunta clásica, legítima, lógica… Es difícil entender a Dios muchas veces. Es muy duro aceptar la realidad y su silencio.hobbit

Pero la respuesta de Dios no deja de ser sorprendente: primero apela a nuestra valentía y luego nos llama a salir a luchar, enviados por Él, con nuestras propias fuerzas. La solución está puesta encima de la mesa, por más que no nos la queramos creer, no nos guste, nos parezca ilusa…

Seguimos pataleando y clamando al cielo para que nos dé una solución a nuestros problemas cuando la solución ya está dada. Pero no es fácil, ni cómoda. No nos gusta. Preferiríamos que una legión de ángeles intercediera en las guerras para alcanzar la paz. Querríamos que Jesús mismo tocara a cada enfermo, a cada pobre… para curarles, para colmarles de bienes. Seguimos esperando el milagro divino EN LUGAR DE HACER LO QUE SE NOS HA DICHO.

La solución de Dios es solución. Es verdad: no va a bajar a actuar directamente, pero nos ha dicho: tú eres el ángel, tú eres Yo. Sal ahí. Yo te capacitaré, de protegeré, te ayudaré… «No morirás» nos dice el Señor.

No hay escapatoria. En nuestras manos tenemos la solución de los problemas, en clave de Dios, claro. Los milagros, tenemos que procurarlos nosotros. El Señor llama a los valientes a la batalla. No importa su tamaño ni su importancia. Sólo su valentía y su confianza.  ¿Quién está con él?

Un abrazo fraterno

El draft del cristiano. ¿Dios es el primero? (Jueces 2, 11-19)

Muy clarificadoras las lecturas de hoy. El Evangelio, de sobra conocido: el joven rico. La primera lectura: tremenda introducción al Evangelio.

Seguir a Jesús no consiste en cumplir una serie de normas sino en haber interiorizado, para luego vivir desde ahí, el espíritu de la Ley: amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. En la primera lectura nos lo deja muy claro el Señor: Israel hizo lo que más desagradaba a Dios, abandonarlo e irse con otros dioses, con los dioses paganos. No deja de ser exactamente lo mismo que le pasa al joven rico en el Evangelio: gran cumplidor de normas pero adorador del dios-dinero, adorador y esclavo.

Seguir a Jesús es más difícil de lo que parece. Más difícil y más sencillo, por más que algunos en la Iglesia sigan empeñándose en trasmitirnos este seguimiento como un mero repaso a si cumplo o no cumplo. Evidentemente, no hace falta ser muy listo: cumplir los mandamientos nos acerca al Espíritu de la Ley. Lo curioso es que Jesús los resumió en un solo: el mandamiento del amor y ahí casi nadie se confronta. espirituley

Amar a Dios sobre todas las cosas no es sólo decirlo. ¿Vivo así? ¿Pongo a Dios de primero en todo? ¿A la hora de mis apetencias, de mis decisiones laborales, de mi elección de vida? ¿Respondo a sus llamadas? ¿Pongo en práctica lo que me pide? ¿Soy esclavo de otros dioses paganos y mundanos como la tecnología, el dinero, el poder, el reconocimiento, la clase social, el placer? ¿Voy a verle? ¿Hablo con Él? ¿Le cuido, le mimo, le escucho?

¿Y mi prójimo? ¿Qué hay de mi familia? ¿Todo bien? ¿Y los pobres de mi barrio, de mi edificio, de mi entorno? ¿Salgo a su encuentro? ¿Los visto, los alimento, los dignifico, los amo? ¿O sólo les doy limosna? ¿Dedico tiempo a otros? ¿Está mi vida en clave prójimo? ¿Me involucro en las vidas de los que sufren a mi alrededor? ¿Soy luz para ellos?

Mucho es lo que me sugiere la Palabra de hoy y mucho lo que tengo que revisar. Por lo de pronto, me viene fenomenal en este comienzo laboral tras las vacaciones.

Un abrazo fraterno

Dios me afecta (Deuteronomio 10, 12-22)

Temor_de_Dios_2El temor de Dios… Tema complejo el que saca a la palestra la primera lectura de hoy. Os comparto un texto de Anselm Grün, que encontré en un libro suyo que acabo de terminar. Me sirve para mi oración de hoy y espero que os sirva a vosotros también.

«Tener temor de Dios significa sentirse afectado por Dios. Yo hago que las cosas de Dios me afecten. Estoy sensibilizado para las cosas que Dios me ha dado, las trato con cuidado y respeto.

Santa Hildegarda de Bingen pintó el temor de Dios en forma de una mujer que en todo su cuerpo no tenía más que ojos. Era la mujer cuidadosa que, con todo su cuerpo, atiende a las cosas que la rodean, que ve a Dios en todo y que hace que en todo sea Dios quien la mueva y afecte […].

El temor de Dios libra de la angustia humana […], me libra de la actitud morbosa de estar pensando siempre en mí mismo, de la angustia que siento por mí y por mi éxito. El que teme a Dios llega a estar libre de la angustia ante el posible fallo, ante el posible fracaso, ante la posible crítica. El temor de Dios me libera para que yo, libre de mí mismo, vea los hombres y las cosas desde el punto de vista de Dios.«

Un abrazo fraterno