Desobedecieron el decreto real (Dn 3, 14-20.91-92.95)

Tremenda la historia que nos cuenta hoy el pasaje de Daniel. Es la historia de unos hombres que desobedecieron un decreto real asumiendo plenamente las consecuencias.

 Creo firmemente que hoy el mundo también nos quiere imponer una serie de «decretos reales»:
     – Relativismo generalizado. Parece que todo sirve, que depende…
     – Que la imagen es más importante que el interior…
     – Que hay que ser una persona exitosa laboralmente, tener un buen sueldo, un buen puesto y ser ambicioso como sea…
     – Que es más importante el tener que el ser, que hay que estar a la última y disponer de lo que sale al mercado…
     – Que no podemos elegir libremente el colegio de nuestros hijos…

Y a nivel de Iglesia ese decreto no escrito de «no pienses, no sientas… sigue la norma, déjate guiar» en lugar de enseñar a la gente a ser libre, de proveerle de herramientas para ser capaces de crecer, discernir, elegir y buscar su camino a Dios…
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Hoy me miro en los hombres de los que habla Daniel. Sin violencia. Sin tumulto. Sin revolverse. Sin aspavientos. Desobedecieron el decreto real con firmeza, confianza en el Padre, seguridad, coherencia. Esto es lo que queda. Menos volutas en el capitel y más firmeza en la estructura. Menos ladrillos vistosos y elementos decorativos y más pilares. El mundo hoy necesita pilares, cimientos. Que otros hagan el papel de minaretes o campanarios.

Un abrazo fraterno

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