El que quiera ser primero, sea esclavo de todos (Mc 10, 32-45)

A veces creo que sobredimensiono este Evangelio. Me tomo eso de ser esclavo de todos de una manera muy melodramática cuando es algo de fácil puesta en práctica, de sencilla puesta en práctica. Tal vez por eso me monte esas películas tan suntuosas de sacrificios y entornos necesitados de mi humildad…
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Hoy veo que donde primero tengo que aplicar eso es en mi casa, con mi mujer y mis hijos. Estar al servicio en casa es algo de lo que me olvido a veces buscando estar al servicio de otros. Mi vocación fundamental es mi vida matrimonial y mi familia. Mi mujer y mis hijos deben ser los primeros receptores de mi «darme» y ser constructores conjuntos de la parcela de Reino que nos ha tocado. Pero no puedo olvidarme de esto. No puedo ir buscando grandes tareas, grandes grupos de necesitados, grandes obras de caridad si no soy capaz de ser radical en el evangelio de puertas para adentro. Esto es lo que escucho. No elegí ser misionero, ni cura, ni religioso. Elegí ser marido y padre. Mi «todos» lo tengo bien cerca…

Un abrazo fraterno

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