Dadles vosotros de comer (Lc 9, 11b-17)

Los apóstoles se querían quitar un problema de encima cuando le pidieron a Jesús que mandara a la gente a su casa. No querían meterse en jardines de los que después no sabrían cómo salir. Mejor no tener el problema que enfrentarlo. No vaya a ser que me salpique… muy típico, un clásico.

El mundo hoy sigue teniendo problemas. Y muchas veces yo sigo mirando a otro lado como si el tema no fuera conmigo. No vaya a ser que me acabe salpicando. Otra posibilidad razonable es sacar la imagen del «Dios-Harry Potter» a relucir y pedirle que saque su varita mágica y arregle de un plumazo todo lo que no funciona en mi vida y en mi sociedad. No suelo hacerlo pero es tentador…

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La propuesta del Señor es mucho más comprometedora: Santi, soluciona tú el problema. Cura tú la herida. Pronuncia tú la palabra necesaria. Lleva tú la alegría adonde falta. Da tú de comer. Abre tu casa y tu corazón. Por tus dones al servicios. Lo que tienes, dálo. Y cree que tal vez, tal vez, el problema se solucione. El bien, la confianza, el optimismo… son muy contagiosos. Empieza tú y todo acabrá por salir… Prueba…

Un abrazo fraterno

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